LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 23 DE OCTUBRE. Jeremías 9,10,
9
1¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! 2¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. 3Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
4Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. 5Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. 6Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.
7Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? 8Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 9¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?
10Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. 11Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.
Amenaza de ruina y exilio
12¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? 13Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 16Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.
17Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; 18y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. 19Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.
20Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. 21Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas. 22Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.
El conocimiento de Dios es la gloria del hombre
23Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
25He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 26a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
Los falsos dioses y el Dios verdadero
10
1Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. 2Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. 3Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. 4Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. 5Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
6No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. 7¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. 8Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño. 9Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo. 10Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
11Les diréis así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos.
12El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría; 13a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos. 14Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella. 15Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán. 16No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.
Asolamiento de Judá
17Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fortificado. 18Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan.
19¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla. 20Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas. 21Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.
22He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales. 23Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. 24Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.
25Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 23 DE OCTUBRE. 1Timoteo 3
Requisitos de los obispos
3
1Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. 2Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; 3no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 5(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 6no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 7También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
Requisitos de los diáconos
8Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 9que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. 11Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.
El misterio de la piedad
14Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 16E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 23 DE OCTUBRE. Jeremías 9,10
Capítulo 9
9.1–6 Jeremías sintió emociones encontradas con respecto a su pueblo. Mentira, fraude, traición, adulterio e idolatría eran pecados frecuentes. Se enojó por el pecado de ellos, pero también sentía compasión. Dios lo apartó de ellos por su trabajo para Él, pero también era uno de ellos. Jesús tuvo sentimientos similares cuando estuvo frente a Jerusalén, la ciudad que lo rechazaría (Mateo 23.37).
9.23,24 La gente tiende a admirar cuatro cualidades en los demás: sabiduría humana, poder (valor), misericordia y riqueza. Sin embargo, Dios establece como prioridad más alta conocerlo en forma personal y vivir de manera que se refleje su justicia y rectitud. ¿Por qué cualidades desea que la gente más lo admire?
9.25, 26 La circuncisión se remonta a los días de Abraham. Para el pueblo de Israel era símbolo de su relación de pacto con Dios (Génesis 17.9–14). La circuncisión también la practicaban naciones paganas, pero no como señal de un pacto con Dios. En la época de Jeremías, los israelitas olvidaron el significado espiritual de la circuncisión aun cuando seguían realizándola.
Capítulo 10
10.2, 3 Todos quisiéramos conocer el futuro. Las decisiones serían más fáciles de tomar, se evitarían los fracasos y se asegurarían algunos éxitos. El pueblo de Judá también quería conocer el futuro y trató de discernirlo interpretando las señales de los cielos. La respuesta de Jeremías es aplicable también hoy: Dios creó la tierra y los cielos, incluyendo las estrellas que la gente consulta y adora (10.12). Nadie descubrirá el futuro en cartas inventadas de estrellas de Dios. Sin embargo, Dios, quien promete guiarnos, conoce su futuro y estará con usted en todos sus pasos. Quizás no le revele el futuro, pero caminará a su lado a medida que lo despliega. No confíe en las estrellas, confíe en aquel que creó las estrellas.
10.8 Son necios los que depositan su confianza en un trozo de madera, aun cuando esté bien tallado y vestido espléndidamente. Al discernir quién es el verdadero Dios, la persona más simple que lo adora es más sabia que la más sabia que adora a un ídolo carente de valor. ¿En qué o en quién deposita su confianza?
10.9 Tarsis estaba localizada al límite este del mundo antiguo, quizás lo que es hoy España (véase Jonás 1.6), era una fuente de plata, estaño, plomo y hierro para Tiro (Ezequiel 27.12). La ubicación de Ufaz se desconoce. En cambio, quizás sea un término metalúrgico para oro refinado. No importa cuán bien hecho o cuán hermosos sean los ídolos, nunca tendrán el poder y la vida del Dios vivo y verdadero.
10.19-21 En esta sección, Jeremías usa la imagen de los nómadas que vagan en el desierto tratando de montar sus tiendas. Los pastores de la nación son los líderes malvados responsables de la calamidad. Los rebaños son el pueblo de Judá. En lugar de que los líderes guiaran al pueblo de Dios, lo llevaron por el rumbo equivocado.
10.23,24 La habilidad de Dios para planear bien nuestras vidas es infinitamente mayor que la nuestra. Algunas veces tememos el poder y los planes de Dios porque sabemos que es muy fácil que su poder nos aplaste si lo usara en nuestra contra. No tema permitir que Dios corrija sus planes. Le dará sabiduría si usted está dispuesto.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 23 DE OCTUBRE. 1Timoteo 3
Capítulo 3
3.1 Ser líder de la iglesia («obispo») es una gran responsabilidad porque la iglesia pertenece al Dios viviente. Los líderes de la iglesia no deberían ser elegidos por su popularidad. Tampoco se les debería permitir que pugnen por llegar a la cima. Ellos deberían ser elegidos por la iglesia porque respetan la verdad, tanto en lo que creen como en la forma en que viven.
3.1–13 La palabra obispo puede referirse a pastor, líder de iglesia o anciano que preside. Es bueno querer ser un líder espiritual pero las normas son elevadas. Aquí, Pablo enumera algunas de las cualidades. ¿Mantiene usted una posición de liderazgo espiritual o le gustaría ser líder algún día? Analícese según las normas de excelencia que Pablo detalla. Aquellos que tienen grandes responsabilidades deben alcanzar expectativas elevadas.
3.1–13 La lista de las cualidades para ser oficial de la iglesia indica que vivir una vida irreprochable requiere gran esfuerzo y autodisciplina. Todos los creyentes, aunque no planeen ser líderes de la iglesia, deberían procurar aplicar a sus vidas estas directivas porque tienen que ver con lo que Dios dice en cuanto a lo que es correcto y verdadero. La fuerza para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios viene de Cristo.
3.2 Cuando Pablo dice que cada obispo debería tener una sola esposa, está prohibiendo tanto la poligamia como la promiscuidad. No está prohibiendo que una persona soltera llegue a ser un anciano o que un viudo anciano vuelva a casarse.
3.4,5 A veces, los obreros cristianos cometen el error de pensar que su trabajo es tan importante que se justifica el ignorar a sus familias. El liderazgo espiritual, sin embargo, debe empezar en casa. Si un hombre no está dispuesto a cuidar, disciplinar y enseñar a sus hijos, no está calificado para dirigir la iglesia. No permita que su actividad voluntaria lo desvíe de sus responsabilidades familiares.
3.6 Los nuevos creyentes deben llegar a ser firmes y sólidos en su fe antes de asumir el rol de líderes en la iglesia. Demasiado a menudo, cuando la iglesia busca desesperadamente obreros, ubica a nuevos creyentes en cargos de responsabilidad para los que no están preparados. La nueva fe necesita tiempo para madurar. Los nuevos creyentes deberían tener un lugar de servicio pero no deberían ocupar puestos de liderazgo mientras no se hallen enraizados firmemente en su fe, con un sólido estilo de vida cristiana y conocimiento de la Palabra de Dios.
3.6,7 Los creyentes más jóvenes que son seleccionados para cargos oficiales deben cuidarse del efecto perjudicial del orgullo. El orgullo puede seducir nuestras emociones y nublar nuestra razón. Puede hacer que aquellos que son inmaduros sean susceptibles a la influencia de gente inescrupulosa. El orgullo y la presunción fueron los motivos de caída de Satanás, y él utiliza el orgullo para hacer caer a otros.
3.8–13 Diácono significa «uno que sirve». Es posible que esta función haya tenido su comienzo con los apóstoles en la iglesia de Jerusalén (Hechos 6.1–6) para velar por las necesidades físicas de la congregación, especialmente de las necesidades de las viudas de habla griega. Los diáconos eran líderes en la iglesia y sus cualidades se asemejan a las de los ancianos. Hoy día en algunas congregaciones, el oficio de diácono ha perdido su importancia. A menudo se les pide a los nuevos cristianos que sirvan en esta posición, pero este no es el modelo del Nuevo Testamento. Pablo dice que los posibles diáconos deben ser probados primero antes de ser llamados a servir.
3.11 Las mujeres puede referirse a las mujeres que ayudaban o diaconisas. Puede significar tanto esposas de los diáconos como líderes femeninas de la iglesia (como es el caso de Febe, la diaconisa mencionada en Romanos 16.1). En uno u otro caso, Pablo esperaba que la conducta de las mujeres prominentes en la iglesia fuera tan responsable como la de los hombres prominentes.
3.16 En este breve himno, Pablo confirma la humanidad y divinidad de Cristo. Al hacerlo revela el corazón del evangelio, «el misterio de la piedad» (el secreto de cómo llegamos a ser piadosos). «Manifestado en carne», Jesús fue hombre; la encarnación de Jesús es la base de nuestra justificación con Dios. «Justificado en el Espíritu». La resurrección de Jesús demostró que el poder del Espíritu Santo estaba en Él (Romanos 8.11). «Visto de los ángeles» y «recibido arriba en gloria», Jesús es divino. No podemos agradar a Dios por nosotros mismos, debemos depender de Cristo. Como hombre, Jesús vivió una vida perfecta y es un perfecto ejemplo de cómo debemos vivir. Como Dios, Jesús nos da el poder para hacer lo recto. Es posible vivir piadosamente, a través de seguir a Cristo. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.
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