Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 14 DE DICIEMBRE. Amos 1,2,3,

AMÓS

 Juicios contra las naciones vecinas

1

1Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2Dijo: Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo.

3Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. 4Prenderé fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad. 5Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová.

6Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. 7Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. 8Y destruiré a los moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteos perecerá, ha dicho Jehová el Señor.

9Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Tiro, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos. 10Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios.

11Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. 12Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra.

13Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Amón, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas. 14Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso; 15y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová.

2

1Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos. 2Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab con tumulto, con estrépito y sonido de trompeta. 3Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice Jehová.

4Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres. 5Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.

 Juicio contra Israel

6Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. 7Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. 8Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses.

9Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. 10Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo. 11Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?

12Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis. 13Pues he aquí, yo os apretaré en vuestro lugar, como se aprieta el carro lleno de gavillas; 14y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida. 15El que maneja el arco no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida. 16El esforzado de entre los valientes huirá desnudo aquel día, dice Jehová.

 El rugido del león

3

1Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: 2A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades.

3¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? 4¿Rugirá el león en la selva sin haber presa? ¿Dará el leoncillo su rugido desde su guarida, si no apresare? 5¿Caerá el ave en lazo sobre la tierra, sin haber cazador? ¿Se levantará el lazo de la tierra, si no ha atrapado algo? 6¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho? 7Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. 8Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?

 Destrucción de Samaria

9Proclamad en los palacios de Asdod, y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y ved las muchas opresiones en medio de ella, y las violencias cometidas en su medio. 10No saben hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios. 11Por tanto, Jehová el Señor ha dicho así: Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra, y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados.

12Así ha dicho Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y al lado de un lecho.

13Oíd y testificad contra la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: 14Que el día que castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Bet-el; y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra. 15Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová. Amen.


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 14 DE DICIEMBRE Apocalipsis 5

El rollo y el Cordero

5

1Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 2Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? 3Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. 4Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 5Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

6Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. 11Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, 12que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. 14Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos. Amen. Rv



COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 14 DE DICIEMBRE Amos 1,2,3,

AMOS


Capítulo 1

1.1 Amós era pastor y cultivaba higueras en el reino del sur (Judá), pero profetizó en el reino del norte (Israel). Israel estaba políticamente en la cumbre de su poder y su economía era muy próspera. Sin embargo, la nación se corrompió espiritualmente. Se adoraban ídolos en toda la tierra y sobre todo en Bet-el, donde se suponía que se encontrara el centro religioso de la nación. Al igual que Oseas, Dios envió a Amós para denunciar la corrupción social y religiosa del pueblo. Aproximadamente 30 ó 40 años después que Amós profetizó, Asiria destruyó la ciudad capital, Samaria, y conquistó la nación (722 a.C.). Uzías reinó en Judá desde 792–740 a.C.; Jeroboam II reinó en Israel desde 793–753.

1.1 Tecoa, la tierra natal de Amós, estaba localizada en la escarpada nación ovejera de Judá, a 16 km de Jerusalén. Mucho antes de que Amós naciera, una mujer de Tecoa hizo que David se reconciliara con Absalón, su hijo rebelde (2 Samuel 14.1–23).

1.1 Amós cuidaba ovejas, un trabajo muy poco «espiritual», sin embargo, se convirtió en un instrumento para llevar el mensaje de Dios. Tal vez su trabajo no lo haga sentirse «espiritual» ni con éxito, pero es uno de fundamental importancia si está en el lugar que Dios quiere. Él puede obrar a través de usted para realizar cosas extraordinarias, sin importar cuán común y corriente sea su ocupación.

1.1 El profeta Zacarías y otras narraciones históricas de esta época mencionan un terremoto (Zacarías 14.5).

1.2 En la Biblia, a menudo a Dios se le representa como un pastor y su pueblo como ovejas. Como pastor, dirige y protege a las ovejas. Sin embargo, también se describe como un león feroz, listo para devorar a los malvados e infieles (Oseas 11.10).

1.2 Carmelo significa campo fructífero. Era una región muy fértil. Para que este lugar se secara, la sequía debía ser muy severa.

