Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE DICIEMBRE. Daniel 11,12

11

1Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.

 Los reyes del norte y del sur

2Y ahora yo te mostraré la verdad. He aquí que aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas más que todos ellos; y al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia. 3Se levantará luego un rey valiente, el cual dominará con gran poder y hará su voluntad. 4Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; no a sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó; porque su reino será arrancado, y será para otros fuera de ellos.

5Y se hará fuerte el rey del sur; mas uno de sus príncipes será más fuerte que él, y se hará poderoso; su dominio será grande. 6Al cabo de años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, ni permanecerá él, ni su brazo; porque será entregada ella y los que la habían traído, asimismo su hijo, y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo.

7Pero un renuevo de sus raíces se levantará sobre su trono, y vendrá con ejército contra el rey del norte, y entrará en la fortaleza, y hará en ellos a su arbitrio, y predominará. 8Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y por años se mantendrá él contra el rey del norte. 9Así entrará en el reino el rey del sur, y volverá a su tierra.

10Mas los hijos de aquél se airarán, y reunirán multitud de grandes ejércitos; y vendrá apresuradamente e inundará, y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. 11Por lo cual se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; y pondrá en campaña multitud grande, y toda aquella multitud será entregada en su mano. 12Y al llevarse él la multitud, se elevará su corazón, y derribará a muchos millares; mas no prevalecerá. 13Y el rey del norte volverá a poner en campaña una multitud mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá apresuradamente con gran ejército y con muchas riquezas.

14En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur; y hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán para cumplir la visión, pero ellos caerán. 15Vendrá, pues, el rey del norte, y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. 16Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder. 17Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá éxito. 18Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. 19Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.

20Y se levantará en su lugar uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en batalla. 21Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos. 22Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto. 23Y después del pacto con él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente. 24Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo. 25Y despertará sus fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición. 26Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos. 27El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. 28Y volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra.

29Al tiempo señalado volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera. 30Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto. 31Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora. 32Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. 33Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. 34Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. 35También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo.

36Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá. 37Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá. 38Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. 39Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra.

40Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. 41Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. 42Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. 43Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán. 44Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. 45Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.

 El tiempo del fin

12

1En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. 2Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. 3Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. 4Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

5Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. 6Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? 7Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. 8Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? 9El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. 11Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. 13Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. Amen.


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE DICIEMBRE 3 Epístola de San Juan Apóstol

TERCERA EPÍSTOLA DE SAN JUAN APÓSTOL

 Salutación

1

1El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. 2Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.

 Elogio de la hospitalidad de Gayo

5Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, 6los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. 7Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. 8Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.

 La oposición de Diótrefes

9Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. 10Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.

 Buen testimonio acerca de Demetrio

11Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 12Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.

 Salutaciones finales

13Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, 14porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara.

15La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular. Amen. Rv


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE DICIEMBRE. Daniel 11,12

Capítulo 11

11.2 El mensajero angélico estaba revelando el futuro de Israel (véase 10.20, 21). Sólo Dios puede revelar tan claramente el futuro. La obra de Dios no sólo afecta el panorama general de la historia, sino que además se centra en los detalles intrincados de la vida de la gente. Y sus planes, ya sean para las naciones o para los individuos, son inconmovibles.

11.2 El cuarto rey Persa puede haber sido Asuero (486–465 a.C.), quien lanzó un ataque contra Grecia en 480 (Ester 1.1).

11.2ss Los medopersas derrotaron a Babilonia. La Grecia de Alejandro Magno derrotó a los medopersas y conquistó la mayor parte de las tierras del Mediterráneo y del Oriente Medio. Después de la muerte de Alejandro, el imperio se dividió en cuatro partes. Los tolemaicos se apoderaron del sur de Palestina, y los seléucidas tomaron la parte norte. Los versículos 1–20 muestran el conflicto entre los tolemaicos y le seléucidas por el control de Palestina del 300 al 200 a.C. Los versículos 21–35 describen la persecución de Israel bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes. De los versículos 36–45 la profecía cambia al fin de los tiempos. Antíoco IV sale del cuadro y el anticristo de los últimos días se vuelve el centro de atención.

