Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 16 DE DICIEMBRE. Amos 7,8,9,

Tres visiones de destrucción

7

1Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío después de las siegas del rey. 2Y aconteció que cuando acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. 3Se arrepintió Jehová de esto: No será, dijo Jehová.

4Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra. 5Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. 6Se arrepintió Jehová de esto: No será esto tampoco, dijo Jehová el Señor.

7Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. 8Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más. 9Los lugares altos de Isaac serán destruidos, y los santuarios de Israel serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa de Jeroboam.

 Amós y Amasías

10Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras. 11Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio. 12Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; 13y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino.

14Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 15Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. 16Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac. 17Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra.

 El canastillo de fruta de verano

8

1Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí un canastillo de fruta de verano. 2Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más. 3Y los cantores del templo gemirán en aquel día, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.

 El juicio sobre Israel se acerca

4Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra, 5diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, 6para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?

7Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. 8¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto.

9Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. 10Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo.

11He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. 12E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.

13En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. 14Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán.

 Los juicios de Jehová son ineludibles

9

1Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape.

2Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. 3Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá. 4Y si fueren en cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien.

5El Señor, Jehová de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto. 6El edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre.

7Hijos de Israel, ¿no me sois vosotros como hijos de etíopes, dice Jehová? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos? 8He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.

9Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra. 10A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal.

 Restauración futura de Israel

11En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; 12para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto.

13He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. 14Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. 15Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo. Amen.

 

LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 16 DE DICIEMBRE Apocalipsis 7

Los 144 mil sellados

7

1Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. 4Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. 6De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.ol de la vida,0 7De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. 8De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

 La multitud vestida de ropas blancas

9Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

13Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Amen. Rv.

 

COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 16 DE DICIEMBRE. Amos 7,8,9,

Capítulo 7

7.1ss La siguiente serie de visiones llevaban el mensaje de Dios al pueblo utilizando imágenes que les eran familiares: langostas, fuego y plomada de albañil.

7.1-6 En dos ocasiones se le mostró a Amós una visión del castigo inminente de Israel, y su respuesta inmediata fue orar para que Dios perdonara la vida de Israel. La oración es un privilegio poderoso. Las oraciones de Amós deben recordarnos que debemos orar por nuestra nación.

7.7-9 Una plomada de albañil era un instrumento utilizado para verificar si una pared estaba derecha. Una pared que no está derecha a la larga se derrumbará. Dios quería que su pueblo fuera recto con Él; quería que el pecado que nos tuerce fuera retirado de inmediato. La Palabra de Dios es la plomada que nos ayuda a estar conscientes de nuestro pecado. Si se mide con esta plomada ¿qué descubrirá usted en su vida?

7.10 Los profetas como Amós a menudo eran vistos como traidores debido a que hablaban en contra del rey y de sus consejeros, cuestionando su autoridad y exponiendo sus pecados. El rey vio al profeta como enemigo en vez de verlo como alguien que estaba tratando de ayudarlo a él y a la nación.

7.10ss Amasías era el jefe de los sacerdotes en Bet-el, representaba la religión oficial de Israel. No le importaba escuchar el mensaje de Dios; solo estaba preocupado por su propia posición. El mantener su cargo era más importante que escuchar la verdad. No deje que su ambición de prestigio, autoridad y dinero lo ate a un trabajo o a una posición que no pueda dejar. No deje que nada interfiera entre usted y su obediencia a Dios.

7.14,15 Sin ninguna preparación, educación ni crianza especial, Amós obedeció el llamado de Dios: «Vé y profetiza a mi pueblo Israel». La obediencia es la prueba de un siervo fiel de Dios. ¿Está usted obedeciendo la Palabra de Dios?

Capítulo 8

8.5,6 Estos mercaderes cumplían con las fiestas religiosas, pero no en espíritu. Su interés real era hacer dinero, incluso si eso significaba engañar a la gente. ¿Toma usted al menos un día a la semana para descansar y adorar a Dios o hacer dinero es más importante que ninguna otra cosa? Cuando le dedica tiempo a Dios, ¿lo adora de verdad? O ¿es su religión una cortina que cubre sus acciones sin ética?

8.11-13 El pueblo no deseaba la Palabra de Dios cuando los profetas como Amós la proclamaban. Debido a su apatía, Dios dijo que quitaría hasta la oportunidad de que escucharan su Palabra. Nosotros tenemos la Palabra de Dios, la Biblia. Pero muchos todavía siguen buscando la respuesta para los problemas de la vida en otras partes excepto en las Escrituras. Usted puede ayudar dirigiéndolos a la Biblia, mostrándoles donde hablan de sus necesidades y dudas en especial. La Palabra de Dios está a nuestro alcance. Ayudemos a la gente a conocerla antes de que llegue el tiempo cuando no podrán encontrarla.

