LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 24 DE DICIEMBRE. Sofonías.
SOFONÍAS
El día de la ira de Jehová
1
1Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá.
2Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. 3Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. 4Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes; 5y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom; 6y a los que se apartan de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni le consultaron.
7Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados. 8Y en el día del sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero. 9Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño.
10Y habrá en aquel día, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados. 11Aullad, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los que traían dinero. 12Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal. 13Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas.
14Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. 15Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, 16día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.
17Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. 18Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.
Juicios contra las naciones vecinas
2
1Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, 2antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. 3Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová. 4Porque Gaza será desamparada, y Ascalón asolada; saquearán a Asdod en pleno día, y Ecrón será desarraigada.
5¡Ay de los que moran en la costa del mar, del pueblo de los cereteos! La palabra de Jehová es contra vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos, y te haré destruir hasta no dejar morador. 6Y será la costa del mar praderas para pastores, y corrales de ovejas. 7Será aquel lugar para el remanente de la casa de Judá; allí apacentarán; en las casas de Ascalón dormirán de noche; porque Jehová su Dios los visitará, y levantará su cautiverio.
8Yo he oído las afrentas de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su territorio. 9Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo; el remanente de mi pueblo los saqueará, y el remanente de mi pueblo los heredará. 10Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo de Jehová de los ejércitos. 11Terrible será Jehová contra ellos, porque destruirá a todos los dioses de la tierra, y desde sus lugares se inclinarán a él todas las tierras de las naciones.
12También vosotros los de Etiopía seréis muertos con mi espada. 13Y extenderá su mano sobre el norte, y destruirá a Asiria, y convertirá a Nínive en asolamiento y en sequedal como un desierto. 14Rebaños de ganado harán en ella majada, todas las bestias del campo; el pelícano también y el erizo dormirán en sus dinteles; su voz cantará en las ventanas; habrá desolación en las puertas, porque su enmaderamiento de cedro será descubierto. 15Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pasare junto a ella, se burlará y sacudirá su mano.
El pecado de Jerusalén, y su redención
3
1¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! 2No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en Jehová, no se acercó a su Dios. 3Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. 4Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley. 5Jehová en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza.
6Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas; hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante. 7Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos.
8Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra.
9En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento. 10De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.
11En aquel día no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte. 12Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová. 13El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice.
14Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. 16En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. 17Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. 18Reuniré a los fastidiados por causa del largo tiempo; tuyos fueron, para quienes el oprobio de ella era una carga. 19He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra. 20En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová. Amen.
LECTURA DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 24 DE DICIEMBRE Apocalipsis 15.
Los ángeles con las siete postreras plagas
15
1Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
2Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. 3Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
5Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; 6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles. Amen. Rv
COMENTARIO DE LA PALABRA A.T. PARA HOY 24 DE DICIEMBRE. Sofonías.
SOFONÍAS
Capítulo 1
1.1 Sofonías profetizó en los días de Josías, rey de Judá (640–609 a.C.). Josías buscó a Dios y durante su reinado se halló en el templo los libros de la Ley. Después de leerlos, Josías comenzó un gran avivamiento religioso en Judá (2 Reyes 22.1–23.25). Sofonías ayudó a este avivamiento al advertir al pueblo que vendría juicio si no abandonaba su pecado. A pesar de que este gran avivamiento llevó a la nación a Dios, no eliminó del todo la idolatría y solo duró un corto tiempo. Doce años más tarde, Babilonia conquistó a Judá y la envió al cautiverio.
1.2ss Dios, la más grande autoridad de todas, le advirtió con claridad al pueblo de Judá. Este se negó a escuchar porque dudó del profeta de Dios y no creyó que el mensaje proviniera de Él, o porque dudó de Dios mismo, por lo tanto, no creyó que haría lo que anunció. Si nos negamos a escuchar la Palabra de Dios, la Biblia, somos tan miopes como el pueblo de Judá.
1.4 Cuando los israelitas llegaron a la tierra prometida, no la limpiaron por completo de sus habitantes cananeos paganos, quienes adoraban ídolos. Poco a poco los israelitas comenzaron a adorar los dioses de los cananeos. A pesar de que había muchos dioses, Baal era el principal; simbolizaba fortaleza y fertilidad. Dios se enojó grandemente porque su pueblo se alejó de Él para adorar a Baal.
