Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 13 DE DICIEMBRE. Joel

JOEL

 Devastación de la tierra por la langosta

1

1Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel.

2Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? 3De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. 4Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.

5Despertad, borrachos, y llorad; gemid, todos los que bebéis vino, a causa del mosto, porque os es quitado de vuestra boca. 6Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus muelas, muelas de león. 7Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.

8Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud. 9Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo. 10El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite.

11Confundíos, labradores; gemid, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del campo. 12La vid está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres.

13Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación.

14Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.

15¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso. 16¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?

17El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se secó el trigo. 18¡Cómo gimieron las bestias! ¡cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron asolados los rebaños de las ovejas.

19A ti, oh Jehová, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles del campo. 20Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto.

2

1Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. 2Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.

3Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. 4Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán. 5Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. 6Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes. 7Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino, y no torcerá su rumbo. 8Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. 9Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones.

10Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. 11Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?

 La misericordia de Jehová

12Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. 14¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?

15Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?

18Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. 19Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. 20Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.

21Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. 22Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos. 23Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. 24Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. 25Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.

26Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 27Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

 Derramamiento del Espíritu de Dios

28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

30Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. 32Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo;, porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.

 Juicio de Jehová sobre las naciones

3

1Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, 2reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra; 3y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños por una ramera, y vendieron las niñas por vino para beber.

4Y también, ¿qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza. 5Porque habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos; 6y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra. 7He aquí yo los levantaré del lugar donde los vendisteis, y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza; 8y venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque Jehová ha hablado.

9Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. 10Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. 11Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. 12Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. 13Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. 14Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.

 Liberación de Judá

16Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.

17Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.

18Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.

19Egipto será destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente. 20Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. 21Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová morará en Sion. Amen.


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 13 DE DICIEMBRE Apocalipsis 4

La adoración celestial

4

1Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.

6Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. 8Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 9Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Amen. Rv


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 13 DE DICIEMBRE. Joel

JOEL

Capítulo 1

1.1 Joel fue un profeta en la nación de Judá, también conocida como reino del sur. El libro no menciona cuándo vivió, pero es probable que profetizara durante el reinado del rey Joás (835–796 a.C.). Pero la fecha del libro de Joel no es tan importante como su mensaje eterno. El pecado acarrea el juicio de Dios. Aún así, junto con la justicia de Dios también hay gran misericordia.

1.3 Dios instó a los padres a que transmitieran su historia a sus hijos contándoles una y otra vez las importantes lecciones que aprendieron. Uno de los regalos más grandes que puede dar a los jóvenes es la historia de su vida para ayudarlos a comprender los éxitos que usted ha tenido, y los errores que ha cometido.

1.4 Una plaga de langostas puede ser tan devastadora como la invasión de un ejército. Las langostas se reúnen en enjambres en grandes cantidades (1.69), y vuelan a varios metros por encima de la tierra, y cuando pasan cubren el sol proyectando una inmensa sombra (2.2). Cuando se posan en la tierra devoran casi toda la vegetación (1.7–12), y lo invaden todo a su paso (2.9).

1.4 La detallada descripción de Joel hace que muchos crean que se refiere a una plaga de langostas que había llegado o que llegaría a la tierra. Otro punto de vista común es que las langostas simbolizan un ejército enemigo invasor. De todos modos, lo que Joel quería destacar era que Dios castigaría al pueblo por su pecado. Joel llama a este juicio «el día de Jehová» (véase la nota a 1.15).

1.5 El sentido físico y el juicio moral del pueblo estaban embotados, haciendo que se olvidaran de sus pecados. Joel hizo un llamado para que el pueblo despertara de su displicencia, y reconociera sus pecados antes de que fuera demasiado tarde. De lo contrario, todo sería destruido, incluso las uvas y el vino que causó su embriaguez. Nuestros momentos de paz y prosperidad pueden embotarnos. Nunca debemos permitir que la abundancia material dificulte nuestra disposición hacia lo espiritual.

1.9 Debido a la devastación, no había harina ni zumo de uva.

1.13 El cilicio era era una vestidura áspera que utilizaban los dolientes en los funerales. Aquí se toma como señal de arrepentimiento.

1.14 El ayuno es un período en que la gente se abstiene de ingerir alimento y se acerca a Dios con humildad, dolor por el pecado y oración apremiante. En el Antiguo Testamento, a menudo el pueblo ayunaba durante los momentos de calamidad para poder concentrarse en Dios, y demostrar su arrepentimiento y la sinceridad de su devoción (véanse Jueces 20.26; 1 Reyes 21.27; Esdras 8.21; Jonás 3.4, 5).