Capítulo 9

9.1 El castigo comenzaría en el altar, el centro de la vida de la nación, el lugar donde el pueblo esperaba ser protegido y bendecido. Este castigo abarcaría a las 12 tribus. Algunos comentaristas piensan que era el altar de Bet-el y otros que era el altar del Templo de Jerusalén. Dios destruiría aquello en lo que fundaban su seguridad con el fin de que se volviesen a Él. Pero en 9.11 Dios promete restaurar su pueblo.

9.2-4 El monte Carmelo y el Seol son símbolos de la muerte. Nadie puede escapar del castigo de Dios. Estas eran buenas noticias para los fieles pero malas noticias para los infieles. Ya sea que corramos a las cimas de las montañas o al fondo del mar, Dios nos encontrará y nos juzgará por nuestras acciones. Amós describió el castigo de los malvados como una serpiente marina, que persigue implacablemente a los condenados. Para los seguidores fieles de Dios, sin embargo, el castigo trae una nueva tierra de paz y prosperidad. ¿De qué manera evalúa usted el castigo de Dios?

9.7 Etiopía, al sur de Egipto, era una tierra remota y exótica para los israelitas. Caftor es una isla en Creta, en donde los filisteos vivían originalmente. Dios juzgaría a Israel de la misma forma que juzga a las naciones extranjeras. No es solo el Dios de Israel; es el Dios del universo y tiene el control de todas las naciones.

9.8 Amós aseguró a los israelitas que el castigo de Dios no sería permanente. Dios quiere redimir, no castigar. Pero cuando el castigo es necesario no lo detiene. Al igual que un padre amoroso, Dios disciplina a los que ama para poder corregirlos. Si Él lo disciplina a usted, acéptelo como un signo de su amor.

9.8, 9 A pesar de que Asiria destruiría a Israel y se llevaría a su pueblo al exilio, algunos serían preservados. Este exilio se había predicho cientos de años antes (Deuteronomio 28.63–68). A pesar de que la nación fue purificada por medio de esta invasión y cautiverio, ningún verdadero creyente se perdería eternamente. Nuestro sistema de justicia no siempre es perfecto, pero el de Dios sí. Los pecadores no quedarán impunes; los fieles no serán olvidados. Los verdaderos creyentes no se perderán.

9.11, 12 El pacto que Dios hizo con David establecía que uno de los descendientes de David estaría sentado en el trono para siempre (2 Samuel 7.12–16). El exilio hizo que esto fuera imposible. Sin embargo, «en ese tiempo» Dios levantará y restaurará el reino según lo prometido. Esta era una promesa tanto para Israel como para Judá, que no se cumpliría en un gobernante político terrenal, sino en el Mesías, que renovaría el reino espiritual y gobernaría para siempre.

Santiago citó este versículo en (Hechos 15.16, 17), encontrando su cumplimiento en la resurrección de Cristo y en la presencia tanto de judíos como de gentiles en la iglesia. Cuando Dios traiga a los gentiles, estará restaurando el «tabernáculo» destrozado. Después de que los gentiles sean llamados juntos, Dios renovará y restaurará las fortunas de la nueva Israel. Toda la tierra que una vez estuvo bajo el gobierno de David otra vez será parte de la nación de Dios.

9.13-15 Los judíos de los días de Amós habían perdido la visión del cuidado y el amor que Dios tenía por ellos. Los ricos estaban muy cómodos y despreocupados, se negaban a ayudar a los que tenían necesidad. Observaban los rituales religiosos con la esperanza de apaciguar a Dios, pero realmente no lo amaban. Amós anunció las advertencias de la destrucción de Dios a causa de la maldad.

No debemos asumir que el ir a la iglesia y ser buenos basta, Dios espera que el creer en Él penetre en todas las áreas de nuestra vida, y sea un conducto que alcance a todas las personas y circunstancias. Debemos permitir que las palabras de Amós nos inspiren a vivir fielmente como Dios anhela.

 

COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 16 DE DICIEMBRE Apocalipsis 7

Capítulo 7

7.1ss Se ha abierto el sexto sello y el pueblo de la tierra ha intentado ocultarse de Dios, diciendo: «¿Quién podrá sostenerse en pie?» (6.12–17). Cuando toda esperanza parece perdida, cuatro ángeles detienen los cuatro vientos del juicio hasta que el pueblo de Dios sea marcado como suyo. Solo entonces Dios abrirá el séptimo sello (8.1).

7.2 Un sello sobre un rollo o documento identifica y protege su contenido. Dios pone su gran sello sobre sus seguidores, identificándolos como suyos y garantizando la protección de sus almas. Eso muestra cuán valiosos somos para Él. Nuestro cuerpo puede ser herido, mutilado o incluso destruido, pero nada podrá dañar nuestra alma cuando hemos sido sellados por Dios. Véase Efesios 1.13 referente al sello del Espíritu Santo.

7.3 El sello de Dios puesto en la frente de sus siervos es exactamente lo opuesto a la marca de la bestia explicada en 13.16. Estas dos marcas ubican a la gente en dos categorías diferentes: los que pertenecen a Dios y los que pertenecen a Satanás.