11.3 Este poderoso rey de Grecia es Alejandro Magno, quien conquistó el imperio medopersa y construyó un enorme imperio en sólo 4 años. 

11.4, 5 Con el tiempo el imperio de Alejandro Magno se dividió en cuatro naciones. Estas cuatro naciones más débiles incluían las siguientes regiones: (1) Egipto, (2) Babilonia y Siria, (3) Asia Menor y (4) Macedonia y Grecia. 

11.6, 7 Estas profecías parecen haberse cumplido muchos años después en las guerras seléucidas entre Egipto y Siria. En el año 252 a.C., Tolomeo II de Egipto («del sur») dio a su hija Berenice en matrimonio a Antíoco II de Siria («del norte») para concluir un tratado de paz. Sin embargo, la primera esposa de Antíoco II, Laodice asesinó a Berenice en Antioquía. Tolomeo III, hermano de Berenice, ascendió al trono egipcio y declaró la guerra a los seléucidas para vengar el asesinato de su hermana.

11.9-11 El rey de Siria («del norte») es Seleuco II y el rey de Egipto («del sur») es Tolomeo IV.

11.13 Este rey del norte es probablemente Antíoco III (el Grande). Tomó muchas ciudades egipcias (11.15) y se estableció en Israel («la tierra gloriosa», 11.16) . Los romanos lo derrotaron más tarde en Magnesia (11.18).

11.17 El invasor, Antíoco III, trató de hacer las paces entre Egipto y Siria dando a su hija en matrimonio a Tolomeo IV Epífanes de Egipto, pero el plan fracasó.

11.20 Este sucesor es Seleuco IV, sucesor de Antíoco III. Envió a Heliodoro para robar y profanar el templo de Jerusalén.

11.21 Seleuco IV fue sucedido por su hermano, Antíoco IV Epífanes, quien se congració con los romanos.

11.27 Estos dos reyes traicioneros fueron probablemente Antíoco IV de Siria y Tolomeo VI de Egipto. La traición y el engaño son armas que los que codician poder utilizan para colocarse por encima de los demás. Sin embargo, cuando dos codiciosos tratan de hacerse esto, el juego se convierte en un proceso autodestructivo en que se debilitan ambos. También es fútil, pues Dios tiene el poder en sus manos.
11.29, 31 Antíoco IV Epífanes invadiría otra vez «el sur», pero las naves enemigas lo obligarían a retirarse. En su retirada saqueó a Jerusalén, profanó el templo, y detuvo los sacrificios. El santuario fue contaminado cuando Antíoco IV Epífanes sacrificó puercos en un altar erigido para honrar a Zeus. De acuerdo con la ley judía, los cerdos eran inmundos y no debían tocarse ni comerse. Sacrificar un cerdo en el templo era el peor insulto que un enemigo podía hacer a los judíos. Esto ocurrió en 168–167 a.C.

11.32 La referencia puede ser a Menelao, el sumo sacerdote a quien Antíoco llegó a conquistar y que conspiró con él contra los judíos leales a Dios. «El pueblo que conoce a su Dios» pudieran ser los macabeos y sus simpatizantes; sin embargo, puede haber otro cumplimiento en el futuro.

11.33,34 Los momentos de prueba nos recuerdan nuestra debilidad e incapacidad para enfrentar dificultades. En esos momentos buscamos respuestas, liderazgo, dirección clara. Cuando viene la prueba, la Palabra de Dios interesa incluso a quienes en tiempos mejores nunca la mirarían. Los creyentes debemos entonces prepararnos para aprovechar las oportunidades de hablar de la Palabra de Dios en tiempos de necesidad. También debemos prepararnos para la persecución y el rechazo si enseñamos y predicamos.