1.15 El «día de Jehová» es una frase común en el Antiguo Testamento y en el libro de Joel (véanse 2.1, 11, 31; 3.14). Siempre se refiere a algún acontecimiento extraordinario, ya sea presente (como la plaga de langostas), en el futuro cercano (como la destrucción de Jerusalén o la derrota de las naciones enemigas), o al final de la historia cuando Dios derrotará a todas las fuerzas del mal.

Incluso cuando el día de Jehová se refiere a algo presente, es sombra del día final del Señor. Este acontecimiento final en la historia tendrá dos facetas: (1) el juicio final sobre toda la maldad y el pecado, y (2) la recompensa final a los creyentes fieles. La rectitud y la verdad prevalecerán, pero antes habrá mucho sufrimiento (Zacarías 14.1–3). El día final del Señor es un tiempo de esperanza, debido a que todos los que sobrevivan estarán unidos para siempre con Dios.

1.15–19 Sin Dios, la devastación es segura. Los que no tienen una relación personal con Dios estarán frente a Él sin ningún recurso. Asegúrese de clamar por el amor y la misericordia de Dios mientras tenga oportunidad (2.32).


Capítulo 2

2.1ss Joel todavía estaba describiendo los efectos devastadores de la plaga de langostas (véase 2.25). La crisis era grave. Sin embargo, Joel dio a entender que la plaga de langostas era solo la precursora de una crisis mucho mayor si el pueblo no se volvía de sus pecados.

2.3 El huerto del Edén fue el primer hogar de Adán y Eva (Génesis 2.8). Aquí se dice que la tierra ahora es un edén comparada con la tierra después de la destrucción.

2.12,13 Dios dijo al pueblo que se volviera a Él mientras todavía había tiempo. El tiempo corría y la destrucción pronto les vendría encima. El tiempo también corre para nosotros. Debido a que no sabemos cuándo nuestra vida llegará a su fin, debemos volvernos al Señor ahora mientras podemos. No permita que nada le impida volverse a Dios.

2.13 Muchas veces la gente se desgarraba las ropas en demostración de profundo remordimiento. Sin embargo, Dios no quería una demostración exterior de penitencia sino un arrepentimiento interno (1 Samuel 16.7; Mateo 23.1–36). Asegúrese de que su actitud hacia Dios sea correcta y no solo en lo externo.

2.18 Aquí la profecía de Joel cambia dramáticamente, y pasa de profetizar castigo de Dios a anunciar derramamiento del perdón y bendición de Dios. Esto sucedería solo si el pueblo buscaba vivir de la manera que Dios quería que lo hiciera, renunciando a sus pecados. Donde hay arrepentimiento hay esperanza. Esta sección del libro alimenta esa esperanza. Sin esta esperanza la profecía de Joel solo nos traería desesperación. Esta promesa de perdón debió haber alentado al pueblo a arrepentirse.

2.20 Joel predijo la invasión del norte por parte de los ejércitos enemigos de Asiria y Babilonia, simbolizados por las langostas.

2.21 Joel contrasta el temor al castigo de Dios (2.1) con el gozo de la intervención de Dios (2.21). El pecado acarreará castigo en el Día del Señor, y solo el perdón de Dios brindará regocijo. A menos que usted se arrepienta, su pecado traerá como resultado el castigo. Permita que Dios intervenga en su vida y se podrá regocijar en ese día, ya que no tendrá nada que temer. Antes, hubo hambre, plagas y plañideras; luego, habrá fiesta, cosecha y canciones de alabanza. Cuando Dios gobierne, la restauración es completa. Mientras tanto, debemos recordar que dios promete prosperidad a todos sus seguidores. Cuando Dios persona, Él restaura esa relación quebrantada, pero no nos garantiza la riqueza individual.

Dios promete suplir toda necesidad a los que ama, perdona, restaura nuestra relación con Él y cuida mediante la comunidad de creyentes.

2.26, 27 Si los judíos nunca más experimentarían un desastre como la plaga de langostas, ¿cómo se puede explicar el cautiverio en Babilonia, la esclavitud de los judíos por los griegos y romanos, y su persecución bajo el gobierno de Hitler? Es importante no sacar este texto fuera del contexto. Este es parte de la sección de «bendición» de la profecía de Joel. Solo si el pueblo se arrepentía verdaderamente evitaría el desastre como el que Joel describió. Las bendiciones de Dios se prometen solo a los que sincera y fielmente lo siguen. Dios sí promete que después del día final de castigo, su pueblo nunca más experimentará esta clase de desastre (Zacarías 14.9–11. Apocalipsis 21).