7.4–8 El número 144,000 es 12 x 12 x 1,000, lo que simboliza totalidad: todos los seguidores de Dios serán llevados a Él a salvo; ninguno será pasado por alto ni olvidado. Dios sella a estos creyentes, ya sea retirándolos de la tierra (esto se conoce como el arrebatamiento) o dándoles fortaleza y valor especiales para pasar por ese tiempo de gran persecución. Aunque muchos creyentes deben sufrir la persecución, el sello no necesariamente garantiza protección de daño físico —muchos morirán (véase 6.11)— pero Dios los protegerá de daño espiritual. Sin que importe lo que suceda, recibirán su recompensa de vida eterna. Su destino está asegurado. Estos creyentes no se apartarán de Dios ni siquiera cuando tengan que soportar persecución intensa. No dice que 144,000 personas serán selladas antes que venga la persecución, sino que cuando empiece, podemos saber que los fieles han sido sellados (marcados por Dios) y permanecerán fieles a Él hasta el fin.

7.4–8 Esta es una lista diferente de las que mencionan las doce tribus en el Antiguo Testamento, porque esta es una lista simbólica de los verdaderos seguidores de Dios. (1) A Judá se le menciona primero porque es tanto la tribu de David como de Jesucristo el Mesías (Génesis 49.8–12; Mateo 1.1). (2) Leví no tenía asignación tribal debido a la tarea para Dios de los levitas en el templo (Deuteronomio 18.1), pero aquí a la tribu se le ha dado un lugar como recompensa a su fidelidad. (3) No se menciona a Dan porque se le reconoce por su rebeldía e idolatría, características inaceptables en los seguidores de Dios (Génesis 49.17). (4) Las dos tribus que representan a José (por lo general llamadas Efraín y Manasés, en honor a los hijos de José) aquí se les llama José y Manasés, por causa de la rebeldía de Efraín. Véase Génesis 49 para enterarse de la historia del comienzo de estas doce tribus.

7.9 ¿Quiénes forman «la gran multitud»? Aunque algunos dicen que son los mártires descritos en 6.9, pudiera ser también el mismo grupo mencionado como los 144,000 (7.4–8). Los 144,000 fueron sellados por Dios antes del tiempo de persecución; la gran multitud recibió la vida eterna, tal como Dios lo prometió. Antes estaban siendo preparados; ahora son victoriosos. Esta multitud en los cielos está compuesta por todos los que se mantuvieron fieles a Dios a través de las generaciones. Ningún creyente verdadero necesita preocuparse por el grupo al que pertenecerá. Dios incluye y protege a cada uno de nosotros, y también nos garantiza un lugar en su presencia.

7.10 La gente emplea diferentes métodos para quitar la culpa del pecado: buenas obras, búsqueda intelectual e incluso el culpar a los demás. La multitud en el cielo, sin embargo, alaba a Dios diciendo: «La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono y al Cordero». La salvación del castigo del pecado puede venir solo por medio de Jesucristo. ¿Se ha quitado la culpa de su pecado de la única forma posible?

7.11 Más información acerca de los ancianos se halla en la nota de 4.4. Se describe con mayor amplitud a los cuatro seres vivientes en la nota de 4.6, 7.

7.14 Se ha explicado «la gran tribulación» de diversas maneras. Algunos creen que se refiere al sufrimiento de los creyentes a través de los siglos; otros creen que vendrá un tiempo específico de tribulación intensa. En uno u otro caso, estos creyentes vienen pasando por períodos de sufrimiento por mantenerse fieles a Dios. Como se mantuvieron fieles, Dios les dará vida eterna con Él.

7.14 Es difícil imaginar cómo la sangre puede emblanquecer cualquier ropa, pero la sangre de Jesucristo es la que purifica más que ninguna, porque quita la mancha del pecado. El color blanco simboliza la perfección inmaculada o santidad, que recibimos solo por la muerte del Cordero inmolado de Dios. Esta es una figura de cómo somos salvos por la fe (véanse Isaías 1.18, Romanos 3.21–26).

7.16,17 Dios suplirá para las necesidades de sus hijos en su hogar eterno, donde no habrá hambre, sed ni dolor, y Él secará toda lágrima. Cuando usted sufra o se sienta desgarrado por el dolor, encuentre consuelo en esta promesa de completa protección y alivio.

7.17 En los versículos 1–8 vemos a los creyentes recibiendo un sello para protegerlos en el tiempo de la gran tribulación y sufrimiento; en los versículos 9–17 vemos a los creyentes finalmente con Dios en el cielo. Todos los que han sido fieles a través de los siglos cantan delante del trono de Dios. Sus tribulaciones y penurias han pasado: no hay más lágrimas por causa del pecado porque todos han sido perdonados; no hay más lágrimas por el sufrimiento porque todo sufrimiento ha terminado; no hay más lágrimas por la muerte porque todos los creyentes han resucitado para no volver a morir. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario