LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE DICIEMBRE. Abdias
ABDÍAS
La humillación de Edom
1
1Visión
de Abdías.
Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos
oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones.
Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla. 2He aquí,
pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera. 3La
soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las
peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a
tierra? 4Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas
pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová.
5Si
ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (¡cómo has sido destruido!), ¿no
hurtarían lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían
algún rebusco? 6¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus
tesoros escondidos fueron buscados. 7Todos tus aliados te han
engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo
prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no
hay en ello entendimiento. 8¿No haré que perezcan en aquel día, dice
Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú? 9Y tus
valientes, oh Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del
monte de Esaú por el estrago. 10Por la injuria a tu hermano Jacob te
cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre. 11El día que
estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban
por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de
ellos. 12Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu
hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos
de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de
la angustia. 13No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo
en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día
de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad.
14Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que
de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de
angustia.
La exaltación de Israel
15Porque
cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará
contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. 16De la manera que
vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones;
beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido. 17Mas en el
monte de Sion habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob
recuperará sus posesiones. 18La casa de Jacob será fuego, y la casa
de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán;
ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho. 19Y
los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos;
poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a
Galaad. 20Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel
poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que
están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev. 21Y subirán
salvadores al monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de
Jehová. Amen.
LECTURA DE LA
PALABRA PARA HOY 17 DE DICIEMBRE Apocalipsis 8
El
séptimo sello
8
1Cuando
abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.
2Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron
siete trompetas. 3Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar,
con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las
oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del
trono. 4Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo
del incienso con las oraciones de los santos. 5Y el ángel tomó el
incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo
truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
Las trompetas
6Y
los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.
7El
primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que
fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y
se quemó toda la hierba verde.
8El
segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue
precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
9Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y
la tercera parte de las naves fue destruida.
10El
tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo
como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las
fuentes de las aguas. 11Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la
tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a
causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.
12El
cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la
tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se
oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del
día, y asimismo de la noche.
13Y
miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay,
ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta
que están para sonar los tres ángeles! Amen. Rv
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE
DICIEMBRE. Abdias
Capítulo 1
1 Abdías fue
un profeta de Judá que habló del juicio de Dios en contra de la nación de Edom.
Hay dos fechas que comúnmente se dan a esta profecía: (1) entre los años 848 y
841 a.C., cuando al rey Joram y Jerusalén los atacaron la coalición
filisteo-árabe (2 Crónicas 21.16ss), o (2) en 586 a.C., cuando los babilonios
destruyeron por completo a Jerusalén (2 Reyes 25; 2 Crónicas 36). Edom se
regocijó por las desgracias de Israel y Judá, aun cuando los edomitas y judíos
descendían de dos hermanos, Esaú y Jacob (Génesis 25.19–26). Pero del mismo
modo que estos dos hermanos estaban en constante conflicto, Israel y Edom
raramente estaban en paz. Dios pronunció juicio sobre Edom por sus acciones
insensibles y maliciosas hacia su pueblo.
3 Edom era el
vecino de Judá ubicado al sur y compartían una frontera común. Los vecinos no
siempre son amigos y Edom no quería tener nada que ver con Judá. Su capital en
ese tiempo era Sela (tal vez haya sido luego la ciudad de Petra). Sela se
consideraba una ciudad impenetrable porque estaba en un acantilado y cerca de
un cañón al que solo llegaba por un camino estrecho. Las cosas que Edom
consideraba como fortaleza de esta ciudad constituyeron su ruina: (1) la
seguridad en la ciudad (vv. 3, 4), Dios los haría bajar desde las alturas; (2)
la soberbia por su autosuficiencia (v. 4), Dios los humillaría; (3) la riqueza
(vv. 5, 6), los ladrones robarían todo lo que tuvieran; (4) los aliados (v. 7),
Dios haría que se volvieran contra Edom; (5) la sabiduría (vv. 8, 9), todo
sería destruido.
3 Los
edomitas se sentían seguros y orgullosos de su autosuficiencia. Pero se
engañaban debido a que no hay seguridad perdurable apartados de Dios. ¿Está su
seguridad en objetos o en personas? Pregúntese cuánta seguridad perdurable le
ofrecen realmente. Las posesiones y la gente puede desaparecer en un momento,
pero Dios no cambia. Solo Él puede ofrecernos verdadera seguridad.