1.4–6 La historia está llena de ídolos e idólatras, y la idolatría prevalece incluso hasta en nuestros días. Un ídolo es cualquier cosa que reverenciamos más que a Dios. Sin embargo, a la larga todos los ídolos demuestran su carencia de valor y el verdadero Dios prevalecerá. «Mas buscad primeramente el Reino de Dios» (Mateo 6.33) y «no tendrás dioses ajenos delante de mí» (Éxodo 20.3).
1.5 El pueblo se convirtió en politeísta, adoraba a Dios y a todos los demás dioses de la tierra. Añadió lo «mejor» de la adoración pagana a la verdadera fe en Dios y esto lo corrompió. Uno de estos dioses era Moloc, el dios nacional de los amorreos. La adoración a Moloc incluía el sacrificio de niños, un pecado abominable. Desde los tiempos de Moisés, a los israelitas se les advirtió acerca de la adoración de este falso dios (Levítico 18.21; 20.5), pero se negaron a escuchar.
1.7 Muchos piensan que estas profecías tienen un doble cumplimiento, uno para el futuro cercano (muy poco después de esta profecía) y otro para el futuro distante (quizás durante el fin de los tiempos). Ocurrió un día de juicio y de gran matanza durante la vida de este pueblo cuando los babilonios invadieron la tierra. Algunos eruditos entienden que estas profecías de juicio se refieren totalmente al futuro. El profeta vio estas profecías como sucesos futuros, pero no pudo ver cuándo ni en qué orden se llevarían a cabo.
1.8,9 Usar vestidura pagana implicaba que deseaban los dioses y estilos de vida extranjeros. Los líderes que debieron ser un buen ejemplo para el pueblo, adoptaban las prácticas extranjeras y por lo tanto, mostraban su desprecio hacia el Señor y pasaban por alto sus mandamientos en contra de adoptar la cultura pagana.
1.12 Dios escudriñaría la ciudad minuciosamente y castigaría a quienes lo merecieran. Y porque ellos no escudriñaron sus corazones porque se complacían con el caos moral que los rodeaba y eran indiferentes a Dios, este usaría a los babilonios para castigarlos. Dentro de unos veinte años los babilonios entrarían en Jerusalén, arrastrarían al pueblo fuera de sus refugios, los tomarían prisioneros o los matarían. Ninguno escaparía al juicio de Dios, no habría lugar donde ocultarse.
1.12–14 Algunas personas piensan que Dios es como un indulgente abuelo celestial, agradable cuando se tiene al lado, pero que puede moldear la vida moderna. No creen en su poder ni en su castigo venidero. Sin embargo, Dios es santo y por lo tanto, juzgará con diligencia y castigará con justicia a todo aquel que se contenta en su vida de pecado, que es indiferente a Él o que no le preocupa la justicia. Cuando a la gente Dios le es indiferente, tiende a pensar que Él es indiferente a su pecado. Se llevarán la sorpresa de ver que «cercano está el día grande de Jehova».
1.14-18 El gran día de Jehová estaba cerca; pronto los babilonios vendrían y destruirían Jerusalén. El día de de Jehová también está cerca para nosotros. Dios promete un juicio final, un día de destrucción mundial. La conquista babilónica ocurrió tan cierta y horriblemente como lo predijo Sofonías. Y el día final del juicio de Dios también es seguro, como también lo es su capacidad para salvar. Para salvarse del juicio, reconozca que ha pecado, que su pecado traerá juicio, que no se puede salvar a sí mismo y que únicamente Dios puede hacerlo.
1.18 El dinero y la riqueza son buenos en su lugar, pero inútiles ante Dios. En esta vida, el dinero puede torcer nuestra perspectiva, dándonos sentimientos de seguridad y de poder. En el juicio, solo importa la obra redentora de Cristo a nuestro favor. Únicamente Él nos rescatará si creemos en Él. No confíe en el dinero, confíe en Cristo.
