Jaime Anacona Cuellar

LECTURA DE LA PALABRA EN A.T. PARA HOY 18 DE DICIEMBRE. Jonás

JONÁS 1, 2,3,4.

Jonás huye de Jehová

1

1Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. 3Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.

4Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. 5Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. 6Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.

7Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. 8Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? 9Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. 10Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.

11Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. 12El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. 13Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. 14Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. 15Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. 16Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.

17Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.

 

Jonás 2

Oración de Jonás

Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 

y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. 

Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 

Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; Mas aún veré tu santo templo. 

Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeome el abismo; El alga se enredó a mi cabeza. 

Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. 

Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. 

Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. 

Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 

10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.

 

Jonás 3

Nínive se arrepiente

Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 

Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. 

Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 

Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 

Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. 

Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 

E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 

sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. 

¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? 

10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

 

Jonás 4

El enojo de Jonás

Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 

Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 

Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 

Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 

Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. 

Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 

Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 

Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 

Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 

10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 

11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales? Amen.

 

LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE DICIEMBRE Apocalipsis 9

9

1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 3Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. 5Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; 8tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; 9tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. 11Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

12El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

13El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. 15Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. 17Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. 18Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. 19Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

20Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; 21y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos. Amen. Rv.

 

COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE DICIEMBRE. Jonas

JONAS

Capítulo 1,2,3,4.

1.1, 2 Jonás se menciona en 2 Reyes 14.25. Profetizó en tiempos de Jeroboam II, rey de Israel de 793–753 a.C. Quizás era miembro de «los hijos de los profetas» que se mencionan en relación con el ministerio de Eliseo (2 Reyes 2.3).

Dios le dijo a Jonás que predicara en Nínive, la ciudad más importante de Asiria, un incipiente poder mundial en los días de Jonás. En menos de cincuenta años, Nínive sería ya la capital del vasto imperio asirio. Jonás no habla mucho de la maldad de Nínive, pero el profeta Nahum nos ofrece mayor información. Dice Nahum que Nínive había caído en pecados como (1) pensar cosas malas contra Dios (Nahum 1.9), (2) explotar al desvalido (Nahum 2.12), (3) ser cruel en la guerra (Nahum 2.12, 13), (4) adorar ídolos, prostitución y brujería (Nahum 3.4). Dios le dijo a Jonás que fuera a Nínive, como ochocientos kilómetros al nordeste de Israel, a advertirles del inminente castigo y a declarar que podían alcanzar misericordia y perdón si se arrepentían.

1.3 Nínive era una ciudad poderosa y perversa. Desde niño Jonás había aprendido a odiar a los asirios y temer sus atrocidades. Los aborrecía tanto que no quería que recibieran misericordia de Dios. Jonás temía que se arrepintieran (4.2, 3). Su actitud era representativa de la renuencia de Israel a hablar a los demás del amor y la misericordia de Dios, aunque esa era la misión que Dios les había dado (Génesis 12.3). Ellos, como Jonás, no querían que los que no fueran judíos (gentiles) obtuvieran el favor de Dios.

1.3 Jonás sabía que Dios tenía una tarea para él, pero no quería cumplirla. Tarsis puede haber sido uno de los tantos puertos occidentales de Fenicia. Nínive estaba al este. Jonás trató de irse lo más al oeste posible. Cuando Dios nos ordena algo en su Palabra, a veces huimos por temor o terquedad, con la excusa de que Dios nos está pidiendo demasiado. Quizás fue temor, o enojo por la amplitud de la misericordia de Dios, lo que hizo que Jonás huyera. Pero la huida lo metió en problemas peores. Al final, Jonás entendió que es mejor hacer lo que Dios manda. Pero ya había tenido que pagar un alto precio por huir. Es mejor obedecer desde un principio.

1.4 Antes de establecerse en la tierra prometida, los israelitas habían sido nómadas que iban de lugar en lugar en busca de buen pasto para su ganado. Aunque no eran un pueblo de marineros, su ubicación en las costas del Mediterráneo y cerca de los vecinos poderes marítimos de Fenicia y Filistea le permitió vincularse mucho con barcos y marineros. La nave en que se embarcó Jonás probablemente era un barco de carga con cubierta.