4 Los
edomitas estaban orgullosos de su ciudad enclavada en la roca. En la actualidad
es considerada como una de las maravillas del mundo antiguo, pero solo como
atracción turística. La Biblia advierte que la soberbia es la ruta más segura
hacia la autodestrucción (Proverbios 16.18). Al igual que Sela (Petra) y Edom
cayeron, la gente soberbia caerá. Una persona humilde está más segura que una
persona soberbia, ya que la humildad nos da una perspectiva más adecuada de uno
mismo y del mundo.
4-9 Dios no
pronunció estos juicios severos en contra de Edom por venganza sino para
ejercer justicia. Dios es moralmente perfecto y demanda justicia y rectitud
perfectas. Los edomitas simplemente estaban obteniendo lo que se merecían.
Debido a que asesinaron, serían asesinados. Debido a que robaron, sufrirían
robos. Debido a que se aprovecharon de los demás, se aprovecharían de ellos. No
peque pensando que «nadie se enterará» o «que no lo atraparán». Dios conoce
todos nuestros pecados, y Él será justo.
8 Edom se
caracterizaba por sus sabios. Existe una diferencia, sin embargo, entre la
sabiduría del hombre y la sabiduría de Dios. Los edomitas pudieron haber sido
sabios en los caminos del mundo, pero fueron tontos porque ignoraron y se
burlaron de Dios.
9 Elifaz, uno
de los tres amigos de Job (Job 2.11), era de Temán, ocho kilómetros al este de
Petra. Temán fue llamado así por el nieto de Esaú (Génesis 36.10–12).
10, 11 Los
israelitas descendían de Jacob, y los edomitas de su hermano, Esaú (Génesis
25.19–26). En vez de ayudar a Israel y a Judá cuando lo necesitaban, Edom
permitió que fueran destruidos e incluso saquearon lo que quedaba. Edom se
constituyó en su enemigo, y sería destruido. Cualquiera que no ayude al pueblo
de Dios es enemigo de Dios. Si usted no ha ayudado a alguien en tiempos de
necesidad, ha pecado. El pecado no incluye solo lo que hacemos, sino también lo
que nos negamos a hacer. No desprecie ni niegue ayuda a los necesitados.
12 Edom
estaba contento de ver a Judá en problemas. Su rencor los llevó a querer ver
destruida a la nación. Por esta mala acción, Dios borró a Edom. ¿Cuán a menudo
se alegra por las desgracias de otros? Debido a que únicamente Dios es el juez,
nunca debemos alegrarnos de las desgracias de los demás, incluso si pensamos
que se las merecen (véase Proverbios 24.17).
12–14 De
todos los vecinos de Judá e Israel, Edom era el único al que no se le prometió
ninguna misericordia por parte de Dios. Esto fue debido a que saquearon
Jerusalén, y se alegraron por sus desgracias. Traicionaron a sus hermanos de
sangre en momentos de crisis y ayudaron a sus enemigos. (Véanse también Salmo
137.7; Jeremías 49.7–22; Ezequiel 25.12–14; Amós 1.11, 12.)
15 ¿Por qué
la venganza de Dios caería sobre las naciones gentiles? Edom no era la única
nación que se alegró con la caída de Judá. Todas las naciones y los individuos
serán juzgados por la forma en la que tratan al pueblo de Dios. Algunas
naciones de la actualidad tratan al pueblo de Dios en forma favorable, mientras
que otras son hostiles hacia ellos. Dios juzgará a todas las personas de
acuerdo con la forma en la que traten a los demás, especialmente a los
creyentes (Apocalipsis 20.12, 13). Jesús habló de esto en Mateo 25.31–46.
17–21 Judas
Macabeo derrotó a los edomitas en 185 a.C. La nación ya no existía en el primer
siglo d.C. En el tiempo de la profecía de Abdías, pudo haber parecido que Edom
sobreviviría más que Judá. Pero Edom se desvaneció y Judá sigue existiendo.
Esto demuestra la absoluta certeza de la Palabra de Dios y del castigo que
aguarda a todos los que han maltratado a su pueblo.
19 Neguev era
la región más al sur en Judá. Era una región árida y caliente. Las colinas
estaban en el este de Judá.
20 Las
fronteras del reino podrían haberse extendido hasta la Sefela (campos
filisteos) y Sarepta, al sur, entre Tiro y Sidón en la costa mediterránea.
