Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 15 DE DICIEMBRE. Amos 4,5,6,

4

1Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos. 2Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador; 3y saldréis por las brechas una tras otra, y seréis echadas del palacio, dice Jehová.

 Aunque castigado, Israel no aprende

4Id a Bet-el, y prevaricad; aumentad en Gilgal la rebelión, y traed de mañana vuestros sacrificios, y vuestros diezmos cada tres días. 5Y ofreced sacrificio de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues que así lo queréis, hijos de Israel, dice Jehová el Señor.

6Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

7También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó. 8Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice Jehová.

9Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.

10Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

11Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. 12Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.

13Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.

 Llamamiento al arrepentimiento

5

1Oíd esta palabra que yo levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel. 2Cayó la virgen de Israel, y no podrá levantarse ya más; fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante.

3Porque así ha dicho Jehová el Señor: La ciudad que salga con mil, volverá con ciento, y la que salga con ciento volverá con diez, en la casa de Israel.

4Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis; 5y no busquéis a Bet-el, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Bet-el será deshecha.

6Buscad a Jehová, y vivid; no sea que acometa como fuego a la casa de José y la consuma, sin haber en Bet-el quien lo apague. 7Los que convertís en ajenjo el juicio, y la justicia la echáis por tierra, 8buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre; 9que da esfuerzo al despojador sobre el fuerte, y hace que el despojador venga sobre la fortaleza.

10Ellos aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron. 11Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra labrada, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas. 12Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados; sé que afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres. 13Por tanto, el prudente en tal tiempo calla, porque el tiempo es malo.

14Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís. 15Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio; quizá Jehová Dios de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José.

16Por tanto, así ha dicho Jehová, Dios de los ejércitos: En todas las plazas habrá llanto, y en todas las calles dirán: ¡Ay! ¡Ay!, y al labrador llamarán a lloro, y a endecha a los que sepan endechar. 17Y en todas las viñas habrá llanto; porque pasaré en medio de ti, dice Jehová.

18¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz; 19como el que huye de delante del león, y se encuentra con el oso; o como si entrare en casa y apoyare su mano en la pared, y le muerde una culebra. 20¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?

21Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. 22Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. 23Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. 24Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.

25¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el desierto en cuarenta años, oh casa de Israel? 26Antes bien, llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis. 27Os haré, pues, transportar más allá de Damasco, ha dicho Jehová, cuyo nombre es Dios de los ejércitos.

 Destrucción de Israel

6

1¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel! 2Pasad a Calne, y mirad; y de allí id a la gran Hamat; descended luego a Gat de los filisteos; ved si son aquellos reinos mejores que estos reinos, si su extensión es mayor que la vuestra, 3oh vosotros que dilatáis el día malo, y acercáis la silla de iniquidad. 4Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en medio del engordadero; 5gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; 6beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José. 7Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres.

8Jehová el Señor juró por sí mismo, Jehová Dios de los ejércitos ha dicho: Abomino la grandeza de Jacob, y aborrezco sus palacios; y entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay en ella.

9Y acontecerá que si diez hombres quedaren en una casa, morirán. 10Y un pariente tomará a cada uno, y lo quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en los rincones de la casa: ¿Hay aún alguno contigo? Y dirá: No. Y dirá aquél: Calla, porque no podemos mencionar el nombre de Jehová.

11Porque he aquí, Jehová mandará, y herirá con hendiduras la casa mayor, y la casa menor con aberturas. 12¿Correrán los caballos por las peñas? ¿Ararán en ellas con bueyes? ¿Por qué habéis vosotros convertido el juicio en veneno, y el fruto de justicia en ajenjo? 13Vosotros que os alegráis en nada, que decís: ¿No hemos adquirido poder con nuestra fuerza? 14Pues he aquí, oh casa de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, levantaré yo sobre vosotros a una nación que os oprimirá desde la entrada de Hamat hasta el arroyo del Arabá.

 

LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 15 DE DICIEMBRE Apocalipsis 6

Los sellos

6

1Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. 2Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer.

3Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. 4Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada.

5Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. 6Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.

7Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. 8Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.

9Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

12Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. 15Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? Amen. Rv

 

COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 15 DE DICIEMBRE. Amos 4,5,6,

Capítulo 4

4.1 A las mujeres adineradas de Israel las comparan con las vacas de Basán, mimadas, elegantes y bien alimentadas (véase Salmo 22.12). Estas mujeres egoístamente presionaron a sus esposos para que oprimieran a los indefensos y poder suplir las necesidades de su estilo de vida de derroche. Cuídese de no desear tanto las posesiones materiales porque pueden llegar a oprimir a otros y a desplazar a Dios para obtenerlas.

