LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 12 DE DICIEMBRE. Oseas 12,13,14,
Efraín reprendido por su falsedad y opresión
12
1Efraín se apacienta de viento, y sigue al solano; mentira y destrucción aumenta continuamente; porque hicieron pacto con los asirios, y el aceite se lleva a Egipto.
2Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras. 3En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. 4Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros. 5Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre. 6Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.
7Mercader que tiene en su mano peso falso, amador de opresión, 8Efraín dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos. 9Pero yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; aún te haré morar en tiendas, como en los días de la fiesta.
10Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas. 11¿Es Galaad iniquidad? Ciertamente vanidad han sido; en Gilgal sacrificaron bueyes, y sus altares son como montones en los surcos del campo. 12Pero Jacob huyó a tierra de Aram, Israel sirvió para adquirir mujer, y por adquirir mujer fue pastor. 13Y por un profeta Jehová hizo subir a Israel de Egipto, y por un profeta fue guardado. 14Efraín ha provocado a Dios con amarguras; por tanto, hará recaer sobre él la sangre que ha derramado, y su Señor le pagará su oprobio.
Destrucción total de Efraín predicha
13
1Cuando Efraín hablaba, hubo temor; fue exaltado en Israel; mas pecó en Baal, y murió. 2Y ahora añadieron a su pecado, y de su plata se han hecho según su entendimiento imágenes de fundición, ídolos, toda obra de artífices, acerca de los cuales dicen a los hombres que sacrifican, que besen los becerros. 3Por tanto, serán como la niebla de la mañana, y como el rocío de la madrugada que se pasa; como el tamo que la tempestad arroja de la era, y como el humo que sale de la chimenea.
4Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí. 5Yo te conocí en el desierto, en tierra seca. 6En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí. 7Por tanto, yo seré para ellos como león; como un leopardo en el camino los acecharé. 8Como osa que ha perdido los hijos los encontraré, y desgarraré las fibras de su corazón, y allí los devoraré como león; fiera del campo los despedazará.
9Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda. 10¿Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: Dame rey y príncipes? 11Te di rey en mi furor, y te lo quité en mi ira.
12Atada está la maldad de Efraín; su pecado está guardado. 13Dolores de mujer que da a luz le vendrán; es un hijo no sabio, porque ya hace tiempo que no debiera detenerse al punto mismo de nacer.
14De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista.
15Aunque él fructifique entre los hermanos, vendrá el solano, viento de Jehová; se levantará desde el desierto, y se secará su manantial, y se agotará su fuente; él saqueará el tesoro de todas sus preciosas alhajas. 16Samaria será asolada, porque se rebeló contra su Dios; caerán a espada; sus niños serán estrellados, y sus mujeres encintas serán abiertas.
Súplica a Israel para que vuelva a Jehová
14
1Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. 2Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. 3No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia.
4Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos. 5Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. 6Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano. 7Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano. 8Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.
9¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos. Amen.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 12 DE DICIEMBRE Apocalipsis 3
El mensaje a Sardis
3
1Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto:
Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. 2Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. 4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 6El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El mensaje a Filadelfia
7Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
8Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. 9He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. 10Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. 11He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 12Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 13El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El mensaje a Laodicea
14Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
15Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 19Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 20He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 21Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 22El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Amen. Rv
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 12 DE DICIEMBRE. Oseas 12,13,14,
Capítulo 12
12.2–5 Jacob, cuyo nombre fue cambiado posteriormente a Israel, fue el antepasado común de las doce tribus de Israel, el reino del norte y el reino del sur en conjunto. Al igual que las naciones que descendieron de él, Jacob practicó el engaño. Sin embargo, a diferencia de Israel y Judá, constantemente buscó a Dios. Jacob luchó con el ángel para que lo bendijera, pero sus descendientes pensaron que sus bendiciones se debían a sus propios esfuerzos. Jacob limpió su casa de ídolos (Génesis 35.2), pero sus descendientes no pudieron retirar la idolatría de su medio
12.6 El amor y la justicia, sobre los cuales Oseas quería que su pueblo viviera, son fundamentos del carácter de Dios. Son esenciales para sus seguidores, pero no son fáciles de mantener en equilibrio. Algunas personas son tan amorosas que disculpan las malas acciones. Otras son tan rectas que se olvidan de la misericordia. El amor sin justicia, por no conducir a normas altas, deja a las personas en sus pecados. La justicia sin amor, debido a que no tiene corazón, separa a la gente de Dios. El especializarse en uno a expensas del otro es distorsionar nuestro testimonio. La iglesia de hoy, al igual que la nación de Oseas, debe basarse en ambos fundamentos.