11.35 El mensajero de Dios describe un tiempo de prueba cuando incluso los creyentes dotados pueden tropezar. Esto puede significar (1) caer en pecado, (2) volverse temeroso y perder la fe, (3) por error seguir una enseñanza equivocada, o (4) experimentar un sufrimiento severo y el martirio. Si resistimos y perseveramos en la fe, esta experiencia sólo nos refinará y nos hará más puros. ¿Esta usted pasando por tribulaciones? Reconózcalas como oportunidades por medio de las cuales Dios lo puede refinar.

11.36-39 Estos versículos pueden referirse a Antíoco IV Epífanes, a Tito Vespaciano o al anticristo. Alguno de estos hechos pueden haberse cumplido ya, y otros se cumplirán en el futuro.

11.38 Se cree que el «dios de la Fortaleza» se refiere a Júpiter o Zeus. La implicación es que el rey hará de la guerra su dios. Más que todos sus antepasados, librará guerras y glorificará sus horrores.

11.40 La profecía da una vuelta aquí. Antíoco IV se desvanece de la vista y el anticristo de los últimos días se convierte en el centro de atención desde este punto hasta el final del libro de Daniel.
11.45 «El monte glorioso y santo» es el Monte de Sion o la ciudad de Jerusalén.

Capítulo 12

12.1 Gran sufrimiento le espera a Israel. Esta forma de describir el futuro también la utilizaron Jeremías (Jeremías 30.7) y Jesús (Mateo 24.21ss). Aun así el gran sufrimiento se ve suavizado por una gran promesa que brinda esperanza a todos los creyentes.

12.2. Esta es una referencia clara a la resurrección del justo y del malvado, si bien el destino eterno de cada uno será muy diferente. Hasta este momento no era común la enseñanza acerca de la resurrección, aun cuando todo israelita creía que un día sería incluido en la restauración del nuevo reino. Esta referencia a una resurrección corporal de salvos y condenados se apartaba notablemente de la creencia común. (Si desea otras referencias acerca de la resurrección en el Antiguo Testamento, véase además Job 19.25, 26; Salmo 16.10 e Isaías 16.19.)

12.3 Mucha gente trata de ser «estrellas» en el mundo efímero del espectáculo, sólo para descubrir que su condición de estrella es temporal. Dios nos dice cómo podemos ser «estrellas» eternas: siendo sabios y enseñando la justicia de Dios. Si hablamos del Señor a otros seremos estrellas bellas y radiantes a la vista de Dios.

12.4 Cerrar las palabras y sellar el libro quiere decir guardarlo y conservarlo bien. Debía hacerse para que los creyentes a través de las edades pudieran mirar atrás a los hechos de Dios en la historia y cobrar esperanza. Daniel no comprendió el significado exacto de los tiempos y los hechos de su visión. Nosotros podemos ver los hechos conforme se van sucediendo, porque estamos en el «tiempo del fin». No se comprenderá el libro entero hasta el clímax de la historia de la tierra.

12.7 «Tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo» pudiera equivaler a «un año, dos años y medio año». En otras palabras, tres años y medio. Pudiera tomarse literalmente o en sentido figurado.

12.7 «El poder del pueblo santo» parece ser aplastado una y otra vez a lo largo de la historia. El propósito recurrente de Dios es quebrantar la soberbia y la autosuficiencia de su pueblo y llevarlos a aceptarlo como Señor.

12.10. Las pruebas y las persecuciones tienen muy poco sentido cuando estamos en medio de ellas. Sin embargo, nos pueden purificar si estamos dispuestos a aprender de ellas. Después de sobrevivir un tiempo difícil, procure sacar de él lecciones para el futuro. Véase Romanos 5.3–5 en cuanto a los propósitos de Dios y el sufrimiento.

