LECTURA DE LA PALABRA A.T. PARA HOY 23 DE DICIEMBRE. Habacuc
HABACUC
Habacuc se queja de injusticia
1
1La profecía que vio el profeta Habacuc. 2¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? 3¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. 4Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia.
Los caldeos castigarán a Judá
5Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. 6Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. 7Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. 8Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar. 9Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. 10Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará. 11Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.
Protesta de Habacuc
12¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. 13Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, 14y haces que sean los hombres como los peces del mar, como reptiles que no tienen quien los gobierne? 15Sacará a todos con anzuelo, los recogerá con su red, y los juntará en sus mallas; por lo cual se alegrará y se regocijará. 16Por esto hará sacrificios a su red, y ofrecerá sahumerios a sus mallas; porque con ellas engordó su porción, y engrasó su comida. 17¿Vaciará por eso su red, y no tendrá piedad de aniquilar naciones continuamente?
Jehová responde a Habacuc
2
1Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. 2Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. 3Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. 4He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá. 5Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos.
Ayes contra los injustos
6¿No han de levantar todos éstos refrán sobre él, y sarcasmos contra él? Dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular sobre sí prenda tras prenda? 7¿No se levantarán de repente tus deudores, y se despertarán los que te harán temblar, y serás despojo para ellos? 8Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas.
9¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal! 10Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida. 11Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
12¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! 13¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano. 14Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.
15¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez! 16Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria. 17Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de las ciudades y de todos los que en ellas habitaban.
18¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? 19¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él.
20Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.
Oración de Habacuc
3
1Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.
2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia.
3 Dios vendrá de Temán,
Y el Santo desde el monte de Parán.
Selah
Su gloria cubrió los cielos,
Y la tierra se llenó de su alabanza.
4 Y el resplandor fue como la luz;
Rayos brillantes salían de su mano,
Y allí estaba escondido su poder.
5 Delante de su rostro iba mortandad,
Y a sus pies salían carbones encendidos.
6 Se levantó, y midió la tierra;
Miró, e hizo temblar las gentes;
Los montes antiguos fueron desmenuzados,
Los collados antiguos se humillaron.
Sus caminos son eternos.
7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción;
Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.
8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos?
¿Contra los ríos te airaste?
¿Fue tu ira contra el mar
Cuando montaste en tus caballos,
Y en tus carros de victoria?
9 Se descubrió enteramente tu arco;
Los juramentos a las tribus fueron palabra segura.
Selah
Hendiste la tierra con ríos.
10 Te vieron y tuvieron temor los montes;
Pasó la inundación de las aguas;
El abismo dio su voz,
A lo alto alzó sus manos.
11 El sol y la luna se pararon en su lugar;
A la luz de tus saetas anduvieron,
Y al resplandor de tu fulgente lanza.
12 Con ira hollaste la tierra,
Con furor trillaste las naciones.
13 Saliste para socorrer a tu pueblo,
Para socorrer a tu ungido.
Traspasaste la cabeza de la casa del impío,
Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah
14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros,
Que como tempestad acometieron para dispersarme,
Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.
15 Caminaste en el mar con tus caballos,
Sobre la mole de las grandes aguas.
16 Oí, y se conmovieron mis entrañas;
A la voz temblaron mis labios;
Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí;
Si bien estaré quieto en el día de la angustia,
Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
17 Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.
Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas. Amen.
LECTURA DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 23 DE DICIEMBRE Apocalipsis 14
El cántico de los 144 mil
14
1Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. 2Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; 5y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
El mensaje de los tres ángeles
6Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
8Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
9Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; 11y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
12Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
La tierra es segada
14Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. 16Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.
17Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. 18Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. 19Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios. Amen. Rv.
COMENTARIO DE LA PALABRA A.T. PARA HOY 23 DE DICIEMBRE. Habacuc
HABACUC
Capítulo 1
1.1 Habacuc vivió en Judá durante el reinado de Joacim (2 Reyes 23.36–24.5). Profetizó entre la caída de Nínive (capital de Asiria) en 612 a.C. y la invasión de Judá en 589 a.C. Con Asiria desorganizada, Babilonia se convertía en la potencia mundial dominante. Este libro narra el diálogo del profeta con Dios al preguntarle: «¿Por qué Dios parece indiferente ante el mal? ¿Por qué pareciera como si la gente malvada queda sin castigo?» Si bien otros libros proféticos llevan la Palabra de Dios al hombre, este libro lleva las preguntas del hombre a Dios.
