Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE OCTUBRE. Isaías 65,66,  

65

1Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 2Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; 3pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; 4que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; 5que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día. 6He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino que recompensaré, y daré el pago en su seno 7por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.

8Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo. 9Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. 10Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó. 11Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.

13Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos llamará por otro nombre. 16El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.

 Cielos nuevos y tierra nueva

17Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. 19Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. 20No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. 21Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. 24Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.

 Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion

66

1Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? 2Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

3El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.

5Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos.

6Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.

7Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo. 8¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. 9Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios.

10Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 11para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.

12Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 13Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. 14Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. 15Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.

17Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.

18Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 21Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.

22Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23Y de mes en mes, y de día de reposo* en día de reposo,* vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.

24Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre. 


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE OCTUBRE. 2Tesalonicenses 1

Salutación

1

1Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: 2Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

 Dios juzgará a los pecadores en la venida de Cristo

3Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; 4tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.

5Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros). 11Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, 12para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE OCTUBRE. Isaías 65,66,  

Capítulo 65

65.1 Israel se consideraba el único pueblo de Dios, pero vendría el tiempo cuando otras naciones buscarían a Dios. Pablo menciona la declaración de Isaías en Romanos 10.20 y señala que se trataba de los gentiles. En la actualidad, el pueblo de Dios es aquel que acepta a Jesús como Salvador y Señor, ya sean judíos o gentiles. El evangelio es para todas las personas. No olvide ni rechace a nadie cuando hable del evangelio. Puede sorprenderse de la cantidad de personas que con sinceridad buscan a Dios.

65.3–5 Dios dijo que este pueblo desobedeció directamente sus leyes cuando adoraron ídolos (Éxodo 20.1–6), consultaron muertos y espíritus del mal (Levítico 19.31), y comieron comida prohibida (Levítico 11). Pero fueron tan perversos que seguían pensando que eran más santos que otros. Jesús llamó hipócritas a tales personas (Mateo 23.13–36).

65.6 Dios dijo que retribuiría a la gente por sus pecados. Ejercer juicio no es nuestro trabajo sino el suyo, porque solo Él es justo. ¿Quién más conoce nuestros corazones y mentes? ¿Quién más conoce lo que es una recompensa o un castigo totalmente justo?

65.8, 9 Dios siempre preservará un remanente fiel de su pueblo. Por perverso que sea el mundo, siempre hay unos pocos que permanecen fieles a Él. Jesús dio mucha importancia a esto en Mateo 13.36–43.

65.10 Sarón es una llanura que se encuentra en la parte occidental de Israel. El valle de Acor está en el oriente, cerca de Jericó. El valle de Acor también era llamado el valle de la Calamidad debido a que allí se ejecutó a Acán por esconder un botín de batalla que se le había prohibido (Josué 7.10–26). Incluso en este valle habría paz: la restauración venidera será completa.

65.17–25 En este pasaje tenemos una descripción gráfica de los nuevos cielos y nueva tierra. Son eternos y allí todos tendrán seguridad, paz y abundancia al alcance (véanse también 66.22, 23; 2 Pedro 3.13; Apocalipsis 21.1). Los versículos 20–25 pueden referirse al reinado de Cristo en la tierra, porque aún el pecado y la muerte no han recibido su destrucción final.

Capítulo 66

66.1 Incluso el bello templo de Jerusalén era lamentablemente inadecuado para un Dios que está presente en todas partes. A Dios no se le puede confinar a ninguna estructura humana (véanse 2 Crónicas 6.18; Hechos 7.49, 50). Este capítulo es una culminación conveniente del libro. Dios levantará al humilde, juzgará a todas las personas, destruirá al malvado, reunirá a todos los creyentes y establecerá un nuevo cielo y una nueva tierra. Permita usted que esta esperanza lo aliente cada día.

66.2, 3 Estos versículos clave resumen el mensaje de Isaías. Se contrastan dos formas de vida: la de los humildes que reverencian profundamente los mensajes de Dios y su aplicación a la vida, y la de quienes deciden sus propios caminos. Los sacrificios del arrogante eran solo obediencia externa. En sus corazones eran asesinos, pervertidos e idólatras. Dios muestra misericordia al humilde, pero maldice al soberbio y autosuficiente (véase Lucas 1.51–53). Nuestra sociedad nos insta a ser enérgicos y a apoyarnos en nosotros mismos. Necesitamos tener cuidado de que la libertad y el libre albedrío no nos desvíen del camino de Dios de vida eterna.

66.7-9 Dios no dejará incompleta su obra de restauración nacional. En esta imagen de nacimiento, Dios muestra que cumplirá lo prometido. Es tan inevitable como el nacimiento de un bebé. Cuando todo ese dolor termina, comienza el gozo.

66.15–17 Esta es una descripción vívida del gran juicio que acontecerá en la Segunda Venida de Cristo (2 Tesalonicenses 1.7–9).

66.19 El pueblo de Dios saldrá como misionero a todas partes del mundo: Tarsis (España), Fut (Libia), en África del norte, Lud en el oeste de Asia Menor, Tubal en el noreste de Asia Menor y a Javán (Grecia).

66.22-24 Isaías concluye este libro con un gran drama. Para los infieles hay una seria descripción de juicio. Para los fieles hay una descripción gloriosa de una abundante recompensa: «Así permanecerá delante vuestra descendencia y vuestro nombre». El contraste es tan estremecedor que pareciera que todos querrían ser seguidores de Dios. Sin embargo, a menudo somos igual de rebeldes, necios y recelosos al cambio como lo eran los israelitas. Somos tan negligentes como ellos en alimentar a los pobres, en trabajar por la justicia y en obedecer la Palabra de Dios. Asegúrese de que está entre los que serán ricamente bendecidos.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 18 DE OCTUBRE. 2Tesalonicenses 1

Capítulo 1

1.1 Pablo escribió esta carta desde Corinto menos de un año después de que escribiera 1 Tesalonicenses. Él y sus compañeros Timoteo y Silas habían visitado Tesalónica en el segundo viaje misionero de Pablo (Hechos 17.1–10). En aquella visita establecieron la iglesia, pero Pablo tuvo que salir apresuradamente por causa de la persecución. Esto lo motivó a escribir su primera carta (1 Tesalonicenses) la que contiene palabras de consuelo y aliento. Después Pablo oyó sobre la forma en que los tesalonicenses habían reaccionado a su carta. Las buenas noticias eran que seguían creciendo en su fe. Pero las malas noticias eran que se estaban difundiendo falsas enseñanzas acerca del regreso de Cristo, llevando a algunos a que dejaran sus trabajos y se dedicaran a esperar el fin del mundo. De modo que Pablo tuvo que volverles a escribir. Mientras que el propósito de la primera carta de Pablo fue confortarles con la seguridad de la Segunda Venida de Cristo, esta segunda tenía el propósito de corregir falsas enseñanzas acerca de la Segunda Venida.
1.1 Pablo, Silas y Timoteo estuvieron juntos en Corinto (Hechos 18.5). Pablo escribió esta carta en nombre de los tres. Con frecuencia incluía a Timoteo como corremitente de sus cartas (véase Filipenses 1.1; Colosenses 1.1; 1 Tesalonicenses 1.1). Para mayor información acerca de Pablo, véanse su perfil en Hechos 9. El perfil de Timoteo lo hallará en 1 Timoteo y el de Silas en Hechos 16.
1.1 Tesalónica era la capital y la ciudad más grande de la provincia romana de Macedonia. La carretera más importante, que se extendía desde Roma hasta el Oriente, pasaba por Tesalónica. Esta carretera, junto con la ciudad portuaria, hicieron de Tesalónica uno de los centros comerciales de mayor riqueza y de mayor desarrollo en el Imperio Romano. Reconocida como una ciudad libre, se le permitió autogobernarse y fue exceptuada de gran parte de las restricciones impuestas por Roma en otras ciudades. Debido a este clima abierto, la ciudad tenía muchas religiones paganas e influencias culturales que eran un desafío para la fe cristiana.

1.3 Más allá del contenido de sus cartas, el estilo de Pablo era confirmar. En gran parte de sus cartas empezaba subrayando lo que más apreciaba de sus lectores y dando a conocer el gozo que sentía por su fe en Dios. Nosotros también deberíamos buscar la forma de animar y edificar a otros creyentes.

1.4 La clave para sobrevivir a la persecución y a las pruebas son perseverancia y fe. Cuando enfrentamos problemas abrumadores podemos tener fe de que Dios está usando estas pruebas para nuestro bien y para su gloria. Saber que Dios es justo, nos da confianza en medio de nuestros problemas, porque sabemos que no nos olvidará. En el perfecto tiempo de Dios, nos librará de nuestro sufrimiento y castigará a los que nos persiguen. ¿Puede usted confiar en el tiempo de Dios?
1.4–6 Durante su primer visita a Tesalónica Pablo fue perseguido (Hechos 17.5–9). No hay duda que los que habían respondido a su mensaje y habían llegado a ser cristianos continuaron siendo perseguidos tanto por los judíos como por los gentiles. En su primera carta a los Tesalonicenses, Pablo dijo que el regreso de Cristo traería libertad de la persecución y juicio a los perseguidores. Pero esto hizo que la gente creyera que el regreso de Cristo sería de inmediato con el propósito de rescatarlos y vindicarlos. Pablo tuvo que señalar que mientras esperaban el Reino de Dios, podían y tenían que aprender perseverancia y fe por su sufrimiento.

1.5 Al vivir por Cristo, experimentaremos problemas porque estamos tratando de ser el pueblo de Dios en un mundo perverso. Algunos dicen que los problemas son la consecuencia del pecado y la falta de fe, pero Pablo enseña que pueden ser parte del plan de Dios para los creyentes. Nuestros problemas nos pueden ayudar a mirar hacia arriba y hacia adelante en lugar de hacia adentro (Marcos 13.35, 36; Filipenses 3.13, 14); ayudan a formar un carácter firme (Romanos 5.3, 4) y nos pueden dar oportunidades para consolar a otros que también están teniendo dificultades (2 Corintios 1.3–5). Sus problemas muy bien podrían ser un indicador de que está tomando una postura por Cristo.
1.5–7 El consuelo tiene dos dimensiones según lo que menciona Pablo. Podemos ser consolados al tomar en cuenta que nuestros sufrimientos nos fortalecen, ayudándonos a estar listos para el Reino de Cristo. También podemos ser consolados en el hecho de que un día cada uno estará delante de Dios; entonces, lo erróneo será corregido, la sentencia será dada a conocer y la maldad terminará.

1.7–9 La «pena de eterna perdición» que Pablo describe es el lago de fuego (véase Apocalipsis 20.14), el lugar de separación eterna de Dios. Aquellas personas que han sido separados de Dios en la eternidad ya no tienen ninguna esperanza de salvación.

1.11, 12 Nuestro «llamamiento» de parte de Dios, como cristianos, es llegar a ser como Cristo (Romanos 8.29). Este es un proceso gradual, para toda la vida y será completado cuando veamos a Cristo cara a cara (1 Juan 3.2). Ser «dignos de su llamamiento» significa querer hacer lo que es correcto y bueno (así como Cristo). Todavía no somos perfectos, pero a medida que Dios trabaja en nosotros nos movemos en esa dirección. Biblia del Diario Vivir.


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