12.7,8 En Israel, la deshonestidad se había vuelto un medio aceptable de obtener riqueza. A los israelitas que habían triunfado económicamente no les cabía en la cabeza que Dios los considerara pecadores. Pensaban que su riqueza era una bendición de Dios, y no se molestaban en considerar la forma en que la habían obtenido. Sin embargo, Dios dijo que las riquezas de los israelitas no cubrían sus pecados. Recuerde que la medida divina del éxito es diferente de la nuestra. Nos llama a ser fieles, no a ser ricos. Nuestro carácter es más importante para Él que lo que tengamos en el bolsillo.
12.8 La gente y las naciones ricas a menudo declaran que sus triunfos materiales se deben a su trabajo, iniciativa e inteligencia. Como han tenido todo lo que han querido, no han sentido necesidad de Dios. Creen que sus riquezas son propias y sienten que tienen el derecho de utilizarlas como les plazca. Si se está sintiendo orgulloso de sus logros, recuerde que todas sus oportunidades, capacidades y recursos son de Dios, y que usted se los administra.
12.9 Una vez al año los israelitas pasaban una semana viviendo en tiendas durante la Fiesta de los Tabernáculos, que conmemoraba la protección de Dios cuando vagaron cuarenta años en el desierto (véase Deuteronomio 1.19–2.1). Debido a su pecado, Dios les haría volver a vivir en tiendas, pero esta vez no como parte de una fiesta, sino en un cautiverio verdadero.
12.12 Oseas se refiere a Jacob para recordarles sus comienzos humildes. Lo que tenemos no es el resultado de nuestros esfuerzos, sino de que Dios había sido misericordioso con nosotros.
12.13 El profeta que sacó a Israel de Egipto fue Moisés (Éxodo 13.17–19).
Capítulo 13
13.1 Israel, representado aquí por la norteña tribu de Efraín, tenía una historia de grandeza, sin embargo, para los días de Oseas la gente se había rebelado contra Dios y había perdido prestigio entre las demás naciones. La grandeza del pasado no es garantía de la grandeza del futuro. Es bueno recordar lo que Dios ha hecho por nosotros y a través nuestro, pero es igualmente importante mantener actualizada nuestras relaciones con Él. Conságrese a Dios día tras día y momento tras momento.
13.4–6 Cuando las posesiones de Israel lo hicieron sentir autosuficiente, le dio las espaldas a Dios y se olvidó de Él. La autosuficiencia es tan destructiva hoy como lo fue en los tiempos de Oseas. ¿Ve usted su necesidad constante de la presencia y la ayuda de Dios? Aprenda a confiar en Él en los buenos tiempos y en los malos. Si está pasando por una camino suave y fácil ahora, tenga cuidado de no pensar que se merece un buen futuro. No dependa de sus dones: dependa del Dador. Lea la advertencia de Dios en Deuteronomio 6.10–12 y 8.7–20.
13.11 Dios había advertido a Israel que los reyes le provocarían más problemas de los que podían resolver y de mala gana les dio a Saúl como rey (1 Samuel 8.4–22). David fue un buen rey y Salomón tuvo sus puntos fuertes, pero una vez que la nación se dividió en dos, el reino del norte nunca tuvo otro buen gobernante. Los reyes malvados llevaron a la nación a hundirse en la idolatría y a alianza políticas necias. Los asesinatos se hicieron comunes, y las ciudades y los caminos se volvieron más inseguros. A la larga, los reyes malvados destruyeron la nación; con el rey Oseas terminaron los reyes malvados (2 Reyes 17.1–6).