1.2-4 Habacuc, entristecido por la corrupción que veía a su alrededor, volcó su corazón a Dios. En la actualidad, la injusticia sigue flagrante, pero no permita que la preocupación lo haga dudar de Dios ni se revele en su contra. Por el contrario, estudie el mensaje que le dio a Habacuc y reconozca los planes y propósitos de Él a largo plazo. Piense que Dios hace lo que es bueno, aunque no entienda por qué obra de esa forma.
1.5 Dios respondió a las preguntas y preocupaciones de Habacuc asegurándole que realizaría maravillas que lo asombrarían. Cuando las circunstancias que nos rodean se vuelven casi insoportables, nos preguntamos si Dios nos ha olvidado. Sin embargo, recordemos que Él está al timón. Tiene un plan y juzgará a los malhechores a su tiempo. Si somos en verdad humildes, estaremos dispuestos a aceptar la respuesta de Dios y a esperar el momento.
1.5ss Dios dijo a los habitantes de Jerusalén que se sorprenderían de lo que estaba a punto de hacer. El pueblo vería una serie de hechos increíbles: (1) Judá, su propio reino independiente y próspero, pronto sería una nación sometida; (2) Egipto, una potencia mundial durante siglos, sería aplastada casi por completo; (3) Nínive, capital del Imperio Asirio, sería tan saqueada que el pueblo olvidaría dónde estaba localizada; y (4) los caldeos (babilonios) se levantarían con gran poder. Eran palabras realmente sorprendentes, pero el pueblo vio su cumplimiento.
1.6 Los caldeos (babilonios), que vivían al noroeste del golfo Pérsico, surgieron con gran poder alrededor de 630 a.C. y comenzaron a imponerse en el Imperio Asirio. Ya para 605 a.C. habían conquistado a Asiria y Egipto para convertirse en la primera potencia mundial. Sin embargo, eran tan malvados como los asirios porque buscaban cautivos (1.9), estaban orgullosos de sus tácticas de guerra (1.10) y confiaban en su poderío militar (1.11).
1.10 Los ejércitos podían conquistar ciudades fortificadas porque construían terraplenes, macizo de tierra que acumulaban contra las murallas.
1.11 Los babilonios estaban orgullosos de su poderío militar, estrategia, sus ejércitos y armas. Como no respetaban al ser humano, sus ejércitos llevaban a su nación riquezas, botines, prisioneros y tributos de las naciones conquistadas. Tal es la esencia de la idolatría: pedir a los dioses que fabricó su ayuda para obtener lo que desean. La esencia del cristianismo es pedirle al Dios que nos hizo que nos ayude a lograr lo que deseamos. La meta de la idolatría es su gloria; la meta del cristianismo es la gloria de Dios.
1.13 Judá recibiría su castigo de manos de los babilonios. Habacuc se sintió consternado porque Dios iba a utilizar a una nación más malvada que Judá para castigarla. Pero los babilonios no sabían que Dios los utilizaba para que Judá volviera a Él y el orgullo de Babilonia por sus victorias sería su ruina. El mal es autodestructivo y nunca está fuera del alcance de Dios. Él puede utilizar cualquier instrumento, aunque sea poco común, para corregirnos o castigarnos. Cuando nos merecemos el castigo o la disciplina, ¿cómo podemos quejarnos por la clase de «vara» con la que Dios nos castiga?
Capítulo 2
2.1 El vigía y la torre de vigilancia, una imagen que a menudo los profetas utilizaban para expresar expectativa (Isaías 21.8; 11; Jeremías 6.17; Ezequiel 3.17), expresan la actitud de espera paciente de Habacuc por la respuesta de Dios. Estas torres de piedra se construían sobre los muros de la ciudad o sobre los terraplenes para que los vigías pudieran ver a las personas (enemigos o mensajeros) que se acercaban a la ciudad mientras todavía estaban a cierta distancia. Las atalayas también se construían en las viñas para proteger las uvas maduras (Isaías 5.2). Habacuc quería estar en una posición estratégica para recibir el mensaje de Dios.