1.3 Damasco era la capital de Siria. En el pasado, Siria fue uno de los enemigos acérrimos de Israel. Después de la derrota de Siria, por Asiria, en 802 a.C. (2 Reyes 16.9), Damasco ya no representó una verdadera amenaza.

1.3–2.6 Amós pronunció el castigo de Dios a las naciones que rodeaban las fronteras de Israel, incluso Judá. Quizás el pueblo de Israel se alegró cuando escuchó la reprimenda dictada en contra de aquellas naciones. Pero más tarde Amós proclamó el castigo de Dios sobre Israel. No pudieron encontrar excusas para su pecado, ya que pensaban que los pecados de sus vecinos eran peores. Dios no hace distinción entre las personas. Dios nos juzga a todos por igual, con justicia e imparcialidad.

1.3–2.6 La acusación de que estas naciones «habían pecado una y otra vez» hace eco en estos versículos, al evaluar Dios nación tras nación. Cada una se había negado a cumplir con los mandamientos de Dios. El pecado suele volverse parte de nuestro estilo de vida. Obviar o negar el problema no nos ayudará. Debemos comenzar el proceso de cambio confesando nuestros pecados a Dios, y pidiéndole que nos perdone. De lo contrario, no tenemos otra esperanza mas que continuar pecando.

1.4 La casa de Hazael se refiere al reino de Siria. Ben-adad fue el hijo de Hazael (2 Reyes 13.24).

1.5 Los sirios fueron esclavos en Kir y ahora estaban libres (9.7). Decretar que los sirios regresaran a Kir era como decir que los israelitas debían volver a Egipto como esclavos (Éxodo 1).

1.7,8 Asdod, Ecrón, Gaza y Ascalón eran cuatro de las cinco ciudades principales de Filistea, un enemigo que a menudo amenazaba a Israel. La quinta ciudad, Gad, ya se había destruido. Por lo tanto, Amós le decía que toda la nación de Filistea sería destruida por sus pecados.

1.9 Tiro era una de las dos ciudades principales de Fenicia. Se habían hecho algunos tratados con esta ciudad debido a que les proporcionaba madera de cedro para construir el palacio de David y el templo de Dios (2 Samuel 5.11; 1 Reyes 5).

1.11, 12 Tanto Edom como Israel descendían de Isaac. Edom de Esaú, hijo de Isaac, e Israel del hermano gemelo de Esaú, Jacob (Génesis 25.19–28; 27). Pero estas dos naciones, al igual que los dos hermanos, siempre estuvieron en conflicto. Edom se regocijó por la desgracia de Israel. Como resultado, Dios prometió destruir a Edom totalmente, desde Temán en el sur, hasta Bosra en el norte.

1.13–15 Los amorreos descendían de la relación incestuosa del Lot y su hija menor (Génesis 19.30–38). Eran hostiles con Israel, y a pesar de que Israel comenzó a adorar sus ídolos, continuaron atacando (Jueces 10.6–8). Después de que Saúl fue ungido rey de Israel, su primera victoria en batalla fue en contra de los amorreos (1 Samuel 11). Rabá era la ciudad capital de Amón. La profecía de Amós sobre la destrucción de Amón se cumplió por medio de la invasión de Asiria.


Capítulo 2

2.1–3 Los moabitas descendían de la relación incestuosa de Lot con su hija mayor (Génesis 19.30–38). Balac, rey de Moab, trató de contratar a un vidente, Balaam, para maldecir a los israelitas para que pudieran ser derrotados (Números 22–24). Balaam se negó, sin embargo, algunos moabitas tuvieron éxito al hacer que Israel adorara a Baal (Números 25.1–3). Los moabitas eran conocidos por sus atrocidades (2 Reyes 3.26, 27). Un hallazgo arqueológico, la piedra moabita, revela que Moab siempre estaba listo para aprovecharse de la caída de otros.

2.4-6 Amós se ganó a su audiencia cuando proclamó el castigo de Dios en contra de las naciones malvadas que rodeaban a Israel. Incluso habló en contra de su propia nación, Judá, antes de enfocase al inminente castigo de Dios sobre Israel.

2.4-6 Después del reinado de Salomón, el reino se dividió y las tribus de Judá y Benjamín constituyeron el reino del Sur (Judá) bajo el reinado de Roboam, hijo de Salomón. Las otras diez tribus constituyeron el reino del Norte (Israel), y siguieron a Jeroboam, que se había revelado en contra de Roboam.

Dios juzgó severamente a otras naciones por sus malas acciones y atrocidades. Sin embargo, también prometió juzgar a Israel y a Judá debido a que pasaron por alto la Palabra revelada de Dios. Las otras naciones no la conocían, pero Judá e Israel, el pueblo de Dios, sabía lo que Dios quería. Aun así continuaron ignorándolo, y se unieron a las naciones paganas para adorar a sus ídolos.

2.6ss Dios condenó a Israel por cinco pecados específicos: (1) vender a los pobres como esclavos (véanse Deuteronomio 15.7–11; Amós 8.6), (2) explotar a los pobres (véanse Éxodo 23.6; Deuteronomio 16.19), (3) participar en pervertidos pecados sexuales (véase Levítico 20.11, 12), (4) tomar garantías colaterales ilícitas para los préstamos (véanse Éxodo 22.26, 27; Deuteronomio 24.6, 12, 13), y (5) adorar falsos dioses (véase Éxodo 20.3–5).

2.6,7 Amós habló a la clase alta. No había clase media en la nación, solo los muy ricos y los muy pobres. Los ricos observaban los rituales religiosos. Daban diezmos extras, asistían a los lugares de adoración y ofrecían sacrificios. Sin embargo, eran codiciosos e injustos, y se aprovechaban de los indefensos. Asegúrese de no olvidarse de los pobres mientras que asiste con fidelidad a la iglesia y lleva a cabo los rituales religiosos. Dios espera que vivamos por fe, y eso significa responder a las necesidades de los menos afortunados.

2.9-11 Constantemente los profetas desafiaban al pueblo para que recordara ¡lo que Dios había hecho! Cuando leemos una lista como esta, nos sorprende la infidelidad de Israel. Pero, ¿qué dirían los profetas de nosotros? La fidelidad anterior de Dios debió haberles recordado a los israelitas que debían obedecerlo; de la misma forma, lo que Dios ha hecho por nosotros debe recordarnos que debemos vivir para Él.

2.11 Los nazareos hacían votos para abstenerse del vino y se dejaban crecer el cabello. Sin embargo, en vez de respetarlos por sus vidas disciplinadas y moderadas, los alentaban a romper sus votos. Si los nazareos caían en la corrupción, tendrían muy poca buena influencia sobre los israelitas.

2.16 Aquel día se refiere al día en que Asiria atacaría Israel, destruiría Samaria y se llevaría al pueblo cautivo (722 a.C.). Esta derrota militar ocurrió unas cuantas décadas después de este anuncio.

2.16 La televisión y el cine están llenos de imágenes de gente que parece no temer a nada. Muchas personas en la actualidad han buscado amoldar sus vidas según estas imágenes, quieren ser fuertes y valientes a cualquier precio. Sin embargo, Dios no se impresiona con nuestra fortaleza. Aun el más fuerte o valiente de los hombres correrá de miedo cuando llegue el castigo de Dios. ¿Puede recordar personas que se consideran lo suficientemente fuertes o valientes como para vivir sin Dios? No permita que su retórica de autosuficiencia lo cimbre. Tenga presente que Dios no teme a nadie, y que algún día todas las personas le temerán.


Capítulo 3

3.2 Dios escogió a Israel para que fuera el pueblo por medio del cual otras naciones del mundo lo conocerían a Él. Hizo esta promesa a Abraham, padre de los israelitas (Génesis 12.1, 3). Israel no tuvo que hacer nada para que fuera el escogido; Dios le dio este privilegio especial porque así quería hacerlo, no porque se merecieran un trato especial (Deuteronomio 9.4–6). La soberbia por su posición privilegiada, sin embargo, endureció el corazón de Israel para cumplir con la voluntad de Dios y con el compromiso hacia los demás.

