Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 24 DE OCTUBRE. Jeremías 11,12,13,    

El pacto violado

11

1Palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo: 2Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. 3Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, 4el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; 5para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.

6Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. 7Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz. 8Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.

9Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. 10Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. 11Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré. 12E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal. 13Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.

14Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción clamen a mí. 15¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? 16Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas. 17Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

 Complot contra Jeremías

18Y Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras. 19Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. 20Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.

21Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos; 22así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre, 23y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.


 Queja de Jeremías y respuesta de Dios

12

1Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente? 2Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. 3Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza. 4¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.

5Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordan 6Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.

7He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos. 8Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí. 9¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. 10Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad preciosa. 11Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que reflexionase. 12Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne. 13Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.

14Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá. 15Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 16Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 17Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.

 La señal del cinto podrido

13

1Así me dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua. 2Y compré el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos. 3Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo: 4Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Eufrates, y escóndelo allá en la hendidura de una peña. 5Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó. 6Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé esconder allá. 7Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.

8Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 9Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén. 10Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno. 11Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.

 La señal de las tinajas llenas

12Les dirás, pues, esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de vino. Y ellos te dirán: ¿No sabemos que toda tinaja se llenará de vino? 13Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén; 14y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia, para no destruirlos.

 Judá será llevada en cautiverio

15Escuchad y oíd; no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado. 16Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas. 17Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.

18Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas. 19Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no hubo quien las abriese; toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio fue toda ella. 20Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey? 21¿Qué dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste a ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer que está de parto? 22Si dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudados tus calcañares. 23¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? 24Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto, como tamo que pasa. 25Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste en la mentira. 26Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia, 27tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 24 DE OCTUBRE. 1Timoteo 4

Predicción de la apostasía

4

1Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 5porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.

 Un buen ministro de Jesucristo

6Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 9Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 10Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.

11Esto manda y enseña. 12Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 24 DE OCTUBRE. Jeremías 11,12,13,    

Capítulo 11


11.1–13.27 Esta sección corresponde al pacto quebrantado, una reprensión para los que volvieron a la idolatría después de la reforma del rey Josías. La reprimenda de Jeremías provocó una amenaza en contra de su vida por sus conciudadanos. Mientras sufría, Jeremías ponderó la prosperidad de los malvados. Al concluir con estas palabras, empleó un cinto de lino podrido y tinajas de vino como lecciones objetivas del juicio de Dios que vendría (véase la nota a 13.1–11).

11.14 A primera vista este versículo es estremecedor. Dios dice a Jeremías que no ore y agrega que no escuchará a la gente que lo hace. Vendrá un tiempo cuando Dios deba aplicar justicia. El pecado trae su propia amarga recompensa. Si el pueblo no se arrepentía y seguía pecando, ni sus oraciones ni las de Jeremías evitarían el juicio de Dios. Su única esperanza era el arrepentimiento: dolor por el pecado, apartarse de él y buscar a Dios. ¿Cómo oramos para que Dios nos ayude si no hemos comprometido nuestras vidas a Él? Sus bendiciones vienen cuando nos entregamos a Él, no cuando con egoísmo nos asimos a nuestros caminos de maldad.

11.18–23 Para sorpresa de Jeremías, el pueblo de Anatot, su pueblo natal, se estaba confabulando para matarlo. Querían silenciar su mensaje por diversas razones: (1) económica, esto dañaría el negocio de los fabricantes de ídolos; (2) religiosa, el mensaje de destrucción y fatalidad hizo que el pueblo se sintiera deprimido y culpable; (3) política, abiertamente reprendió su política hipócrita; y (4) personal, el pueblo lo odiaba por mostrarle que estaba equivocado. Jeremías tenía dos opciones: correr y esconderse, o clamar a Dios. Clamó y Dios respondió. Como Jeremías, nosotros podemos correr y escondernos cuando enfrentemos amenazas por nuestra fidelidad a Dios, o podemos pedirle ayuda. Escondernos compromete nuestro mensaje, clamar a Dios permite que Él lo confirme.


Capítulo 12

12.1–6 Muchos han preguntado: «¿Por qué es prosperado el camino de los impíos?» (Véanse, por ejemplo Job 21.4–21; Habacuc 1.1–4.) Jeremías sabía que al final llegaría la justicia de Dios, pero Él se impacientaba debido a que quería que la justicia llegara pronto. Dios no da una respuesta doctrinal, en vez de eso nos hace un desafío: Si Jeremías no pudo resolver esto, ¿cómo enfrentaría las injusticias venideras? Es natural que demandemos un juego justo y que clamemos por justicia en contra de los que se aprovechan de los demás. Pero cuando pidamos justicia, debemos darnos cuenta que nosotros mismos estaremos en grandes dificultades si Dios nos da a cada uno lo que realmente merecemos.

