LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 6 DE DICIEMBRE. Daniel 7, 8
Visión de las cuatro bestias
7
1En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. 2Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. 3Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. 4La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. 5Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. 6Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. 7Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. 8Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
9Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. 11Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. 12Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.
13Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
15Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. 16Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. 17Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. 18Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
19Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; 20asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. 21Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, 22hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.
23Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. 24Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. 25Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. 26Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, 27y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.
28Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.
Visión del carnero y del macho cabrío
8
1En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes. 2Vi en visión; y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulai. 3Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después. 4Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.
5Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos. 6Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. 7Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder. 8Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.
9Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa. 10Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. 11Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. 12Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó. 13Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? 14Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.
15Y aconteció que mientras yo Daniel consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. 16Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a éste la visión. 17Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.
18Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie. 19Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin. 20En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia. 21El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero. 22Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él. 23Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. 24Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. 25Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana. 26La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
27Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 6 DE DICIEMBRE 1Juan 5
La fe que vence al mundo
5
1Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. 3Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
El testimonio del Espíritu
6Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. 7Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 8Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. 9Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. 10El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
El conocimiento de la vida eterna
13Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 14Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 16Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. 17Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
18Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
19Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
20Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 21Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén. Rv
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 6 DE DICIEMBRE. Daniel 7, 8
Capítulo 7
7.1 Cronológicamente, este capitulo se desarrolla antes del capitulo 5. Belsasar acababa de ocupar un cargo de autoridad (553 a.C.) y Daniel probablemente estaba cerca de los setenta años. El capitulo 7 comienza la segunda división del libro de Daniel. Los primeros seis capítulos presentan la historia; los siguientes seis son visiones principalmente acerca del futuro.
7.1ss Daniel tuvo una visión de cuatro animales, y cada uno representaba un imperio mundial. Fue similar al sueño que Nabucodonosor tuvo en el capitulo 2. El sueño de Nabucodonosor cubrió los aspectos políticos de los imperios; el sueño de Daniel representaba sus aspectos morales. Estas naciones, que tendrían sometida a Israel, eran malvadas y crueles; sin embargo, Daniel también vio llegar el futuro reino de Dios y conquistarlas a todas.
7.4–8 El león con alas de águila representa a Babilonia con sus conquistas rápidas (se han recuperado de las ruinas de Babilonia estatuas de leones alados). El oso que devoró al león es el imperio medopersa. Las tres costillas que estaban en su boca representan la conquista de los tres enemigos principales. El leopardo es Grecia. Sus alas hablan de la rapidez de la campaña de Alejandro Magno cuando conquistó mucho del mundo civilizado en cuatro años (334–330 a.C.). Las cuatro cabezas del leopardo son las cuatro divisiones del imperio griego después de la muerte de Alejandro.
La cuarta bestia no era una potencia mundial que Daniel pudiera reconocer: representaba Roma y el final de los tiempos. Muchos eruditos de la Biblia creen que los cuernos corresponden a los diez reyes que gobernarán brevemente antes de que Dios establezca su reino eterno (Apocalipsis 17.12). Estos diez reyes todavía no habían subido al poder cuando Juan registró su visión en el libro de Apocalipsis. El pequeño cuerno es un futuro gobernante humano o el anticristo (véase también 2 Tesalonisenses 2.3, 4).
7.9 Aquí la profecía salta a los postreros tiempos. Esta escena del juicio es similar a la que el apóstol Juan vio (Apocalipsis 1.14, 15). Dios, quien asigna poder a los reinos, juzgará a esos reinos al final.
7.10 Daniel vio a Dios juzgando a millones de personas paradas ante Él. Todos habremos de pararnos ante el Dios Todopoderoso para dar cuenta de nuestra vida. Si Dios juzgara su vida hoy, ¿qué? ¿Cómo la evaluaría de acuerdo a Su Palabra? Mientras esperamos el juicio de Dios, debemos preguntarle qué es lo que a Él le gustaría ver en ese momento. Debemos vivir plenamente conscientes de que un día compareceremos ante Dios a dar cuenta de cómo usamos nuestra vida. ¿Cómo saldremos en esa comparecencia?