13.12 Los pecados de Efraín (Israel) quedaron registrados para un juicio posterior. Este no fue un caso especial. Todos nuestros pecados son conocidos y serán revelados en el Día del Juicio (2 Corintios 5.10; Apocalipsis 20.11–15).
13.14 El apóstol Pablo tomó este pasaje para enseñar sobre la resurrección (1 Corintios 15.55). Para los que han confiado en Cristo en cuanto a la salvación, la muerte no tiene el mismo significado. Un día, la muerte acabará.
Capítulo 14
14.1ss Los versículos 1–3 son un llamado de Oseas al arrepentimiento. Los versículos 4–8 son una promesa de Dios de restaurar a su pueblo. Dios debía castigar a Israel por sus graves y repetidas violaciones a su Ley, sin embargo, lo hace con pesar. Hubiera preferido restaurar a la nación y hacerla prosperar.
14.1, 2 El pueblo podía regresar a Dios y pedirle que perdonara sus pecados. Usted puede hacer lo mismo y sus pecados serán perdonados, porque para eso murió Cristo en la cruz (Juan 3.16).
El perdón comienza cuando vemos lo destructivo que puede ser el pecado y la futilidad de vivir sin Dios. Luego tenemos que reconocer que no podemos salvarnos a nosotros mismos, y que nuestra única esperanza es la misericordia de Dios. A pesar de que no podemos demandar el perdón, podemos tener la seguridad de que Dios nos ha perdonado porque Él es misericordioso y amoroso y quiere restaurarnos, del mismo modo que quiso restaurar a Israel.
14.2 Presenta «ofrenda de nuestros labios» es ofrecer una ofrenda de alabanza a Dios en vez de ir al Templo a ofrecer un sacrificio. Es un sacrificio espiritual en vez de físico. Antes se presentaban sacrificios de animales para expiar el pecado, pero el sacrificio de alabanza es agradecer a Dios el perdón que recibimos gracias al sacrificio de Jesucrissto, el Cordero de Dios. Un creyente puede ofrecer continuamente sacrificios espirituales de alabanza (Hebreos 13.15; 1 Pedro 2.5).
14.3-8 Cuando nuestra voluntad es débil, cuando nuestra razón está confundida, cuando nuestra conciencia está cargada de culpabilidad, debemos recordar que la misericordia de Dios nunca falla. Cuando la familia o los amigos nos abandonen, cuando nuestros colaboradores no nos comprendan, cuando nos cansemos de ser buenos, la misericordia de Dios nunca falla. Cuando no podamos ver la salida o no podamos escuchar la voz de Dios, cuando nos falte valor para continuar, la misericordia de Dios nunca falla. Cuando nuestros defectos nos persigan y la conciencia de nuestros pecados nos abrume, la misericordia de Dios nunca falla.
14.9 Oseas cierra con un llamado a escuchar, aprender y beneficiarse con la Palabra de Dios. Para los que recibieron el mensaje del Señor por medio de Oseas, esto significaba la diferencia entre la vida y la muerte. Para usted, el lector del libro de Oseas, la opción es similar: o escucha el mensaje del libro y sigue los caminos de Dios, o rechaza caminar en los caminos del Señor. La persona que insista en seguir su propia dirección sin la guía de Dios «anda a tientas y tropieza en la oscuridad» (Proverbios 4.18, 19). Si usted está perdido, puede encontrar el camino al volverse de su pecado y seguir a Dios.
14.9 La preocupación de Dios por la justicia que requiere fidelidad y la misericordia que ofrece perdón puede verse en la relación con Oseas. Podemos errar al olvidarnos del amor de Dios y sentir que nuestros pecados no tienen remedio; pero también podemos errar al olvidarnos de su ira contra nuestros pecados y pensar que seguirá aceptándonos sin importar la forma en que actuemos. Perdón es una palabra clave: cuando Dios nos perdona, castiga el pecado pero muestra misericordia para con el pecador. Nunca debemos temer ir a Dios para que borre nuestra deuda y renueve nuestra vida.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 12 DE DICIEMBRE Apocalipsis 3
Capítulo 3
3.1 La ciudad opulenta de Sardis en ese momento estaba conformada por dos secciones. La sección antigua de la ciudad se hallaba en la montaña y, cuando aumentó excesivamente su población, se construyó una nueva sección en el valle inferior.