12.5,6 La vida fue sumamente difícil para Jeremías a pesar de su amor y obediencia a Dios. Cuando clamó a Él para que le diera alivio, su respuesta en efecto fue: «Si tú crees que esto es malo, ¿cómo te las arreglarás cuando esto se vuelva realmente difícil?» No todas las respuestas de Dios a la oración son agradables ni fáciles de aceptar. Cualquier cristiano que ha experimentado una guerra, dolor o enfermedad seria lo sabe. Sin embargo, debemos estar comprometidos a Dios aun cuando los tiempos se vuelvan difíciles y cuando sus respuestas a nuestras oraciones no nos den un alivio inmediato.


Capítulo 13

13.1 Un cinto de lino era una prenda íntima, ajustado cerca del cuerpo. Era como ropa interior. La acción de Jeremías mostró cómo Dios destruiría a Judá así como destruyó su cinto de lino.

13.1-11 Las acciones hablan más que las palabras. Jeremías a menudo utilizó lecciones vívidas y objetivas para despertar la curiosidad del pueblo y lograr que comprendieran su mensaje. Esta lección del cinto de lino ilustra el destino de Judá. A pesar de la cercanía con Dios que el pueblo una vez disfrutó, su soberbia los volvió inútiles. Una persona soberbia puede verse importante, pero Dios dice que su soberbia la hace buena para nada, completamente inútil. La soberbia pudre nuestros corazones hasta el punto que dejamos de ser útiles a Dios.

13.15 Si bien es bueno respetar el país y la iglesia, nuestras lealtades siempre llevan un peligro oculto: el envanecimiento. ¿Cuándo es dañino el orgullo? Cuando nos hace: (1) menospreciar a otros; (2) ser egoístas con nuestros recursos; (3) tratar de imponer nuestras soluciones a los problemas de otros; (4) pensar que Dios nos bendice por nuestros méritos; (5) contentarnos con nuestros planes en vez de buscar los de Dios.

13.18 El rey es Joaquín y la reina madre es Nehusta. El padre del rey, Joacim, se rindió ante Nabucodonosor, pero más tarde se rebeló. Durante el reinado de Joaquín, los ejércitos de Nabucodonosor sitiaron Jerusalén y tanto Joaquín como Nehusta se rindieron. A Joaquín lo enviaron a Babilonia y lo encarcelaron (2 Reyes 24.1–12). La profecía de Jeremías se cumplió.

13.19 La región del Neguev es la porción de tierra árida e improductiva que se extiende al sur de Beerseba. Las ciudades en esta área se cerrarían a cualquier refugiado que huyera del ejército invasor.

13.23 Ni siquiera la amenaza de la cautividad movería al pueblo al arrepentimiento. La gente estaba tan habituada a hacer el mal que perdió la habilidad para cambiar. Dios nunca rechaza a los que con sinceridad se vuelven a Él. Les advierte que se arrepientan antes de que sea demasiado tarde. Nunca debemos dejar para mañana los cambios que Dios quiere que hagamos. Las actitudes y los patrones de vida pueden arraigarse tanto en nosotros hasta hacernos perder todo deseo de cambiar y ya no temer a las consecuencias.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 24 DE OCTUBRE. 1Timoteo 4

Capítulo 4

4.1 Los «últimos tiempos» empiezan con la resurrección de Cristo y continuarán hasta su regreso, cuando establezca su reino y juzgue a toda la humanidad.
4.1, 2 Los falsos maestros eran y aún son una amenaza para la iglesia. Jesús y los apóstoles nos advirtieron repetidamente en contra de ellos (véanse, por ejemplo, Marcos 13.21–23; Hechos 20.28–31; 2 Tesalonicenses 2.1–12; 2 Pedro 3.3–7). El peligro que Timoteo enfrentó en Éfeso parece haber venido de ciertas personas en la iglesia que seguían a algunos filósofos griegos que enseñaban que el cuerpo es malo y que sólo importaba el alma. Los falsos maestros rehusaron creer que el Dios de la creación era bueno, porque su sólo contacto físico con el mundo lo ensuciaría. Aunque estos miembros de la iglesia influenciados por los griegos honraban a Jesús, no podían creer que fuera en realidad hombre. Pablo sabía que si sus enseñanzas no eran controladas, podrían distorsionar grandemente la verdad cristiana.
No es suficiente que un maestro aparente saber de lo que está hablando, que es disciplinado y moral, o que diga que habla en nombre de Dios. Si sus palabras contradicen la Biblia, su enseñanza es falsa. Como Timoteo, debemos guardarnos de cualquiera enseñanza que haga que los creyentes diluyan o rechacen cualquier aspecto de su fe. Tales enseñanzas falsas pueden ser muy directas o en extremo sutiles.
4.1–5 Pablo dijo que los falsos maestros eran mentirosos hipócritas que incitaban a la gente a seguir a «espíritus engañadores y a doctrinas de demonios». Satanás engaña a la gente ofreciendo una hábil imitación de lo real. Los falsos maestros daban normas estrictas (como prohibir al pueblo a que se casara o que comiera ciertos alimentos). Esto los hacía aparecer auto-disciplinados y justos. Su disciplina estricta para el cuerpo, sin embargo, no pudo quitar el pecado (véase Colosenses 2.20–23). No debemos dejarnos impresionar indebidamente por las credenciales o el estilo de un maestro, sino que debemos mirar a su enseñanza sobre Cristo. Sus conclusiones acerca de Cristo muestran la fuente de su mensaje.

4.4, 5 A diferencia de los falsos maestros, Pablo afirma que todo lo que Dios creó es bueno (véase Génesis 1). Pidamos su bendición sobre sus dones creados que nos dan placer y agradezcamos por ellos. Esto no significa que podemos abusar de lo que Dios ha creado (por ejemplo, el abuso en el comer demasiado da origen a la gula o glotonería, el abuso en el don del amor da origen a la lujuria, y el abuso en el respeto por el don de la vida da origen a los homicidios). En lugar de abusar deberíamos disfrutar estos dones usándolos para servir y para honrar a Dios. ¿Le ha dado gracias a Dios por las cosas buenas que le ha dado? ¿Las usa para su complacencia y la de Dios?

4.7–10 ¿Está usted en buenas condiciones físicas y espirituales? En nuestra sociedad se hace mucho énfasis en la aptitud física, pero la salud espiritual (la santidad) es aun mucho más importante. Nuestra salud física está sujeta a enfermedades y accidentes, pero la fe puede sostenernos en medio de estas tragedias. Al ejercitarnos para ser piadosos, debemos desarrollar nuestra fe usando las habilidades que Dios nos ha dado en el servicio de la iglesia (véase 4.14–16). ¿Está usted desarrollando sus músculos espirituales?

4.10 Cristo es salvador de todos, pero su salvación se hace efectiva sólo en aquellos que confían en Él.

4.12 Timoteo era un pastor joven. Pudo haber sido muy fácil para los cristianos adultos mirarlo con desprecio debido a su juventud. Tenía que ganarse el respeto de sus mayores dando ejemplo en su enseñanza, forma de vivir, amor, fe y pureza. A pesar de su edad, Dios lo puede usar a usted. No importa que sea joven o adulto, no vea su edad como un impedimento. Viva de tal modo que otros pueden ver a Cristo en usted.

4.13 La Escritura que Pablo menciona es en realidad el Antiguo Testamento. Debemos estar seguros de enfatizar la Biblia completa, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos. Hay una gran recompensa en estudiar el pueblo, los acontecimientos, las profecías y los principios del Antiguo Testamento.

4.14 La comisión de Timoteo como líder de la iglesia fue confirmada por profecía (véase también 1.18) y por la imposición de manos de los ancianos de la iglesia. Él no se proclamó asimismo como líder. Si usted aspira a ser un líder en la iglesia, busque el consejo de cristianos maduros que lo conozcan bien y a quienes deberá rendir cuenta.
4.14, 15 Como un líder joven en una iglesia con muchos problemas, Timoteo debió haberse sentido intimidado. Pero los ancianos y los profetas lo animaron y estimularon al uso de sus dones espirituales en forma responsable. Atletas talentosos y formidables pierden la destreza si sus músculos no se robustecen por el uso constante, de igual manera nosotros perderemos nuestros dones espirituales si no los ponemos a trabajar. Nuestros talentos se perfeccionan por el ejercicio, pero la inactividad puede motivar su pérdida por falta de práctica y nutrición. ¿Qué dones y habilidades le ha dado Dios? Úselos con regularidad en el servicio de Dios y de otros (para más detalles sobre cómo usar bien las habilidades que Dios nos ha dado véase Romanos 12.1–8; 2 Timoteo 1.6–8).

4.16 Sabemos lo importante que es mantener control sobre nuestras vidas. Debemos estar en constante vigilancia para no caer en pecado que nos puede destruir tan fácilmente. También debemos vigilar lo que creemos («la doctrina»). Creencias equivocadas pueden conducirnos fácilmente al pecado y a la herejía. Debemos estar en guardia contra aquellos que quieran persuadirnos que cómo vivimos es más importante que lo que creemos. Debemos mantener la atención en ambas cosas. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960


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