Capítulo 2
2.1–3 Todavía había tiempo para evitar el juicio. Simplemente el pueblo tenía que volverse de sus pecados, humillarse y obedecer a Dios. Los profetas del Antiguo Testamento anunciaron destrucción, pero también ofrecieron el único medio de escape y protección: volverse del pecado y caminar con Dios (véase también Miqueas 6.8).
2.1–3 El juicio de Dios en contra de Judá llegó con una larga advertencia, y el pueblo no tenía excusa alguna. Dios les dijo que: (1) oraran juntos, (2) rogaran para ser salvos, y (3) humildemente hicieran lo bueno. Como Dios advirtió a Judá, así nos advierte del día del juicio final. Debemos: (1) orar por el perdón del pecado, (2) pedir que Dios nos dé su Reino Celestial, y (3) obedecerlo con humildad. Al final del tiempo, cuando Dios venga a juzgar, no podrá decir «pero nadie me dijo». Vuélvase a Dios hoy para obtener salvación.
2.4 Las cuatro ciudades mencionadas aquí se encontraban en Filistea, nación localizada al suroeste de Judá y a lo largo de la costa del Mediterráneo. Siendo enemigos antiguos de Israel, desde los días de Josué, se conocían por su crueldad. Dios los juzgó por su idolatría y sus constantes burlas sobre Israel. Estas ciudades eran cuatro de las cinco capitales. La quinta (Gat) ya había sido destruida.
2.4-3.8 El juicio de Dios sobre las naciones es universal, nadie escapará. Castiga a su pueblo por su pecado, pero también castiga a las naciones vecinas por su maldad, idolatría y el trato que le dan a su pueblo.
2.7 Todos los profetas, aun cuando profetizaban condenación y destrucción, hablaban de un remanente, un pequeño grupo del pueblo de Dios que permanecía fiel a Él y al que Dios restauraría en su tierra. A pesar de que Dios dijo que destruiría a Judá, también prometió salvar a un remanente, así mantendría su pacto original: preservar a los descendientes de Abraham (Génesis 17.4–8). Dios es santo, y no puede permitir que continúe el pecado. Pero también es fiel a sus promesas. «No puede permanecer airado» para siempre con Israel, o con usted si usted es su hijo, ya que como un padre bueno ama a sus hijos y busca siempre su bienestar.
2.8 Los moabitas y amorreos vivían al este de Judá y a menudo la atacaban. Estas naciones, cuyos antepasados procedían del incesto de Lot con sus hijas (Génesis 19.36–38), adoraban a Quemos y a Moloc (1 Reyes 11.7). El rey de Moab sacrificó una vez a su hijo en el muro de la ciudad para detener una invasión (2 Reyes 3.26, 27). Dios las juzgaría por su maldad y por el trato que daban al pueblo de Dios.
2.8–11 Judá fue objeto de burla de las naciones vecinas, Moab y Amón, pero Dios les recordó que «he oído las afrentas» (2.8) y que «esto les vendrá por su soberbia» (2.10). A veces parece como si todo el mundo se burlara de Dios y ridiculizara a los que tienen fe en Él. En medio de la burla o del ridículo recuerde que Dios escucha y responderá. En el tiempo de Dios se ejecutará la justicia.
2.9 Las naciones de Moab y Amón comenzaron con Lot y sus hijas después de que escaparon de la destrucción de las perversas Sodoma y Gomorra (Génesis 19). Es irónico que Moab y Amón enfrentaran la misma clase de destrucción que Dios envió a aquellas ciudades malvadas. Sodoma y Gomorra simbolizan la destrucción total, tan completa, que se desconoce hasta la fecha su exacta ubicación.
2.12 Etiopía, al extremo sur del Mar Rojo, controlaba a Egipto en este tiempo. Sofonías mencionó una gran nación al sur y luego una nación al norte, Asiria. Nadie escaparía al juicio merecido. A los etíopes les dijo: «Seréis muertos con mi espada» y esto se cumplió cuando los asirios invadieron Egipto en el año 670 a.C. (véanse Isaías 18 y Ezequiel 30.9 para otras profecías relacionadas con Etiopía).