1.4 La desobediencia de Jonás puso en peligro la vida de la tripulación del barco. Tenemos la gan responsabilidad de obedecer la Palabra de Dios porque nuestros pecados y desobediencias pueden poner en peligro a los que nos rodean.

1.4,5 Mientras la tormenta rugía, Jonás dormía bajo cubierta. Aunque estaba huyendo de Dios, la conciencia no le molestaba. Pero el que no nos sintamos culpables no siempre es señal de que estamos actuando bien. Como uno puede negar la realidad, no podemos medir la obediencia por lo que sentimos. Por eso es importante que nos comparemos con las normas divinas.

1.7 Los tripulantes echaron suerte para descubrir al culpable. Les dio resultado, pero solo porque Dios intervino para que Jonás supiera que no podía huir de él.

1.9–12 Uno no puede buscar el amor de Dios y huir de Él al mismo tiempo. Jonás pronto comprendió que en ninguna parte podía esconderse de Dios. Pero antes de que Jonás pudiera volver a Dios, tuvo que dejar de ir en sentido contrario. ¿Qué le ha pedido Dios que haga? Si queremos más del amor y el poder de Dios, tenemos que estar dispuestos a cumplir con las responsabilidades que nos da. Uno no puede decir que cree en Dios si no hace lo que Dios dice (1 Juan 2.3–6).

1.12 Jonás sabía que había desobedecido y que la tormenta era por culpa suya, pero no dijo nada hasta que los marineros echaron suerte y la suerte cayó sobre él (1.7). Entonces estuvo dispuesto a perder la vida para salvar a los marineros, aunque no había querido hacer lo mismo por la gente de Nínive. Jonás odiaba tanto a los asirios que había perdido toda perspectiva.

1.13 Al tratar de salvarle la vida a Jonás, aquellos marineros paganos demostraron tener más compasión que Jonás, porque este no quería anunciar a los ninivitas el castigo que Dios iba a imponerles. Los cristianos debemos avergonzarnos cada vez que un incrédulo muestra más compasión que nosotros. Dios quiere que nos preocupemos de todas las personas, sean salvas o no.

1.14-16 Jonás desobedeció a Dios. En su huida, se detuvo y se sometió a Dios. Entonces la tripulación de la nave adoró a Dios porque vieron que la tormenta amainaba. Dios puede utilizar hasta nuestros errores para que otros le conozcan. Puede ser doloroso, pero reconocer nuestros pecados puede ser un tremendo ejemplo a los que no conocen a Dios. Es triste que aquellos marineros paganos hicieron lo que la nación de Israel entera no hizo: oraron y prometieron servir a Dios.

1.17 Muchos han tratado de decir que este relato es ficción, pero la Biblia no lo presenta ni como un sueño ni como una leyenda. No echemos a un lado este milagro como si uno pudiera escoger en qué milagro de la Biblia creer y en cual no. Una actitud así nos llevaría a poner en duda cualquier parte de la Biblia y a perder confianza en que la Biblia es la fidedigna Palabra de Dios. La experiencia de Jonás la usó Cristo como ilustración de su muerte y resurreción (Mateo 12.39, 40).

 Jonás 2.

2.1ss Esta es una oración de agradecimiento, no una petición de liberación. Jonás simplemente estaba agradecido de no haberse ahogado. Fue librado de una forma espectacular y lo sobrecogía pensar que había escapado de la muerte. Aun dentro del pez, Dios escuchó la oración de Jonás. Podemos orar en cualquier parte y a cualquier hora, que Dios nos oirá. Nuestro pecado nunca es demasiado grande, ni nuestra dificultad demasiado inmensa, para Dios. 

2.1-7 Jonás dijo: "Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová" (2.7). A menudo hacemos lo mismo. Cuando todo nos va bien, tendemos a olvidarnos de Dios; pero cuando no hay esperanza, clamamos a El. Este tipo de relación con Dios conduce a una vida espiritual no muy firme, con altas y bajas. Un compromiso con Dios firme y diario promueve una sólida relación con El. Busque a Dios en las buenas y en las malas, y tendrá una vida espiritual mas vigorosa. 