3.3-6 Amós demuestra cómo dos sucesos pueden interrelacionarse, y usa para ello una serie de preguntas retóricas. una vez que, el primero de los eventos suceda, el segundo lo seguirá. Amós estaba demostrándoles que la revelación de Dios a él era una señal segura de que el castigo sobrevendría.

3.6 Dios mismo enviaría el desastre a Israel. Asdod era una ciudad filistea y el lugar donde se encontraba el templo de Dagón, un dios pagano. 

3.7 Aun en su ira, Dios es misericordioso; siempre le advirtió a su pueblo por medio de los profetas antes de castigarlo. Las advertencias acerca del pecado y del castigo se aplican a la gente de hoy de la misma manera que para Israel. Debido a su advertencia es que no tendremos excusas cuando sobrevenga el castigo. No tome a la ligera las advertencias de la Palabra de Dios acerca del castigo. Dios se valió de los profetas para advertirle a su pueblo, para que este no disputara, ni se quejara al llegar el momento del castigo. Pero el pueblo no quería arrepentirse. Sus advertencias son una forma en la que Él les muestra su misericordia.

3.9 Amós describió a Filistea y Egipto como testigos de los grandes pecados de Israel. Aun los vecinos más perversos de Israel fueron testigos del castigo de Dios sobre los pecados de Israel.

3.10 Israel se había olvidado cómo obrar correctamente. Mientras más pecaban, más difícil les resultaba recordar lo que Dios quería. Lo mismo nos sucede a nosotros. Mientras más nos tardemos en reconocer y desechar nuestro pecado, más fuerte nos atrapará hasta que finalmente, nos olvidamos de lo que es hacer lo correcto.

3.11,12 El enemigo que se acercaba era Asiria que conquistó a la nación y reaccionó como Amós predijo. Dispersaron al pueblo entre las naciones extranjeras y se ubicaron a los extranjeros entre estas naciones para mantener la paz. Los líderes de Israel robaron a sus conciudadanos indefensos y ahora ellos mismos estaban indefensos ante los asirios. Amós agregó que aunque trataran de arrepentirse, sería demasiado tarde. La destrucción sería total y no quedaría nada de valor.

3.14 El castigo que Dios emitió sobre los altares de Israel mostró su rechazo hacia el sistema religioso tan contaminado que tenía el pueblo. Los cuernos del altar simbolizaban protección (1 Reyes 1.49–53) y los altares falsos pronto desaparecerían. El santuario, la protección y el refugio del pueblo desaparecerían en breve cuando llegara el castigo (véase 4.4).


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 14 DE DICIEMBRE Apocalipsis 5

Capítulo 5

5.1 En la época de Juan, la escritura se hacía en rollos, piezas de papiros o pergaminos de diez metros de largo, enrollados y sellados con arcilla o cera. El rollo que Juan ve contiene la lista total de lo que Dios tiene reservado para el mundo. Los siete sellos indican la importancia de su contenido. Han sido colocados a través de todo el rollo, de modo que al romperse uno, se puede leer más del rollo que revela otra frase del plan de Dios para el fin del mundo. Solo Cristo es digno de abrir el libro y desatar sus sellos (5.3–5).

5.1ss El capítulo 5 continúa concentrándose en el cielo, lo que empezó en el capítulo anterior.

5.5 El León, Jesucristo, se mostró digno de abrir el libro y desatar los sellos por haber llevado una vida perfecta de obediencia a Dios, al morir en la cruz por los pecados del mundo y resucitar de entre los muertos para mostrar su poder y autoridad sobre la maldad y la muerte. Solo Cristo venció el pecado, la muerte, el infierno y a Satanás mismo; por lo tanto, solo a Él se le puede confiar el futuro del mundo. «La raíz de David» se refiere a Jesucristo que vino del linaje de David, y de esta manera cumple la promesa del Mesías en el Antiguo Testamento.