Este capítulo señala las respuestas de Dios a las preguntas de Habacuc: (1) ¿Por cuánto tiempo prevalecerá el mal (1.2, 3)? (2)¿Por qué fue elegida Babilonia para castigar a Judá (1.13)? Dios dijo que el juicio, aun cuando demorara en llegar, era seguro. Aun cuando Dios utilizaría a Babilonia en contra de Judá, Él estaba consciente de los pecados de Babilonia y la castigaría a su debido tiempo.
2.3 El mundo parece estar bajo el dominio del mal. Al igual que Habacuc, los cristianos a menudo se sienten enfadados y desalentados cuando ven lo que está sucediendo. Habacuc se quejó a Dios vigorosamente en cuanto a eso. La respuesta que Dios le dio es la misma que nos daría a nosotros: «¡Ten paciencia! Llevaré a cabo mis planes a su debido tiempo». No es fácil ser paciente; sin embargo, es bueno recordar que Dios aborrece el pecado aún más que nosotros. El castigo del pecado llegará con certeza. Como le dijo Dios a Habacuc: «espéralo». La confianza plena en Dios significa confiar en Él aun cuando no comprendamos por qué ocurren las cosas de esa forma.
2.4 Los malvados babilonios confiaban en sí mismos y por eso caerían, mas el justo por su fe viviría. Este versículo ha inspirado a innumerables cristianos. Pablo lo cita en Romanos 1.17 y en Gálatas 3.11. El escritor de Hebreos lo cita en 10.38, justamente antes del famoso capítulo de la fe. Y resulta de gran ayuda a los cristianos que tienen que vivir tiempos difíciles sin ver señales de esperanza. Los creyentes deben confiar en que Dios dirige todas las cosas de acuerdo con sus propósitos.
2.9–13 Las riquezas de Babilonia provenían de las desgracias de otros, pero esas riquezas sólo serían combustible para el fuego. Las víctimas y sus ciudades clamarían en contra de Babilonia. El dinero no es malo, pero Dios condena el amor a las riquezas y todo medio perverso de adquirirlas (1 Timoteo 6.10). Tenga cuidado de no tener tanta hambre de riqueza que pierda su apetito de Dios. No permita que el dinero tome el lugar de la familia, los amigos y Dios.
2.18 La idolatría puede parecer un pecado que la gente moderna no tiene que temer. Sin embargo la idolatría no es sólo el inclinarse ante ídolos; es confiar en lo que uno ha creado y por lo tanto, en el poder de uno como creador y sustentador. Si decimos que adoramos a Dios, pero depositamos nuestra confianza en cuentas bancarias, casa, negocios y organizaciones, somos idólatras. ¿Confía usted en Dios más de lo que confía en lo que han creado sus manos?
2.20 Los ídolos no tienen vida, ni personalidad, ni poder; son pedazos huecos de madera o piedra. Los templos construidos para los ídolos están igualmente vacíos: nadie vive en ellos. Sin embargo el Señor está en su templo. Él es una persona real,viva y poderosa. Él es total y verdaderamente Dios. Los idólatras ordenan a sus ídolos que los salven, pero los que adoramos al Dios viviente vamos a Él con temor reverente y gran respeto. Reconocemos que todo está sometido a Él y sabe lo que está haciendo. Los ídolos permanecen en silencio: no pueden responder. El Dios viviente, en cambio, nos habla por medio de la Biblia. Acérquese a Dios con reverencia y espere en silencio para escuchar lo que Él quiera decirle.
Capítulo 3
3.1ss Habacuc alabó a Dios por responder a sus preguntas. El mal no triunfará para siempre; Dios está al timón y podemos confiar plenamente en que Él reivindicará a los que le son fieles. Debemos esperar en silencio que Él actúe (3.16).