2.2 Jonás habla de su experiencia en el vientre del pez como si hubiera estado muerto ya. 

2.8 Nos engañamos cuando vamos en pos de cualquier cosa que toma el lugar de Dios, lo cual es vanidad porque resulta siempre en vaciedad y equivale a renunciar a la misericordia de Dios. Que nada tome jamás el lugar que Dios debe ocupar en nuestra vida. 

2.9 Obviamente Jonás no estaba en posición de regatear con Dios. Por eso más bien le dio las gracias por salvarle la vida. Nuestros problemas deben llevarnos a asirnos de Dios, no a regatear con El para que nos saque del dolor. Podemos alabar y dar gracias a Dios por lo que ya ha hecho por nosotros, y por su amor y misericordia. 

2.9 Fue necesario un milagro de liberación para que Jonás hiciera lo que Dios le había mandado. Como profeta, Jonás estaba obligado a obedecer la voz de Dios, pero había tratado de eludir sus responsabilidades. Esta vez prometió cumplir sus votos. La historia de Jonás comienza con una tragedia, pero peor tragedia hubiera sido si Dios lo deja seguir huyendo. Cuando sepa que Dios quiere que usted haga algo, no huya. Quizás Dios no lo detenga como lo hizo con Jonás.

Jonás 3

3.1, 2 Jonás había huido de Dios, pero recibió una segunda oportunidad de participar en la obra de Dios. Quizás sienta que no está capacitado para servir a Dios debido a errores en el pasado. Pero servir a Dios no es un puesto que se obtiene por méritos. Nadie es digno de servir a Dios, pero aun así Dios nos pide que hagamos su obra. Quizás tengamos otra oportunidad. 

3.1, 2 Jonás debía predicar solo lo que Dios le decía. Era un mensaje de condenación contra una de las ciudades más poderosas del mundo. No era la tarea más agradable, pero los que llevan la palabra de Dios a otros no deben dejar que las presiones sociales ni el temor dicten sus palabras. Son llamados a predicar el mensaje y la verdad de Dios, por impopular que sea. 

3.3 El texto hebreo no distingue entre la ciudad misma (cuyos muros eran de solo trece kilómetros de circunferencia dentro de los cuales vivían unas ciento setenta y cinco mil personas) y el distrito de Nínive que tenía de cincuenta a cien kilómetros de diámetro. Era una ciudad "grande en extremo" a la que había que dedicar tres días para recorrerla. 

3.4-9 La palabra de Dios es para todos. A pesar de su maldad, la gente de Nínive fueron receptivos al mensaje y se arrepintieron inmediatamente. Si simplemente proclamamos lo que sabemos de Dios, quizás nos sorprendamos de cuántos responden. 

3.10 El pueblo pagano de Nínive creyó el mensaje de Jonás y se arrepintió. ¡Qué efecto tan maravilloso produjo la palabra de Dios en aquella gente perversa! ¡Qué contraste con la terquedad de Israel! El pueblo de Israel había escuchado muchos mensajes de los profetas, y no habían querido arrepentirse. El pueblo de Nínive solo escuchó una vez el mensaje de Dios. Jesús dijo que en el juicio, los hombres de Nínive se levantarán y condenarán a los israelitas por su falta de arrepentimiento (Mat 12:39-41). Lo que agrada a Dios no es que esuchemos su palabra, sino que respondamos con obediencia. 

3.10 Dios correspondió con misericordia y canceló el castigo. El Señor había dicho que cualquier nación contra la que hubiera dictado castigo escaparía del mismo si se arrepentía (Jer 18:7-8). Dios perdonó a Nínive, como había perdonado a Jonás. Dios castiga para corregir, no para vengarse. Siempre está dispuesto a mostrar compasión a cualquiera que le busque.