3.1 Los «siete espíritus de Dios» es otro nombre que se le da al Espíritu Santo. Las «siete estrellas» son los mensajeros o líderes de las iglesias (véase 2.1).
3.3 Se insta a la iglesia de Sardis a obedecer la verdad cristiana que había oído cuando creyó en Cristo, es decir, a volver a los fundamentos de la fe. Es importante crecer en nuestro conocimiento del Señor, profundizar nuestra comprensión mediante un estudio cuidadoso. Pero por mucho que aprendamos, nunca debemos abandonar las verdades fundamentales acerca de Jesucristo. Él siempre será el Hijo de Dios, y su sacrificio por nuestros pecados es permanente. Ninguna nueva verdad de Dios irá en contra de esas enseñanzas bíblicas.
3.5 Vestido de «vestiduras blancas» significa puesto aparte para Dios y hecho puro. Cristo promete honor futuro y vida eterna a quienes se mantienen firmes en su fe. Los nombres de todos los creyentes están registrados en el libro de la vida. Este libro simboliza que Dios conoce a quienes le pertenecen. A los tales se le garantiza la inscripción en el libro de la vida que se presentará ante las huestes de los cielos como pertenencia de Cristo (véase Lucas 12.8, 9).
3.7 Filadelfia fue fundada por los ciudadanos de Pérgamo. Se estableció la comunidad en una zona fronteriza como una entrada a la meseta central del Asia Menor. Los de Filadelfia mantuvieron a los bárbaros alejados de la región e introdujeron la cultura y el idioma griego. La ciudad fue destruida por un terremoto en 17 d.C., luego del cual la gente quedó preocupada hasta el punto de que la mayoría vivía fuera de los límites de la ciudad.
3.7 La llave de David representa la autoridad de Cristo para abrir la puerta hacia su reino futuro. Después que se ha abierto, nadie la puede cerrar. Está asegurada la salvación. Una vez que se cierra, nadie la puede abrir. El juicio es seguro.
3.10 Algunos creen que «te guardaré de la hora de la prueba» significa que vendrá un tiempo de gran tribulación en el que los creyentes serán librados. Otros interpretan que la iglesia vivirá durante la época de la tribulación y que Dios la mantendrá firme en medio de ella. Otros creen que eso se refiere a tiempos de gran tribulación en general, los sufrimientos de la iglesia a través de los siglos. Cualquiera que sea el caso, el énfasis está en la obediencia paciente a Dios sin que importe lo que nos suceda.
3.11 Los cristianos tienen diferentes dones, talentos, experiencias y niveles de madurez. Dios no espera que todos seamos iguales, pero sí está a la expectativa de que usemos nuestros dones para Él. Se elogia a los de Filadelfia por su esfuerzo por obedecer (3.8) y se les anima a que retengan con firmeza lo que tienen. Usted podría ser un creyente nuevo y sentir que su fe y fortaleza espiritual son pequeñas. Use lo que tenga para vivir por Cristo y Dios lo reconocerá.
3.12 La nueva Jerusalén es la residencia futura del pueblo de Dios (21.22). Tendremos una nueva ciudadanía en el reino futuro de Dios. Todo será nuevo, puro y seguro.
3.14 Laodicea era la ciudad más opulenta de las siete que había en Asia. Se le conocía por su banca industrial, la manufactura de lana y la escuela de medicina que producía un medicamento para los ojos. Pero la ciudad siempre tuvo un problema con el suministro de agua. En cierta oportunidad se construyó un acueducto para transportar agua a la ciudad desde manantiales de agua caliente. Pero cuando el agua llegaba a la ciudad, no estaba ni caliente ni fría, solo tibia. La iglesia había llegado a ser tan insípida como el agua tibia que llegaba a la ciudad.