7.11,12 La muerte de la bestia representa la caída de Roma. Esta bestia murió, pero a las otras se les permitió vivir por un tiempo. Los reinos (o su cultura) siguieron reconocibles de cierta manera; la historia no terminaría cuando Dios interviniera para castigar.
7.13, 14 Este Hombre es el Mesías. Jesús utilizó este versículo para referirse a sí mismo (Mateo 26.64; Lucas 21.27; Juan 1.51). Las nubes del cielo presentan como divino al Hijo del Hombre; a través de la Biblia las nubes representan su majestuosa y sobrecogedora presencia. La gloria de Dios apareció en una nube en Éxodo 16.10 y 19.9 durante la entrega de la ley en Sinaí.
7.18 Los «santos del Altísimo» son el verdadero Israel, el pueblo regido por el Mesías. Jesucristo entregó el reino al nuevo Israel, su iglesia, compuesta de todos los creyentes fieles. Su venida marcó la llegada del reino de Dios, y todos los creyentes son sus ciudadanos (véase también 7.22, 27). Aunque Dios quizás permita que haya un poco más de persecución, el destino de sus seguidores es poseer el reino y estar con Él para siempre.
7.24 Los diez cuernos, o los diez reyes, se vuelven a mencionar en Apocalipsis 17.12. También había diez dedos de los pies en la visión de Nabucodonosor (2.41, 42). Si bien existen muchas teorías relacionadas con la identidad de estos diez reyes, en Apocalipsis 17.12–14 se nos recuerda que estos reyes pelearán contra Cristo. Rey de Reyes al fin, el Señor los derrotará. El otro rey mencionado es el futuro anticristo de 2 de Tesalonisenses 2.3, 4.
7.25 Si bien el significado exacto de «tiempo, y tiempos, y medio tiempo» es tema de debate, sabemos que Dios le dijo a Daniel que la persecución continuaría solo por un corto tiempo. Dios ha prometido dar su reino a los santos.
Capítulo 8
8.1 Como el capítulo 7, este capitulo precede en orden cronológico al capítulo 5; el sueño probablemente ocurrió en 551 a.C., cuando Daniel tenía aproximadamente 70 años. Los capítulos 7 y 8 corresponden al primer y tercer año de Belsasar y cronológicamente van entre los capítulos 4 y 5. El capítulo 9 tuvo lugar aproximadamente por el mismo tiempo que el capítulo 6. Nos da más detalles de los imperios medopersa y griego, los dos imperios mundiales que siguieron inmediatamente después de Babilonia.
8.2 Susa fue una de las capitales del imperio babilónico en este tiempo. Localizada en lo que ahora es Irán, fue una ciudad bien desarrollada. El primer código de leyes conocido, el Código de Hamurabi, apareció allí. Susa fue rival de la misma Babilonia en lo que a refinamiento cultural se refiere.
8.3 Los dos cuernos eran los reyes de Media y Persia (8.20). El cuerno más largo representaba el creciente dominio persa en el imperio medopersa.
8.5–7 El macho cabrío representaba a Grecia, y su cuerno largo, a Alejandro Magno (8.21). Esta es un predicción sorprendente debido a que Grecia no era considerada como potencia mundial cuando se dio esta profecía. Alejandro Magno conquistó el mundo con gran velocidad y estrategia militar, simbolizado por el movimiento rápido de un macho cabrío. La ruptura de los cuernos del carnero simbolizaba a Alejandro que habría de partir ambas partes del imperio medopersa.
8.8 Alejandro Magno murió a los treinta años en la cima de su poder. Su reino se dividió en cuatro partes bajo el gobierno de cuatro generales: Tolomeo I de Egipto y Palestina; Seleuco de Babilonia y Siria; Antígono de Asia Menor; y Antípater de Macedonia y Grecia.