4.4 Sarcásticamente, Amós invitó al pueblo para que pecara en Bet-el y Gilgal en donde adoraba ídolos en vez de a Dios. En Bet-el, Dios había renovado el pacto, que una vez hizo con Abraham, y con Jacob (Génesis 28.10–22). Ahora Bet-el era el centro religioso del reino del Norte, y Jeroboam había colocado un ídolo ahí para desalentar al pueblo a que viajara a Jerusalén, en el reino del Sur, para adorar (1 Reyes 12.26–29). Gilgal fue el primer campo donde se reunieron para adorar antes de entrar a la Tierra Prometida (Josué 4.19). Aquí Josué renovó el pacto y el rito de la circuncisión, y el pueblo celebró la Pascua (Josué 5.2–11). Saúl fue coronado como primer rey de Israel en Gilgal (1 Samuel 11.15).

4.6-13 Sin importar la forma en la que Dios le advirtió al pueblo, por medio del hambre, la sequía, las plagas, las langostas y la guerra, todavía seguían ignorándolo. Como los israelitas se negaban a recibir el mensaje de Dios, tendrían que vérselas con Él cara a cara en el juicio. Ya no pasarían más por alto a Dios; tendrían que enfrentarse al Único que rechazaron, al que no quisieron obedecer cuando les ordenó que cuidaran a los pobres. Algún día cada uno nos enfrentaremos a Dios cara a cara para rendir cuentas de lo que hemos hecho o de lo que nos hemos negado a hacer. ¿Está preparado para enfrentarse con Él?

 

Capítulo 5

5.1 Amós estremeció a su audiencia al cantar una canción de duelo por ellos como si ya hubieran sido destruidos. Los israelitas creían que su riqueza y su ritual religioso los mantenía a salvo, pero Amós lamentó su destrucción segura.

5.6 Hay solo un remedio seguro para un mundo que está enfermo y muriendo en pecado, «búscame y viviréis». El pecado busca destruir, pero se encuentra esperanza al buscar a Dios. En momentos de dificultad, busque a Dios. En momentos de desilusión y lucha, busque a Dios. Cuando otros estén pasando por pruebas, aliéntelos a que busquen a Dios también.

5.7 Los tribunales debían haber sido lugares de justicia en donde los pobres y los oprimidos podrían encontrar alivio. En vez de eso, se tornaron en lugares de codicia e injusticia.

5.8 Pléyades y Orión son constelaciones de estrellas. Durante miles de años, los navegantes han arriesgado sus vidas y sus fortunas confiando en las estrellas. La inmutabilidad de los cielos nos presenta un reto para buscar más allá de las estrellas, a su Creador.

5.10-12 Aquí se refiere al juez honesto. Una sociedad se encuentra en problemas cuando aquellos que tratan de hacer el bien son aborrecidos por su justicia. Cualquier sociedad que explota a los pobres e indefensos o aborrece la verdad va encaminada a su propia destrucción.

5.12 ¿Por qué hace Dios tanto énfasis en la forma que tratamos a los pobres? La forma en la que tratamos a los ricos, o a aquellos que tienen una posición económica igual a la nuestra, a menudo refleja lo que esperamos recibir de ellos. Pero ya que los pobres no nos pueden dar nada, la forma en la que los tratemos refleja nuestro verdadero carácter. ¿Acaso nosotros, al igual que Cristo, damos sin pensar en el beneficio? Debemos tratar a los pobres de la misma manera que queramos que Dios nos trate.

5.12 Aquí hay ocho excusas comunes para no ayudar a los pobres. (1) No merecen que los ayudemos. Ellos provocaron su pobreza; dejemos que salgan adelante solos. (2) El llamado que hace Dios para ayudar a los pobres se aplica para otro tiempo. (3) No tenemos gente como esa. (4) Yo tengo mis propias necesidades. (5) Cualquier dinero que dé será desperdiciado, robado o gastado en otras cosas. El pobre nunca lo verá. (6) Puedo convertirme yo mismo en una víctima. (7) No sé por dónde comenzar, no tengo tiempo. (8) Lo poquito que yo dé no cambiará nada.