Sefarad debe haber sido la ciudad de Sardis.
21 Abdías
llevó el mensaje de Dios acerca del castigo de Edom. Dios estaba molesto tanto
por su rebelión interna como por la externa. La gente de la actualidad se
parece mucho a la de los tiempos de Abdías. Vemos la arrogancia, la envidia y
la falsedad y nos preguntamos cuándo terminará todo esto. A pesar de los
efectos del pecado, sin embargo, Dios tiene el control. Cuando enfrente luchas,
no se desespere, ni renuncie a toda esperanza. Sepa que cuando todo esté dicho
y hecho, el Señor seguirá siendo el Rey, y la confianza que usted deposite en
Él no será en vano.
21 Edom es un
ejemplo de todas las naciones que son hostiles con Dios. Nada puede romper la
promesa de Dios de proteger a su pueblo de la destrucción total. En el libro de
Abdías vemos cuatro aspectos del mensaje de Dios acerca del juicio: (1) el mal
ciertamente será castigado; (2) los que son fieles a Dios tienen la esperanza
de un nuevo futuro; (3) Dios es soberano en la historia de la humanidad; (4) el
propósito final de Dios es establecer su reino eternal. Los edomitas habían
sido crueles con el pueblo de Dios. Eran arrogantes y soberbios, y se
aprovechaban de las desgracias ajenas. Cualquier nación que maltrate a las
personas que obedecen a Dios será castigada, a pesar de lo invencible que
parezca. De manera similar nosotros, como individuos, no debemos permitir
sentirnos tan «cómodos» con nuestra riqueza o seguridad que no podamos ayudar
al pueblo de Dios en necesidad. Esto es pecado. Y debido a que Dios es justo,
las personas que siembran pecado cosecharán castigo.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE
DICIEMBRE Apocalipsis 8
8.1, 2 Cuando
se abre el séptimo sello, se revela el juicio de las siete trompetas. De igual
forma, la séptima trompeta anunciará los juicios de las siete copas en 11.15 y
16.1–21. La trompeta de los juicios, como el sello de los juicios, son solo
parciales. Todavía no ha llegado el juicio final y absoluto de Dios.
8.3 Se usaba
un incensario lleno de brasas encendidas en el templo para la adoración. El
incienso se echaba sobre las brasas y el humo fragante subía, simbolizando la
oración de los creyentes que asciende hasta Dios (véase Éxodo 30.7–9).
8.6 El toque
de las trompetas tiene tres propósitos: (1) advertir que el juicio es
verdadero, (2) llamar a las fuerzas del bien y del mal a la batalla, y (3)
anunciar el regreso del Rey, el Mesías. Estas advertencias nos instan a
asegurarnos de que nuestra fe esté fundada con firmeza en Cristo.
8.7-12 Ya que
solo un tercio de la tierra es destruida por estos juicios de las trompetas,
este es solo un juicio parcial de Dios. Aun no se ha manifestado su ira total.
8.11 Ajenjo
es una planta con sabor muy amargo, y representa la amargura del juicio de
Dios.
8.13 Habacuc
emplea la imagen de un águila para simbolizar rapidez y destrucción (véase
Habacuc 1.8). Aquí la figura es de un ave fuerte y poderosa que vuela sobre
toda la tierra, advirtiendo de los terrores que todavía vendrán. Aunque todos
sufren los terrores descritos en los versículos 7 al 12, «los habitantes de la
tierra» son los incrédulos que sufrirán daño espiritual con los juicios de las
tres próximas trompetas. Dios les ha garantizado a los creyentes la protección
del daño espiritual (7.2, 3).
8.13 En el
versículo 6.10 los mártires claman a Dios: «¿Hasta cuándo[...] no juzgas y
vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?» Al ver la perversidad del
mundo, nosotros también podemos clamar a Dios: «¿Hasta cuándo?» En los
capítulos siguientes, el juicio llega al fin. Podemos hallarnos desesperados e
impacientes, pero Dios tiene su plan y su tiempo, y debemos aprender a confiar
en que Él sabe lo que es mejor. El juicio viene, no le quepa la menor duda.
Gracias a Dios por el tiempo que le da para
que se aparte
de sus pecados. Aproveche el tiempo que le queda en ayudar a que otros también
se vuelvan a Él. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.

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