2.13 Asiria, a pesar de su decadencia, seguía siendo la potencia militar más poderosa de esos días. Dominó al mundo durante tres siglos, destruyendo todo a su paso. Nínive, su gran ciudad capital, se consideraba impenetrable. Los babilonios la borraron en el año 612 a.C., los que se convertirían en la siguiente potencia mundial.
2.15 Predecir la destrucción de Nínive diez años antes de que sucediera es equivalente a predecir la destrucción de Tokio, Moscú o Nueva York. Nínive era el centro cultural, tecnológico y de belleza del Cercano Oriente. Tenía bibliotecas, edificios y un vasto sistema de irrigación que creó exuberantes jardines en la ciudad. El muro de la ciudad tenía 96 km de largo, 32 m de altura y alrededor de 9, 6 m de ancho y estaba fortificado con 1,500 torres. Aun así, toda la ciudad fue destruida de una forma tan completa que se custionó su misma existencia hasta que se descubrió, con gran dificultad, por arqueólogos del siglo XIX. El área donde reinó el esplendor se convirtió en pastizal.
Capítulo 3
3.1 Después de predecir la destrucción de las naciones circunvecinas, Sofonías regresó al problema presente, el pecado en Jerusalén. La ciudad de Dios y su pueblo se volvieron tan pecadores como sus vecinos paganos. El pueblo pretendió adorar y rendir devoción a Dios, pero en su corazón lo rechazaba y continuaba siendo indulgente con su pecado. Ya no les preocupaba las consecuencias que enfrentarían por apartarse de Dios.
3.2 ¿Conoce personas que se niegan a escuchar cuando alguien no está de acuerdo con su opinión? Los soberbios a menudo se niegan a escuchar cualquier cosa que contradiga su autoestima exagerada, y el pueblo de Dios se volvió tan soberbio que no escucharía ni aceptaría la corrección de Dios. ¿Resulta difícil para usted escuchar el consejo espiritual de otros o las palabras de Dios que vienen de la Biblia? Estará más dispuesto a escuchar cuando considere lo débil y pecador que en realidad es.
3.3,4 Dirigir al pueblo de Dios es un privilegio y una responsabilidad. Mediante Sofonías, Dios reprende todo tipo de liderazgo en Jerusalén: jueces, profetas y sacerdotes, debido a su desobediencia, irresponsabilidad e insensibilidad al pecado. Si usted es un líder de la iglesia, considérese en un puesto privilegiado, pero tenga cuidado. Dios lo responsabiliza de la pureza de sus acciones, la calidad de su ejemplo y la verdad de sus palabras.
3.5 Los israelitas no tenían excusa alguna para sus pecados. Jerusalén, donde se encontraba el templo, era el centro religioso de la nación. Pero aun cuando el pueblo no seguía a Dios, Él estaba «dentro de la ciudad», presente en medio de la corrupción, persecución e incredulidad. Por desolado que parezca el mundo en lo espiritual, Dios está ahí y sigue obrando. Pregúntese: «¿Qué Él está haciendo ahora y cómo ser parte de su obra?»
3.7 Podemos preguntarnos cómo los israelitas tuvieron advertencias tan claras y aun así no se volvieron a Dios. El problema no se debía a que no tuvieran conocimiento, sino que permitieron que el pecado los endureciera tanto, que ya no se preocupaban por seguir a Dios. Se negaron a escuchar las advertencias de Dios y rechazaron el arrepentimiento. Si usted desobedece ahora a Dios, su corazón puede endurecerse y puede perder su deseo de Dios.
3.7 Cuando Dios enseña, Él espera que escuchemos y aprendamos. Si no aprendemos, Él debe «castigarnos nuevamente» para poder enseñarnos. Dios no quiere que suframos, pero continuará disciplinándonos hasta que aprendamos la lección que tiene para nosotros. Sea dócil, no inalcanzable.
3.8 No trate de vengarse por sí mismo. Sea paciente y la justicia de Dios llegará. En los postreros días, Dios juzgará a todas las personas de acuerdo con sus hechos (Apocalipsis 20.12). La justicia prevalecerá, los malhechores se castigarán y los obedientes recibirán bendición.