8.9 Antíoco IV Epífanes (el cuerno pequeño) atacó a Israel (la «tierra gloriosa») en el segundo siglo a.C. Fue el octavo soberano del imperio de los seleúcidas (Babilonia y Siria). Quitó al sumo sacerdote, saqueó el templo y reemplazó la adoración a Dios con una adoración griega. Un cumplimiento posterior de esta profecía ocurrirá en el futuro con la llegada del anticristo (ver 8.17, 19, 23; 11.36; 2 Tesalonicenses 2.4).
8.11 El «príncipe de los ejércitos» aquí se refiere a una autoridad celestial, quizás un ángel o Dios mismo. (Véase también Josué 5.13–15.)
8.14 Las «dos mil trescientas tardes y mañanas» se refiere al tiempo desde la profanación del templo que perpetró Antíoco IV Epífanes hasta la restauración de la adoración del templo bajo el gobierno de Judas Macabeo en 165 a.C.
8.17 El «tiempo del fin» en este caso se refiere al período entero desde el final del cautiverio hasta la Segunda Venida de Cristo. Muchas de cosas que sucederían bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes se repetirían en una escala mucho mayor antes de la Segunda Venida de Cristo. Durante esos tiempos, Dios trabaja con Israel en una forma radicalmente diferente, con disciplina divina proveniente de naciones gentiles. A este período a menudo se le llama «los tiempos de los gentiles» (Lucas 21.24).
8.23 Este rey altivo puede ser lo mismo Antíoco IV Epífanes que el anticristo al final de la historia humana.
8.25 El Príncipe de los príncipes es Dios mismo. Ningún poder humano podía derrotar al rey que Daniel vio en su misión; pero Dios lo vencerá. Antíoco IV Epífanes murió loco en Persia en 164 a.C. El poder y la justicia de Dios prevalecerá, y jamás debemos darnos por vencidos ni perder esperanza, por poderosos que parezcan los enemigos de Dios.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 6 DE DICIEMBRE 1Juan 5
Capítulo 5
5.1,2 Cuando nos hicimos cristianos, llegamos a formar parte de la familia de Dios, y los creyentes son nuestros hermanos. Es Dios el que determina quiénes son los otros miembros de la familia, no nosotros. Hemos sido llamados simplemente a aceptarlos y a amarlos. ¿Cómo trata usted a los miembros de la familia de Dios?
5.3, 4 Jesús nunca prometió que obedecerle sería fácil. Pero el arduo trabajo y la disciplina de servir a Cristo no es una carga para quienes aman a Dios. Y si nuestra carga empieza a ser pesada, siempre podemos confiar en que Cristo nos ayudará a llevarla (véase Mateo 11.28–30).
5.6-8 Tal vez la frase «vino mediante agua y sangre» se refiera al bautismo de Jesús y a su crucifixión. Por esa época circulaba una enseñanza falsa que decía que Jesús fue «el Cristo» solo en el lapso entre su bautismo y su muerte. Es decir, que fue simplemente humano hasta que fue bautizado, y a partir de allí «el Cristo» luego descendió sobre Él para dejarlo más tarde antes de su muerte en la cruz. Pero si Jesucristo murió sólo como un hombre, entonces no pudo haber llevado sobre sí los pecados del mundo, y el cristianismo sería una religión vacía. Solo un acto de Dios pudo anular el castigo que estaba reservado por nuestros pecados.
5.7, 9 En los Evangelios, Dios afirma en dos oportunidades que Jesucristo es su Hijo: una vez en el bautismo de Jesús (Mateo 3.16, 17) y la otra en su transfiguración (Mateo 17.5).