Jonás 4

4.1 ¿Por qué se enojó tanto Jonás cuando Dios perdonó a Nínive? Los judíos de la época de Jonás no querían compartir el mensaje de Dios con las naciones gentiles, semejante a la actitud que se vio en los días de Pablo (1Th 2:14-16). Habían olvidado su razón de ser como nación: servir de bendición al resto del mundo al proclamar el mensaje de Dios a las demás naciones (Gen 22:18). Jonás pensaba que Dios no podía salvar a una nación pagana tan perversa. Sin embargo, eso es exactamente lo que Dios hace con cualquiera que se le acerca con fe. 

4.1, 2 Jonás reveló por qué no había querido ir a Nínive (1.3). No quería perdón para los ninivitas: los quería destruidos. No entendía que el Dios de Israel era también el Dios del mundo entero. ¿Se sorprende cuando ciertas personas se entregan a Dios? ¿Tendrá usted una visión tan estrecha como la de Jonás? No debemos olvidar que, en realidad, nadie merece el perdón de Dios. 4.3 Jonás trató de eludir la tarea de llevar el mensaje de Dios a Nínive (1.2, 3); luego sintió deseos de morir porque la destrucción no ocurrió. Qué pronto había olvidado lo misericordioso que fue Dios con él cuando estaba dentro del pez (2.9, 10). Jonás se sintió feliz cuando Dios lo salvó, pero furioso cuando Nínive se salvó. Jonás estaba aprendiendo una valiosa lección en cuanto a la misericordia y el perdón de Dios. Dios no perdonaba solo a Jonás, sino a cualquiera que se arrepintiera y creyera. 

4.3 A Jonás quizás le preocupaba más su reputación que la de Dios. Sabía que si la gente se arrepentía, el castigo de que hablaba no iba a llegar. Iba a sentir vergüenza, aunque Dios se glorificaría. ¿Está usted interesado en la gloria de Dios o en la suya? 

4.5-11 Dios trató tiernamente a Jonás como lo había hecho con Nínive e Israel, y como lo hace con nosotros. Dios pudo haber destruido a Jonás por su ira desafiante, pero optó por enseñarle una lección. Si obedecemos la voluntad de Dios, El nos guiará. Su fuerte castigo es para los que se empeñan en rebelarse. 

4.9 Jonás se enojó porque la higuera se secó, pero no se hubiera enojado por lo que le hubiera sucedido a Nínive. Muchos de nosotros hemos llorado por la muerte de un animal doméstico o porque se nos ha roto un objeto de mucho valor sentimental. ¿Hemos llorado porque un amigo no conoce a Dios? Es más fácil ser sensibles a nuestros propios intereses que a la necesidad espiritual de las personas que nos rodean. 

4.10, 11 A veces la gente quisiera castigo y destrucción para las personas cuya perversidad parece merecer castigo inmediato. Pero Dios es más misericordioso de lo que nos imaginamos. Dios siente compasión por los pecadores que queremos que castigue, y busca la manera de que se acerquen a El. ¿Cuál es su actitud en cuanto a los perversos? ¿Quiere verlos destruidos? ¿O quiere que experimenten la misericordia y el perdón divino? 

4.11 Dios salvó a los marineros cuando imploraron misericordia. Dios salvó a Jonás cuando oró dentro del pez. Dios salvó a los ninivitas cuanto aceptaron el mensaje de Jonás. Dios contesta la oración de los que lo invocan. Siempre hace que se cumpla su voluntad, y desea que todos se vuelvan a El para salvarse. Una persona se salva cuando presta atención a las advertencias de Dios en la Biblia. Si reaccionamos con obediencia, Dios será bondadoso, y recibiremos su misericordia, no su castigo.  