3.9 Dios purificará y unificará el idioma para que su pueblo proveniente de todas las naciones lo adoren al unísono. En la nueva tierra, los creyentes hablarán el mismo idioma, la confusión del lenguaje en la torre de Babel será revertida (Génesis 11).
3.9 A lo largo de las Escrituras, los profetas que mencionan juicio para el pueblo de Dios continúan con la promesa de redención. Hay esperanza para los que lo obedecen y confían en Él. En la actualidad, como en los tiempos bíblicos, Dios ofrece redención a los que se vuelven a Él.
3.12 Dios se opone a la soberbia y a la altivez de todas las generaciones. Sin embargo, los pobres y los humildes recibirán bendición, tanto física como espiritual, debido a su confianza en Dios. La confianza en uno mismo y la arrogancia no tienen lugar entre el pueblo de Dios ni en su reino.
3.14-18 Pecamos cuando vamos en pos de la felicidad separándonos de nuestra relación con Dios, el único que nos puede hacer en verdad felices. Sofonías señala que la «gran alegría» surge cuando permitimos que Dios esté con nosotros. Esto lo logramos al seguirlo y al obedecer su Palabra con fidelidad. Luego Dios se regocija con un canto de felicidad por nosotros. Si quiere ser feliz acérquese a la fuente de felicidad al obedecer a Dios.
3.20 «Delante de sus propios ojos» no significa que esta promesa se cumplirá en la generación de Sofonías. Más bien significa que la restauración de Señor será una obra obvia.
3.20 El mensaje de condenación al inicio del libro se vuelve al final un mensaje de esperanza. Habrá un nuevo día cuando Dios bendecirá a su pueblo. Si los líderes de la iglesia de hoy tuvieran que escuchar un mensaje de un profeta de Dios, el mensaje tal vez se parecería al libro de Sofonías. Bajo las reformas religiosas de Josías, el pueblo volvió a Dios en apariencias, pero su corazón estaba muy lejos de Él. Sofonías alentó a la nación a que se uniera y orara por salvación. También nosotros debemos preguntarnos: ¿Es nuestra reforma una simple señal externa o está cambiando nuestros corazones? Necesitamos unirnos y orar, caminar humildemente con Dios, hacer lo bueno y escuchar el mensaje de esperanza relacionado con el nuevo mundo venidero.
COMENTARIO DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 24 DE DICIEMBRE Apocalipsis 15.
Capítulo 15
15.1 A las últimas siete plagas también se les llama los juicios de los siete copas. Comienzan prácticamente en el capítulo 16. Así como en el caso de las plagas anteriores, estas son universales y culminarán en la abolición de toda maldad («se consumaba la ira de Dios») y el fin del mundo.
15.2 Es posible que este sea el «mar de vidrio» descrito en el 4.6, localizado delante del trono de Dios. Los que están en pie son victoriosos, han vencido a Satanás y a su bestia maligna.
15.3, 4 El cántico de Moisés celebró la liberación de Israel de Egipto (Éxodo 15). La canción del Cordero celebra la liberación final del pueblo de Dios del poder de Satanás.
15.5–8 El tabernáculo del testimonio es una traducción griega de la expresión hebrea «tabernáculo de reunión» (Éxodo 40.34, 35). La imagen nos traslada al tiempo del éxodo en el desierto cuando el arca del pacto (símbolo de la presencia de Dios entre su pueblo) residía en el tabernáculo. Los ángeles que salieron del templo estaban vestidos de blanco y cintos de oro ceñían sus pechos. Sus vestiduras recuerdan la del sumo sacerdote, y muestran que están libres de corrupción, inmoralidad e injusticia. El humo que llena el templo es la manifestación de la gloria de Dios y de su poder. No hay manera de escapar del juicio de Dios.
15.8 Nuestro reinado eterno con Cristo no empezará hasta que todo lo maligno sea destruido por su juicio. Los fieles deben aguardar que se revele su tiempo. Comentarios de la Biblia del diario vivir. Rv 1960.

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