2.28–32 Pedro citó este pasaje en el día de Pentecostés (Hechos 2.16–21); el derramamiento del Espíritu predicho por Joel ocurrió en Pentecostés. Ezequiel también habló de un derramamiento del Espíritu (Ezequiel 39.28, 29) el cual, algunos piensan que vendrá después de que Cristo regrese. El Espíritu de Dios está ahora al alcance de todos los que claman al Señor (2.32).

2.30 Estos prodigios podrían ser señales de la segunda venida.

2.31, 32 El castigo y la misericordia van de la mano. Joel había dicho que si el pueblo se arrepentía, el Señor lo salvaría del juicio (2.12–14). En medio del juicio y la catástrofe, por lo tanto, algunos serían salvos. La intención de Dios no es destruir sino restaurar. Sin embargo, debemos aceptar su salvación o ciertamente pereceremos junto con los que no se arrepintieron.


Capítulo 3

3.1, 2 La frase «en aquellos días» se refiere al momento en que todos los que clamen al Señor serán salvos (2.32). Dios no solo bendice a los creyentes con todo lo que necesitan: los bendecirá también al destruir el mal y al acabar con el dolor y el sufrimiento en la tierra. Esta profecía tuvo un cumplimiento inmediato, progresivo y final. Su interpretación inmediata se puede aplicar a la batalla reciente del rey Josafat en contra de varias naciones enemigas, incluyendo Moab y Amón (2 Crónicas 20). Su cumplimiento progresivo pudo ser la restauración parcial del pueblo en su tierra después del cautiverio en Babilonia. El cumplimiento final vendrá en la gran batalla que precede al reino del Mesías sobre la tierra (Apocalipsis 20.7–9).

3.4 Tiro y Sidón eran ciudades importantes de Fenicia al norte de Israel; Filistea era la nación que estaba al sur de Judá. Fenicia y Filistea eran pequeñas naciones que se regocijaron por la caída de Judá e Israel debido a que se beneficiarían con el aumento del comercio. Dios las juzgaría por su mala actitud.

3.6 Los judíos fueron vendidos como esclavos a los griegos, una nación pagana y pecadora. Algunos piensan que este versículo y el 3.1 indican que Joel vivió después del cautiverio de Babilonia (586 a. C.), cuando la cultura griega comenzó a florecer. Sin embargo, los estudios arqueológicos han mostrado que los griegos estaban comerciando con Fenicia desde el año 800 a.C. El versículo 3.4 menciona a Tiro, Sidón y Filistea, lugares que ya existían en Judá antes del cautiverio.

3.8 Los sabeos provenían de Sabá, una nación al sudoeste de Arabia. Una de las reinas de Sabá había visitado a Salomón aproximadamente un siglo antes (1 Reyes 10.1–13).

3.14 Joel describe a multitudes que esperan en el «valle de la decisión» (el valle de Josafat en los versículos 2 y 12). Millones de personas habían vivido en la tierra, y cada una de ellas, muerta, viva o aún por nacer, se enfrentarían al castigo. Mire a su alrededor. Vea a sus amigos, a aquellos con los que trabaja y vive. ¿Han recibido el perdón de Dios? ¿Han sido advertidos acerca de las consecuencias del pecado? Si comprendemos la severidad del juicio final de Dios, querremos que tomen la oferta de esperanza que Dios les ofrece.

3.17 Dios dirá la última palabra; su soberanía máxima será revelada al final. No podemos predecir cuándo vendrá ese fin, pero podemos tener confianza en que Él regula los acontecimientos del mundo. La historia del mundo, así como la nuestra, está en las manos de Dios. Es mucho mejor reconocer esto ahora, que más tarde. Podemos estar seguros en su amor, y confiar en su dirección al tomar nuestra decisiones.

3.18 La ilustración de esta tierra restaurada es de una belleza perfecta, similar al huerto del Edén. El agua que da vida y que fluye del templo ilustra las bendiciones que provendrán de la presencia de Dios. Los que se apeguen a Dios serán fructíferos para siempre. (Véanse también Ezequiel 47.1–12; Apocalipsis 22.1, 2.)