5.5, 6 A Jesucristo se le describe como León (símbolo de su poder y autoridad) y como Cordero (símbolo de su sumisión a la voluntad de Dios). Uno de los ancianos invita a Juan a que mire al León, pero cuando lo hace ve un Cordero. Cristo el Cordero fue el sacrificio perfecto por los pecados de toda la humanidad; por lo tanto, solo Él puede salvarnos de los acontecimientos terribles revelados en el rollo. Cristo el Cordero ganó la mayor de las batallas. Derrotó a todas las fuerzas del mal mediante la cruz. Cristo el León dirigirá la batalla donde finalmente Satanás será vencido (19.19–21). Cristo el León es vencedor por lo que ya hizo el Cordero. Participaremos de su victoria no debido a nuestro esfuerzo o bondad sino porque Él ha prometido vida eterna a todos los que creen en su nombre.

5.6 Juan ve al Cordero «como inmolado». Las heridas del Cordero son las que fueron infligidas en el cuerpo de Jesús durante su juicio y crucifixión (véase Juan 20.24–31). Jesús fue llamado el Cordero de Dios por Juan el Bautista (Juan 1.29). En el Antiguo Testamento, se ofrecían los corderos para cubrir los pecados. El Cordero de Dios murió como el sacrificio supremo por todos los pecados (véanse Isaías 53.7; Hebreos 10.1–12, 18).

5.6 Los cuernos simbolizan fortaleza y poder (véanse 1 Reyes 22.11, Zacarías 1.18). Aunque Cristo es un cordero expiatorio, en ninguna forma es débil. Murió, pero ahora vive en la fortaleza y el poder de Dios. En Zacarías 4.2–10 se comparan los ojos con las siete lámparas y el Espíritu.

5.9, 10 Personas de todas las naciones están alabando a Dios delante de su trono. El mensaje de salvación no está limitado a una cultura, raza ni nación específica. Todo el que acude a Dios arrepentido y con fe es aceptado por Él y será parte de su reino. No permita que los prejuicios ni las tendencias impidan que usted hable de Cristo a los demás. Cristo acoge a todas las personas en su reino.
5.9, 10 La canción del pueblo de Dios alaba la obra de Cristo. Él (1) fue inmolado, (2) los compró con su sangre, (3) los reunió en un reino, (4) los hizo sacerdotes, y (5) los escogió para reinar sobre la tierra. Jesucristo ya murió y pagó la penalidad por el pecado. Él nos congrega ahora en su reino, haciéndonos sus sacerdotes, y en el futuro reinaremos con Él. Adore y alabe a Dios por lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará en favor de todos los que confían en Él. Cuando nos demos cuenta del futuro glorioso que nos aguarda, hallaremos las fuerzas para afrontar las dificultades presentes.

5.10 La canción de los creyentes alaba a Cristo por llevarlos a su reino y convertirlos en reyes y sacerdotes. Aunque ahora se nos desprecie y seamos objeto de burla por nuestra fe (Juan 15.17–27), en el futuro reinaremos sobre toda la tierra (Lucas 22.29, 30). La muerte de Cristo hizo que todos los creyentes llegaran a ser sacerdotes de Dios, los canales de bendición entre Dios y la humanidad (1 Pedro 2.5–9).

5.11 Los ángeles son seres espirituales creados por Dios que ayudan en el desarrollo de su obra en la tierra. Traen mensajes (Lucas 1.26–28), protegen al pueblo de Dios (Daniel 6.22), ofrecen aliento (Génesis 16.7ss), dan dirección (Éxodo 14.19), traen castigo (2 Samuel 24.16), patrullan la tierra (Ezequiel 1.9–14) y pelean contra las fuerzas del mal (2 Reyes 6.16–18, Apocalipsis 20.1). Hay ángeles buenos y malos (12.7), pero como los ángeles malos se han aliado con Satanás, tienen considerablemente menos poder y autoridad. Por último, la función principal de los ángeles buenos será ofrecer alabanza continua a Dios (véase también 19.1–3).

5.14 La escena del capítulo 5 nos muestra que solo el Cordero, Jesucristo, es digno de abrir el rollo (los acontecimientos de la historia). Él lo retiene, no Satanás. Jesucristo tiene el control de la situación y solo Él es digno de poner en acción los acontecimientos de los últimos días de la historia. Amen. Comentarios de la Biblia del diario vivir 1960.


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