5.12 El que cree en el Hijo de Dios tiene vida eterna. Él es lo único que usted necesita. No tiene que esperar la vida eterna, porque comienza desde el día que usted cree. No necesita hacer algo para obtenerla porque ya es suya. No debe preocuparse porque Dios mismo le ha dado vida eterna y, por lo tanto, está garantizada.
5.13 Algunos esperan recibir vida eterna. Juan dice que podemos saber que la tenemos. Nuestra certeza se basa en la promesa de Dios que nos ha dado vida eterna por medio de su Hijo. Eso es cierto ya sea que usted se sienta cerca o lejos de Él. La vida eterna no se basa en sentimientos sino en hechos. Usted puede saber que tiene vida eterna si cree en la verdad de Dios. Si no está seguro de que es cristiano, pregúntese si en realidad dedicó su vida a Él, aceptándolo como su Señor y Salvador. Si es así, usted sabe por fe que de veras es hijo de Dios.
5.14,15 El énfasis aquí está en la voluntad de Dios, no en la nuestra. Cuando nos comunicamos con Dios, no pedimos lo que queremos, sino que dialogamos con Él sobre lo que quiere para nosotros. Si armonizamos nuestras oraciones de acuerdo con su voluntad, Él nos oirá; y podemos estar seguros de que si Él escucha, nos dará una respuesta definida. ¡Empiece a orar con confianza!
5.16, 17 Los comentaristas difieren mucho en su forma de pensar en cuanto a qué pecado conduce a la muerte, y si la muerte que causa es física o espiritual. Pablo escribió que algunos cristianos murieron porque tomaron la Santa Cena «indignamente» (1 Corintios 11.27–30), y Ananías y Safira murieron cuando mintieron a Dios (Hechos 5.1–11). La blasfemia contra el Espíritu Santo resulta en muerte espiritual (Marcos 3.29) y el libro de Hebreos describe la muerte espiritual de la persona que se apartan de Cristo (Hebreos 6.4–6). Juan estaba probablemente pensando en los que habían abandonado el cristianismo y se habían unido a los «anticristos». Al rechazar la única forma de salvación, esas personas se estaban poniendo fuera del alcance de las oraciones. En la mayoría de los casos, sin embargo, aun si sabemos lo terrible que el pecado es, no tenemos una forma segura de saber si alguna persona lo cometió. Sin embargo, debemos seguir orando por nuestros seres queridos y hermanos en Cristo, dejando el juicio a Dios. Obsérvese que Juan dice: «por el cual yo no digo que se pida». Él no dice que «no pueden orar por él». Juan reconoce la falta de absoluta certeza en ese asunto.
5.18,19 Los cristianos cometen pecados, por supuesto, pero piden a Dios que los perdone y luego continúan sirviéndole. Dios los libertó de la esclavitud de Satanás y los mantiene protegidos de los ataques continuos de Satanás. El resto del mundo no tiene la libertad de los cristianos para obedecer a Dios. A menos que acudan a Cristo con fe, no tienen otra opción que la de obedecer a Satanás. No hay un lugar intermedio: se es de Dios y se le obedece, o se vive bajo el dominio de Satanás.
5.21 Un ídolo es todo lo que sustituye a la fe verdadera, cualquier cosa que niega la absoluta humanidad y deidad de Cristo, cualquier concepto humano que diga tener más autoridad que la Biblia, cualquier lealtad que sustituya a Dios como el centro de nuestra vida.
5.21 Lo que pensemos acerca de Cristo es fundamental en nuestras enseñanzas, predicación y estilo de vida. Jesucristo es Dios y hombre, totalmente Dios y totalmente humano al mismo tiempo. Vino a la tierra para morir en nuestro lugar por nuestros pecados. Mediante la fe en Él, podemos tener vida eterna y el poder para hacer su voluntad. ¿Cuál es su respuesta a la pregunta más importante que debiera contestar: ¿Quién es Jesucristo? Biblia del Diario Vivir. Rv 1960

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