3.19 Egipto y Edom eran dos de los enemigos más persistentes de Israel. Representaban todas las naciones que fueron hostiles al pueblo de Dios. La promesa de Dios de que serían destruidas también es una promesa de que todo mal que haya en el mundo será algún día destruido.

3.20, 21 La palabra Judá utilizada aquí se refiere a todo el pueblo de Dios, cualquiera que haya invocado el nombre del Señor. Hay plena garantía de victoria y paz para los que confíen en Dios (2.32).

3.21 Joel comenzó con una profecía acerca de la destrucción de la tierra, y terminó con una profecía acerca de su restauración. Comenzó recalcando la necesidad de arrepentimiento, y terminó con la promesa de perdón que trae el arrepentimiento. Joel estaba tratando de convencer al pueblo para que despertara (1.5), se deshiciera de su displicencia y se percatara del peligro de vivir apartados de Dios. Su mensaje hacia nosotros es que todavía hay tiempo, que cualquiera que invoque el nombre del Señor puede ser salvo (2.12–14, 32). Quienes hagan esto disfrutarán de las bendiciones menciona


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 13 DE DICIEMBRE Apocalipsis 4

Capítulo 4

4.1 Los capítulos 4 y 5 presentan vislumbres de la gloria de Cristo. Aquí vemos dentro del trono del cielo. Dios está en el trono coordinando todos los sucesos que Juan registrará. El mundo no está girando fuera de control; el Dios de la creación llevará a cabo sus planes a medida que Cristo inicie la batalla final contra las fuerzas del mal. Juan nos muestra el cielo antes de mostrarnos la tierra para que no nos asustemos con los acontecimientos futuros.

4.1 La voz que Juan escuchó primero, que sonaba como trompeta, era la voz de Cristo (véase 1.10, 11).

4.2 Juan dice cuatro veces en el libro de Apocalipsis: «en el Espíritu» (1.10; 4.2; 17.3; 21.10). Esta expresión significa que el Espíritu Santo le daba una visión, mostrándole situaciones y acontecimientos que él no podría haber visto con sus ojos humanos. Toda profecía verdadera viene de Dios por medio del Espíritu Santo (2 Pedro 1.20, 21).

4.4 ¿Quiénes son estos veinticuatro ancianos? Como fueron doce las tribus de Israel en el Antiguo Testamento y doce los apóstoles en el Nuevo Testamento, los veinticuatro ancianos en esta visión probablemente representan a todos los redimidos de Dios en todos los tiempos (tanto antes como después de la muerte y resurrección de Cristo). Simbolizan a todos aquellos, tanto judíos como gentiles, que ahora forman parte de la familia de Dios. Los veinticuatro ancianos nos muestran que todos los redimidos del Señor lo están adorando.

4.5 En Apocalipsis, truenos y relámpagos están relacionados con acontecimientos importantes en el cielo. Nos recuerdan los truenos y relámpagos en el monte Sinaí cuando Dios dio a su pueblo sus leyes (Éxodo 19.16). A menudo el Antiguo Testamento emplea tales metáforas para evocar el poder y la majestad de Dios (Salmo 77.18).

4.5 Los «siete espíritus de Dios» es otro nombre del Espíritu Santo. Véase también Zacarías 4.2–6, donde se comparan las siete lámparas con el Espíritu.

4.6 El vidrio era una rareza en la época del Nuevo Testamento, y vidrio claro como el cristal era virtualmente imposible de ser encontrado (véase 1 Corintios 13.12). «El mar de vidrio» señala tanto la magnificencia como la santidad de Dios.

4.6, 7 Así como se ve al Espíritu Santo simbólicamente en las siete lámparas encendidas, de igual modo los «cuatro seres vivientes» representan los atributos (las cualidades y el carácter) de Dios. Estos seres no son animales reales. Al igual que los querubines (el más alto rango de los ángeles), hacen guardia en el trono de Dios, guían a otros en adoración y proclaman la santidad de Dios. Los atributos de Dios simbolizados en la semejanza de animales de estos cuatro seres son majestad y poder (el león), fidelidad (el becerro), inteligencia (el hombre) y soberanía (el águila). El Antiguo Testamento informa que el profeta Ezequiel vio cuatro seres similares en una de sus visiones (Ezequiel 1.5–10).

4.11 El tema de este capítulo se resume en este versículo: todos los seres en el cielo y la tierra alabarán y honrarán a Dios porque es el Creador y el Sustentador de todo. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.


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