12.11 La «abominación desoladora» establecida en el templo se refiere al altar de Zeus que Antíoco IV Epífanes colocó en el Templo y en el que sacrificó cerdos. Algunos piensan que tendrá un cumplimiento doble y que se refiere al anticristo o a uno de sus actos horribles de maldad. Muy probablemente, esto y las predicciones de la primera parte del capitulo se refieren específicamente a Antíoco IV Epífanes, y luego la profecía cambia al tiempo del fin.

12.11,12 O estos son cálculos adicionales que se relacionan con la persecución de los judíos bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes, o se refieren al tiempo del fin. La cancelación de los sacrificios diarios significa la cancelación de la adoración al Dios verdadero y también la opresión de los creyentes. Hay mucha especulación acerca de estos números. Lo importante es que este tiempo de persecución tendrá final, que Dios lleva las riendas de todo, y que triunfará sobre el mal.

12.13 Se le reitera a Daniel la promesa de la resurrección. Algún día vería el cumplimiento de sus palabras, pero no debía pasarse el resto de la vida preguntándose lo que significaban aquellas visiones. Debía descansar en la seguridad de la soberanía de Dios y esperar el tiempo en que compartiría la vida eterna con Él. Dios no nos revela todas las cosas en esta vida. Debemos contentarnos con el panorama parcial que nos da hasta que quiera que veamos más. Él siempre nos dice todo lo que se necesita saber.

12.13 Daniel ocupa un lugar alto en la galería de los siervos notables de Dios. Nacido de un linaje real, y aún así llevado en cautiverio cuando sólo era un adolescente, Daniel determinó permanecer fiel a Dios en la tierra de su cautiverio. Incluso con un gran costo personal, Daniel se pasó la vida entera aconsejando a sus captores con una sabiduría poco común. Dios lo escogió como siervo suyo para que registrara algunos de los hechos significativos del cautiverio relacionados con el futuro. Como anciano, habiendo sido fiel a Dios a lo largo de su vida, Dios le asegura a Daniel que resucitará y recibirá su porción en el reino eterno de Dios. La fidelidad a Dios tiene una rica recompensa, no necesariamente en esta vida, sino con certeza en la vida venidera.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE Diciembre. 3 Epístola de San Juan Apóstol

Capítulo 1


1 Esta carta nos da una vislumbre de la vida de la Iglesia primitiva. Tercera de Juan, dirigida a Gayo, se ocupa de la necesidad de brindar hospitalidad a los predicadores itinerantes y a otros creyentes. De igual manera advierte en contra de un dictador en potencia de la iglesia.

1 El anciano Juan fue uno de los doce discípulos y el escritor del Evangelio según San Juan, las tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Para mayor información acerca de Juan, véase su perfil en Juan 13. No tenemos mayores detalles acerca de Gayo, pero es uno de aquellos a quienes Juan amaba profundamente. A lo mejor le había brindado su casa y le había dado hospitalidad a Juan en alguno de sus viajes. Si fuera así, Juan apreciaba sus obras, porque los predicadores itinerantes dependían de la hospitalidad para sobrevivir (véase Mateo 10.11–16).


2 Juan estaba preocupado por el bienestar físico y espiritual de Gayo. Eso era un contraste directo a la herejía popular del día que enseñaba la separación de lo espiritual y material y menospreciaba el aspecto físico de la vida. Todavía hoy, muchos caen en esa forma de pensamiento. Esa actitud no cristiana lógicamente lleva a una de dos reacciones: descuido del cuerpo y de la salud física o indulgencia con los deseos pecaminosos del cuerpo. Dios está interesado tanto en nuestro cuerpo como en nuestra alma. Los cristianos no debemos ser negligentes ni indulgentes con nosotros mismos, sino ocuparnos de nuestras necesidades físicas y disciplinar nuestro cuerpo de modo que podamos estar en las mejores condiciones para servir a Dios.