3.15 El agua tibia es desagradable. La iglesia de Laodicea se había vuelto tibia y por lo tanto era desagradable y repugnante. Los creyentes no adoptaban una posición firme. La indiferencia los había conducido a la ociosidad. Al dejar de hacer algo por Cristo, la iglesia se había endurecido y estaba satisfecha de sí misma. Estaba destruyéndose. No hay nada más desagradable que un cristiano solo de nombre que es autosuficiente. No se conforme con seguir a Dios a medias. Permita que Cristo avive su fe, y póngala en acción.
3.17 Algunos creyentes suponían equivocadamente que la abundancia de bienes materiales eran indicio de la bendición espiritual de Dios. Laodicea era una ciudad rica y la iglesia también lo era. Pero lo que la iglesia pudo ver y comprar llegó a ser más valioso para ellos que lo que no se ve y es eterno. La riqueza, el lujo y la comodidad pueden convertir a las personas en confiadas y satisfechas de sí mismas. Pero por mucho que usted tenga, no tiene nada si no posee una relación vital con Cristo. ¿De qué forma influye su nivel económico actual en su vida espiritual? En vez de concentrarse en la comodidad y el lujo, busque su verdadera riqueza en Cristo.
3.18 A los de Laodicea se les conocía por su gran riqueza, pero Cristo les dijo que debían comprar oro de Él (el verdadero tesoro espiritual). La ciudad estaba orgullosa de su ropa e industrias de tintorería, pero Cristo les dijo que debían comprar vestiduras blancas de Él (su justicia). Laodicea se enorgullecía de su ungüento precioso para los ojos que curaba muchos problemas de la vista, pero Cristo les dijo que compraran medicina de Él para curar sus ojos a fin de que vieran la verdad (Juan 9.39). Cristo les estaba mostrando a los de Laodicea que los verdaderos valores no radican en los bienes materiales sino en una buena relación con Dios. Sus posesiones y logros no tenían valor, comparados con el futuro eterno del reino de Cristo.
3.19 Dios castigaría a esta iglesia tibia a menos que se apartara de su indiferencia y se volviera a Él. Su propósito al disciplinar no es castigar sino atraer a la gente hacia Él. ¿Es usted tibio en su devoción a Dios? Tal vez Dios lo discipline para ayudarle a salir de su indiferencia; pero lo hará porque lo ama. Usted puede evitar la disciplina de Dios buscándole una vez más mediante la confesión, la oración, la adoración y el estudio de su Palabra. Así como la chispa de amor puede volver a encenderse en el matrimonio, de igual modo el Espíritu Santo puede reavivar nuestro fervor por Dios cuando le permitimos obrar en nuestro corazón.
3.20 La iglesia de Laodicea era rica y se sentía satisfecha de sí misma, pero no contaba con la presencia de Cristo. Él estaba llamando a la puerta del corazón de los creyentes, pero ellos estaban tan ocupados disfrutando de los placeres mundanos que ni se daban cuenta de que Él intentaba entrar. Los placeres de este mundo —dinero, seguridad, bienes materiales— pueden ser peligrosos porque su satisfacción temporal nos puede volver indiferentes al ofrecimiento de Dios de darnos satisfacción eterna. Si descubre que es indiferente a la iglesia, a Dios o a la Biblia, ha empezado a sacar a Dios de su vida. Siempre déjele abierta a Dios la puerta de su corazón, y así lo oirá cada vez que llame. Dejar que entre es su única esperanza de satisfacción total.
3.20 Jesucristo está llamando a la puerta de nuestro corazón cada vez que sentimos que debemos volver a Él. Desea tener amistad con nosotros y quiere que le abramos la puerta. Él es paciente y persiste en su intento de llegar a nosotros, sin irrumpir y entrar, sino llamando. Nos permite decidir si le entregamos o no la vida a Él. ¿Mantiene su poder y presencia transformadora intencionalmente al otro lado de la puerta?
3.22 Al final de cada carta a estas iglesias se exhorta a los creyentes a que escuchen y tomen en serio lo que se les había escrito. Aunque el mensaje dirigido a cada iglesia es diferente, contiene advertencias y principios para todos. ¿Cuál de las cartas habla más directamente a su iglesia? ¿Cuál tiene el mayor énfasis en su propia condición espiritual en este momento? ¿Cómo reaccionará usted?. Biblia del Diario Vivir.

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