En vez de dar excusas inaceptables, pregúntese ¿qué es lo que puede hacerse para ayudar a los pobres. ¿Acaso su iglesia tiene programas para ayudar a los necesitados? ¿Puede ofrecerse como voluntario para trabajar en un grupo comunitario que lucha contra la pobreza? Como un individuo, usted quizá no esté capacitado para lograr muchas cosas, pero únase con gente que esté motivada de la misma manera y observe cómo las montañas se comienzan a mover.

5.15 Si Israel hubiera dejado de lado las acusaciones falsas, el soborno, y la corrupción y hubiera insistido en que solo se tomaran decisiones justas, esto habría demostrado el cambio. Este pasaje nos exhorta a reformar nuestro propio sistema legal y social.

5.16 El no poder honrar a los muertos era considerado algo horrible en Israel, por lo tanto el llorar en voz alta era común en los funerales. Las plañideras profesionales, por lo general mujeres, lloraban y se lamentaban en voz alta con cantos lúgubres y elogios. Amós dijo que habría tantos funerales que escasearían las plañideras, así que se llamarían granjeros para que las ayudaran. (Véase también Jeremías 9.17–20).

5.18 Aquí «el día de Jehová» significaba la destrucción inminente por el ejército asirio, así como también el día futuro del castigo de Dios. Para los fieles, el día sería glorioso; pero para los infieles habría oscuridad y fatalidad. (Si desea más información sobre el día de Jehová, véase Joel 1.15.)

5.18-24 Nosotros, como esta gente, a menudo clamamos por justicia. Sin embargo, Dios dice: «Pero no tienen idea de lo que piden». La justicia nos traería el castigo que merecemos por nuestros pecados.

5.21-23 Dios aborrece la adoración falsa de la gente que lo hace en forma fingida o solo como un espectáculo. Si estamos viviendo vidas pecadoras, y utilizamos los rituales y las tradiciones religiosas para aparentar ser buenos, Dios despreciará nuestra adoración y no aceptará lo que le ofrendamos. Él quiere corazones sinceros, no las canciones de los hipócritas. Cuando adoramos en la iglesia, ¿nos preocupamos más por nuestra imagen o por nuestra actitud hacia Dios?

5.26 Israel había comenzado a adorar las estrellas y los planetas, prefiriendo la naturaleza en lugar de Dios (2 Reyes 23.4–5). El paganismo consentía la inmoralidad sexual, y el volverse ricos por cualquier medio. Debido a que se negaron a adorar y obedecer al único Dios verdadero, provocarían su propia destrucción.

5.27 El cautiverio de Israel se llevó a cabo lejos de Damasco, la gente fue llevada a Asiria. El castigo de Dios era más que la derrota; era un exilio total de su propia tierra.

 

Capítulo 6

6.1-6 Amós dirigió su ataque hacia aquellos que vivían en lujuria, tanto en Israel como en Judá. La gran riqueza y las comodidades pudieron haber hecho que el pueblo pensara que estaba a salvo; pero Dios no se complace si nos apartamos de las necesidades de los demás. El utilizar nuestra riqueza para ayudar a los demás es una forma de evitar la soberbia.

6.2 La grandes ciudades al este, norte y oeste habían sido destruidas debido a su soberbia. Lo que les sucedió a ellas le sucedería a Israel debido a que su pecado era igual de grande.

6.4 El marfil era un lujo importado, raro y extremadamente caro. Incluso una pequeña cantidad de marfil simbolizaba riqueza, y algo tan extravagante como una cama de marfil mostraba el grado de desperdicio de recursos que debieron haber sido utilizados para los pobres.

6.8,11 El pueblo había construido casas lujosas para hacer alarde de sus logros. Si bien no es malo vivir en casas cómodas, no debemos permitir que se vuelvan fuentes de soberbia y vanagloria. Dios nos dio nuestras casas, y deben ser utilizadas para su gloria.

6.10 Amós nos da una descripción del terrible castigo de Dios: la gente tendrá miedo hasta de pronunciar el nombre de Dios, para que no atraer su atención y ser juzgada.

6.14 Hamat estaba al norte y el Arabá al sur. Asiria destruiría a toda la nación (véase 2 Reyes 17).

 

COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 15 DE DICIEMBRE Apocalipsis 6

Capítulo 6

6.1ss Este es el primero de tres juicios con siete partes. Las trompetas (capítulos 8, 9) y las copas (capítulo 16) son las otras dos. A medida que se abre cada sello, Cristo el Cordero pone en acción acontecimientos que tendrán lugar cerca del fin de la historia humana. Este rollo no se abre por completo hasta que se abren los siete sellos (8.1). El contenido de los rollos muestra la culpa y la depravación de los seres humanos y destaca la autoridad de Dios sobre los acontecimientos de la historia humana.