4 Juan dice «mis hijos» porque, como resultado de su predicación, él era padre espiritual de muchos, entre ellos Gayo.

5 En los inicios de la iglesia, los profetas, evangelistas y maestros que viajaban («los hermanos») eran ayudados en el camino por personas como Gayo, que les daba alojamiento y comida. La hospitalidad es un arte perdido en muchas iglesias hoy día. Haríamos muy bien en invitar a más personas a nuestra mesa: miembros de la iglesia, jóvenes, ministros itinerantes, necesitados, visitantes. Esa es una manera activa y muy apreciada de mostrar su amor. Es más, probablemente es mucho más importante hoy. Por culpa de nuestra sociedad individualista y egocéntrica hay mucha gente solitaria que se pregunta si habrá alguien que se interese por saber si están vivos o muertos. Si encuentra una persona sola, ¡muéstrele que usted se interesa por ella!


7 Los ministros itinerantes no pedían ni aceptaban nada de los que no eran cristianos porque no querían que nadie pusiera en duda sus motivos para predicar. Los verdaderos mensajeros de Dios no predican con el propósito de enriquecerse sino por amor a Dios. Es la responsabilidad de la iglesia cuidar de los obreros cristianos. Nunca debe encomendársele esa tarea a quienes no son creyentes.

7, 8 Cuando usted ayuda a alguien que está difundiendo el evangelio, en realidad forma parte de su ministerio. Ese es el otro aspecto del principio en 2 Juan 10 (véase la nota allí). No todos han de ir al campo misionero. Los que trabajan para Cristo en su iglesia local son esenciales para el ministerio de quienes van y requieren sostenimiento. Podemos apoyar a los misioneros orando por ellos y dándoles nuestro dinero y tiempo, y mostrándoles hospitalidad.

9 La carta a la que se refiere Juan no fue ni 1 Juan ni 2 Juan sino otra que no se ha conservado.
9, 10 Lo único que sabemos de Diótrefes es que quiso controlar la iglesia. Juan denuncia (1) su renuencia a prestar atención a otros líderes espirituales, (2) la calumnia que hace de los líderes, (3) su mal ejemplo al negarse a dar acogida a cualquier predicador del evangelio, y (4) su intento de excomulgar a quienes se oponían a su liderazgo. Pecados tales como el orgullo, el celo y la calumnia todavía están presentes en la iglesia, y cuando un líder tiene la costumbre de estimular el pecado y desalentar la conducta espiritual, se le debe detener. Si alguien no deja oír su voz, un daño irreparable puede causarse a la iglesia. Debemos hacerle frente al pecado en la iglesia. Si tratamos de pasarlo por alto, puede seguir creciendo. Un verdadero líder cristiano es un siervo, ¡no un autócrata!

12 No sabemos nada acerca de Demetrio salvo que probablemente fuera el portador de esta carta de Juan para Gayo. El libro de Hechos menciona a un platero de Éfeso llamado Demetrio que se opuso a Pablo (Hechos 19.24ss), pero lo más probable es que sea otro hombre. En contraste con el corrupto Diótrefes, Demetrio tenía gran interés por la verdad. Juan personifica la verdad como un testimonio al carácter y a la enseñanza de Demetrio. En otras palabras, si la verdad pudiera hablar por sí misma, hablaría en favor de Demetrio. Cuando Demetrio llegó, Gayo, sin duda alguna, le brindó hospitalidad.

14 Mientras 2 Juan pone de relieve la necesidad de negarles la hospitalidad a los falsos maestros, 3 Juan exhorta a que se siga dando hospitalidad a quienes enseñan la verdad. La hospitalidad es un indicio sólido de apoyo a las personas y a su trabajo. Significa darles nuestros recursos para que se sientan cómodos y su viaje sea más llevadero. Busque activamente formas creativas de mostrar su hospitalidad a los obreros de Dios. Una de ellas pudiera ser mediante una carta de ánimo, un regalo, el apoyo económico, la hospitalidad y la oración. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.


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