3.2 Habacuc sabía que Dios iba a disciplinar a Judá, y que no iba a ser una experiencia agradable. Sin embargo, aceptó la voluntad de Dios, y le pidió ayuda y misericordia. Habacuc no pidió escapar de la disciplina, sino que aceptó la verdad: Judá necesitaba aprender una lección. Dios sigue disciplinando con amor, para que sus hijos regresen a Él (Hebreos 12.5, 6). Acepte su disciplina con agrado y pídale que lo ayude a cambiar.
3.3 La palabra «selah» aparece setenta y una veces en Salmos y tres en Habacuc. Aunque su significado preciso se desconoce, muchos lo consideran un término musical. Podría ser para levantar las manos, o una señal de adoración o quizás una exclamación como «¡Amén!» o «¡Aleluya!» para corroborar la verdad del pasaje.
3.17-19 El fracaso de la cosecha y la muerte de los rebaños devastarían a Judá. Sin embargo, Habacuc afirmó que aun en medio de la hambruna se regocijaría en el Señor. Las circunstancias no controlaban los sentimientos de Habacuc, sino la fe en la capacidad de Dios para darle fortaleza. Cuando nada tenga sentido para nosotros y cuando los problemas parezcan ser más grandes de lo que podemos soportar, recordemos que Dios nos fortalece. Aparte los ojos de sus dificultades y mire a Dios.
3.19 Dios dará a sus seguidores una confianza plena en los tiempos difíciles. Correrán como ciervos a través de terrenos escabrosos y peligrosos. Dios ejercerá su justicia y terminará completamente con el mal en a su debido tiempo. Mientras tanto, el pueblo de Dios necesita vivir en la fortaleza de su Espíritu, confiando en la victoria final sobre el mal.
3.19 La nota para el director musical se utilizaba cuando este pasaje se cantara como salmo en la adoración del templo.
3.19 Habacuc preguntó a Dios por qué los malos prosperan mientras que los justos sufren. La respuesta de Dios fue: No es así, a la larga no es así. Habacuc vio sus limitaciones en contraste con el control ilimitado de Dios sobre los acontecimientos del mundo. Dios está vivo y tiene el control del mundo y lo que en él ocurre. No podemos ver todo lo que Dios hace ni todo lo que hará. Pero debemos estar seguros de que Él es Dios y que hará lo que es bueno. Saber esto nos da confianza y esperanza en medio de un mundo confuso.
COMENTARIO DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 23 DE DICIEMBRE Apocalipsis 14.
Capítulo 14
14.1ss El capítulo 13 describe el ataque del maligno que tendrá lugar cuando Satanás y sus demonios dominen el mundo. El capítulo 14 presenta una vislumbre de la eternidad a fin de mostrarles a los creyentes lo que les espera si permanecen fieles. El Cordero es el Mesías. Se pone en contraste el monte de Sion, que con frecuencia es otro nombre dado a Jerusalén la capital de Israel, con el imperio mundano. Los 144,000 representan a los creyentes que han permanecido fieles en las persecuciones en la tierra y ahora están preparados para disfrutar de los beneficios eternos y las bendiciones de la vida con Dios para siempre. Los tres ángeles contrastan el destino de los creyentes con el de los incrédulos.
14.4 Estas personas son creyentes verdaderos cuyas ropas han sido lavadas y purificadas por la sangre de Cristo (7.14) mediante su muerte («redimidos de entre los hombres»). En el Antiguo Testamento, a menudo se describía la idolatría como adulterio espiritual (véase el libro de Oseas). Estos creyentes son espiritualmente puros, han permanecido fieles a Cristo, lo han seguido solo a Él y han recibido la recompensa de Dios por permanecer fieles. «Primicias» se refiere al acto de dedicación de la primera parte de la cosecha como sagrada para Dios (Éxodo 23.19; véase también Santiago 1.8)
14.6,7 Algunos piensan que esta es una última apelación mundial a todas las personas para que reconozcan al único Dios verdadero. Nadie tendrá la excusa de no haber oído jamás la verdad de Dios. Otros, sin embargo, ven esto como un anuncio de juicio y no como una apelación. La población del mundo ha tenido su oportunidad de proclamar su lealtad a Dios, y ahora el gran juicio de Dios está a punto de empezar. Por haber leído esto, usted ya tuvo la oportunidad de escuchar la verdad de Dios. Sabe que el juicio final de Dios no será pospuesto para siempre. ¿Ha recibido con regocijo las sempiternas buenas nuevas? Si es así, no tiene nada que temer del juicio de Dios. ¡El Juez de toda la tierra es su Salvador!