6.2ss Cuatro caballos aparecen cuando se abren los cuatro primeros sellos. Los caballos representan el juicio de Dios sobre el pecado de las personas y su rebeldía. Dios dirige la historia de la humanidad; incluso usa a sus enemigos que sin saberlo cumplen con sus propósitos. Los cuatro caballos son un anticipo del juicio final que está por venir. Algunos ven en este pasaje un paralelo con el discurso del monte de los Olivos (véase Mateo 24). La metáfora de los cuatro caballos también se encuentra en Zacarías 6.1–8.

6.2–8 Cada uno de los cuatro caballos tiene un color diferente. Algunos dicen que el caballo blanco representa victoria y que su jinete es Cristo (porque más tarde Cristo cabalga a la victoria sobre un caballo blanco; 19.11). Pero tomando en cuenta que los otros tres caballos están relacionados con juicio y destrucción, lo más probable es que este jinete en su caballo blanco no sea Cristo. Los cuatro son parte del juicio de Dios a ejecutarse, y sería prematuro para Cristo hacer su entrada como vencedor. Los otros caballos representan diferentes clases de juicio: rojo para guerra y derramamiento de sangre; negro para hambre y amarillo para muerte. Los altos precios del trigo y la cebada ilustran condiciones de hambruna, pero lo peor todavía está por llegar.

6.8 No es claro si Hades estaba en un caballo aparte o si cabalgaba simplemente al lado de la muerte. Pero los jinetes descritos en los versículos 2 al 8 se mencionan comúnmente como los cuatro jinetes del Apocalipsis.

6.8 A los cuatro jinetes se les ha dado poder sobre la cuarta parte de la tierra. Esto indica que Dios aun está limitando su juicio; todavía no se ha completado. Con estos juicios todavía hay tiempo para que los incrédulos se vuelvan a Cristo y se aparten del pecado. En este caso, el castigo limitado no solo muestra la ira de Dios sobre el pecado, sino también su amor misericordioso al darles a los pecadores otra oportunidad de que se vuelvan a Él antes que ejecute el juicio final.

6.9 El altar representa el altar del sacrificio en el templo donde se ofrecían los animales para expiar nuestros pecados. En lugar de la sangre de los animales al pie del altar, Juan vio las almas de los mártires que habían muerto por predicar el evangelio. A estos mártires se les había dicho que muchos más perderían la vida por su fe en Cristo (6.11). Al tener que afrontar la guerra, el hambruna, la persecución y la muerte, los cristianos serán llamados a permanecer firmes por lo que creen. Solamente los que permanezcan firmes hasta el fin serán premiados por Dios (Marcos 13.13).

6.9-11 Los mártires están ansiosos de que Dios establezca justicia en la tierra, pero se les dijo que deben esperar. Dios no espera hasta que se alcance determinado número, pero promete que no se olvidará a quienes sufren y mueren por su fe. Más bien, serán elegidos por Dios para recibir un honor especial. Podemos desear justicia inmediata, como lo hicieron estos mártires, pero debemos ser pacientes. Dios obra en su debido tiempo, y Él promete justicia. Ningún sufrimiento por causa del reino de Dios es un esfuerzo perdido.6.12 El sexto sello cambia la escena de regreso al mundo físico. Los primeros cinco juicios fueron dirigidos a regiones específicas, pero este juicio es universal. Todos tendrán miedo cuando la tierra misma sea sacudida.6.15-17 Al ver a Dios sentado en el trono, todos los seres humanos, grandes y pequeños, se aterrorizarán y clamarán que las montañas caigan sobre ellos de modo que no tengan que enfrentarse al juicio del Cordero. Esta vívida escena no tiene la intención de asustar a los creyentes. Para ellos, el Cordero es un Salvador tierno. Pero los generales, emperadores o reyes que antes no mostraron temor de Dios y con orgullo ostentaron su incredulidad, hallarán que estaban equivocados, y en aquel día deben enfrentarse a la ira de Dios. Nadie que haya rechazado a Dios podrá sobrevivir el día de su ira, pero los que pertenecen a Cristo recibirán una recompensa y no un castigo. ¿Pertenece a Cristo? Si es así, no tiene por qué temer a esos últimos días. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.

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