MILAGROS DEL LIBRO DE JONAS 

Dios envió una tormenta : 1.4 Dios mandó un gran pez que se tragara a Jonás: 1.17 Dios ordenó al pez que vomitara a Jonás : 2.10 Dios preparó una calabacera que diera sombra a Jonás : 4.6 Dios mandó un gusano que secó la calabacera : 4.7 Dios mandó un viento abrasador sobre Jonás : 4.8

 COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE DICIEMBRE Apocalipsis 9

Capítulo 9

9.1 No se sabe si esta «estrella» que cayó del cielo es Satanás, un ángel caído, Cristo o un ángel bueno. Parece ser lo último porque la llave del pozo del abismo insondable está en las manos de Cristo (1.17, 18) y se le entregó temporalmente a este otro ser que cayó del cielo (véase 20.1). Este ser, quienquiera que sea, está todavía bajo el control y autoridad de Dios. El pozo del abismo representa el lugar de los demonios y de Satanás, el príncipe de los demonios (9.11). Véase también Lucas 8.31 para otra referencia sobre el abismo.

9.3 El profeta Joel describe una plaga de langostas como un símbolo del «día del Señor», lo que significa el juicio venidero de Dios (Joel 2.1–10). En el Antiguo Testamento, las langostas eran símbolo de destrucción porque destruían la vegetación. Aquí, sin embargo, simbolizan una invasión de demonios llamados a torturar a las personas incrédulas. Las limitaciones para los demonios (solo podían atormentar cinco meses) muestra que están bajo la autoridad de Dios.
9.3ss La mayoría de los intérpretes piensan que estas langostas son demonios, espíritus malignos gobernados por Satanás que inducen a la gente a pecar. No fueron creados por Satanás porque Dios es el creador de todo; más bien, son ángeles caídos que se unieron a Satanás en su rebelión. Dios limita lo que ellos pueden hacer; no pueden hacer nada sin el permiso de Dios. El propósito principal de los demonios en la tierra es destruir, distorsionar o impedir la relación de la gente con Dios. Como son corruptos y degenerados, la apariencia de ellos refleja la distorsión de sus espíritus. Si bien es importante reconocer sus actividades malévolas para que podamos mantenernos alejados de ellas, debemos evitar toda curiosidad al respecto y no tener nada que ver con fuerzas demoníacas u ocultas.

9.11 El demonio langosta tiene un líder cuyo nombre en hebreo y griego significa destructor. Esto puede tratarse de un juego de palabras de Juan para probar que la adoración al gran dios Apolo era solo una adoración al demonio.

9.13 El altar del templo tenía cuatro salientes, uno en cada esquina, y se les llamaba los cuernos del altar (véase Éxodo 27.2).

9.14 Aquí la palabra «ángeles» se refiere a ángeles caídos o demonios. Estos cuatro demonios no identificados serán sumamente malos y destructivos. Pero obsérvese que no tienen el poder para soltarse y llevar a cabo su obra maligna en la tierra. Más bien Dios los retiene, y serán librados por Él en un determinado momento para hacer únicamente lo que Él les permita.

9.15 Aquí muere un tercio de la población. En 6.7, 8, muere un cuarto de la raza humana. Es decir, morirá más de la mitad de la población mundial por causa de los grandes juicios de Dios. Aun muchos más habrían muerto si Dios no hubiera establecido límites a la destrucción.

9.16 En la época de Juan este número de guerreros en un ejército era inconcebible, pero ahora hay países y alianzas que fácilmente podrían reunir esa cantidad de soldados. Ese ejército numeroso, guiado por los cuatro demonios, será enviado para destruir un tercio de la población de la tierra. Pero aun el juicio no ha terminado.

9.20, 21 Estos hombres eran más duros de corazón que las plagas que lograron impedir que se volvieran a Dios. Por lo general las personas no caen en la inmoralidad y maldad de repente; se deslizan en el pecado poco por poco hasta descubrir la dura realidad de lo que sucedió, atrapadas sin salida en el lodo de sus sendas perversas. Toda persona que permite que el pecado se arraigue en su vida puede encontrarse en esa difícil situación. La tentación que entretiene hoy llega a ser pecado mañana, luego un hábito el próximo día, a continuación, muerte y separación de Dios para siempre (véase Santiago 1.15). El pensar que nunca podría llegar a ese estado de maldad es el primer paso hacia un corazón endurecido. Recuerde la necesidad de confesarle su pecado a Dios. Comentario de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.

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