14.8 Babilonia era una ciudad perversa como también un imperio inmoral, un centro mundial para el culto a los ídolos. Babilonia saqueó Jerusalén y condujo al reino de Judá al cautiverio (véanse 2 Reyes 24 y 2 Crónicas 36). Así como Babilonia fue el peor enemigo de los judíos, el naciente Imperio Romano fue el peor enemigo de los primeros cristianos. Juan, que no pudo atreverse a hablar en contra de Roma abiertamente, aplicó el nombre Babilonia a este enemigo del pueblo de Dios (Roma) y, por extensión, a todos los enemigos de Dios de todos los tiempos.
14.9–11 Los que adoran a la bestia aceptan su marca sobre sus frentes, y actúan de acuerdo con la palabra de tal bestia con relación al sistema económico que finalmente se enfrentará al juicio de Dios. Nuestro mundo valora el dinero, el poder y el placer más que la dirección de Dios. Para lograr lo que el mundo valora, muchas personas niegan a Dios y violan principios cristianos. Dichas personas han de beber la copa de la ira de Dios (véanse Salmo 75; Isaías 51.17).
14.11 El resultado final del pecado es separación eterna de Dios. Debido a que los seres humanos han sido creados a imagen de Dios con una sed innata por comunión con Él, la separación de Dios será el tormento final y la desdicha consiguiente. El pecado siempre acarrea desdicha, pero en esta vida podemos optar por arrepentirnos y restaurar nuestra relación con Dios. En la eternidad ya no habrá otra oportunidad de arrepentimiento. Si en esta vida optamos por ser independientes de Dios, en el más allá estaremos separados de Él para siempre. Nadie está obligado a escoger la separación eterna de Dios y nadie sufre ese destino por accidente. Jesucristo nos invita a todos a abrir la puerta de nuestro corazón a Él (3.20). Si lo hacemos, disfrutaremos de eterna comunión con Dios.
14.12 Estas noticias sobre el triunfo final de Dios debiera estimular al pueblo de Dios a permanecer firme en medio de cada prueba y sufrimiento. Se puede hacer, según Dios lo promete, al confiar en Jesucristo y obedecer los mandamientos de su Palabra. El secreto para permanecer firme, sin embargo, es confiar y obedecer. Confíe en Dios para que le dé paciencia a fin de que se mantenga firme aun en las pruebas pequeñas que usted sufre a diario; obedézcale, aun cuando la obediencia no sea atractiva o incluso peligrosa.
14.13 Es verdad que no podemos llevarnos de esta vida el dinero, la fama ni los bienes. Pero el pueblo de Dios puede producir fruto que sobreviva aun más allá de la muerte. Dios recordará nuestro amor, bondad y fidelidad, y los que aceptan a Cristo mediante nuestro testimonio se unirán a nosotros en la tierra nueva. Asegúrese de que sus valores estén en armonía con los de Dios y decídase hoy a producir fruto que perdure para siempre.
14.14–16 Esta es una imagen del juicio. Cristo separa el fiel del infiel, a semejanza del agricultor que cosecha sus granos. Este es un tiempo de gozo para los cristianos que han sido perseguidos y martirizados, que recibirán su recompensa tan esperada. Los cristianos no deben temer el juicio final. Jesús dice: «De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida» (Juan 5.24).
14.19 Un lagar era un gran recipiente donde se ponían las uvas y luego se aplastaban. El jugo corría por un conducto que llevaba a un depósito de mayores dimensiones. A menudo se emplea la imagen del lagar en la Biblia para simbolizar la ira de Dios y su juicio en contra del pecado (Isaías 63.3–6; Lamentaciones 1.15; Joel 3.12, 13).
14.20 La distancia de 1,600 estadios equivale a 288 km, aproximadamente la distancia de norte a sur que tiene Palestina. Comentarios de la Biblia del diario vivir. Rv 1960.

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