LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE OCTUBRE. Isaías 62,63,64.
62
1Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. 2Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. 3Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. 4Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. 5Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
6Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, 7ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. 8Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu trabajo; 9sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los atrios de mi santuario.
10Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. 12Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
El día de la venganza de Jehová
63
1¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. 2¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. 4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. 5Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. 6Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.
Bondad de Jehová hacia Israel
7De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. 8Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. 9En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad.
10Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. 11Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, 12el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, 13el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? 14El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
15Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? 16Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. 17¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario. 19Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.
64
1¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, 2como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! 3Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. 4Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera. 5Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.
8Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. 9No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. 10Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. 11La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE OCTUBRE. 1Tesalonicenses 5.
5
1Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. 2Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; 3que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 9Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 11Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
Pablo exhorta a los hermanos
12Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; 13y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. 14También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. 15Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. 16Estad siempre gozosos. 17Orad sin cesar. 18Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19No apaguéis al Espíritu. 20No menospreciéis las profecías. 21Examinadlo todo; retened lo bueno. 22Absteneos de toda especie de mal.
23Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Salutaciones y bendición final
25Hermanos, orad por nosotros.
26Saludad a todos los hermanos con ósculo santo.
27Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.
28La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE OCTUBRE. Isaías 62,63,64.
Capítulo 62
62.1–7 Muchos comentaristas creen que Isaías es el que habla en el versículo 1. De ser así, el celo de Isaías por su nación y su deseo de ver finalizada la obra de salvación provocó que orara sin cesar, esperando así la salvación de Israel. Debemos tener el mismo celo que tuvo Isaías para procurar que se haga la voluntad de Dios. Esto es lo que queremos decir cuando oramos: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Es bueno seguir orando con insistencia por los demás.
62.12 La gente de Jerusalén (Sion) tendría nuevos nombres: «Pueblo Santo» y «Redimidos de Jehová». Hoy en día, los creyentes también tienen nuevos nombres: cristianos. En 1 Pedro 2.5, se nos llama «sacerdocio santo».
Capítulo 63
63.1–4 Edom fue un enemigo constante de Israel a pesar de su antepasado común, Isaac (Génesis 25.23). Edom se regocijó con cada problema que enfrentó Israel. El lenguaje figurado en este pasaje narra cómo un vigía en la muralla de Jerusalén ve a Edom que se acerca y teme que el rey edomita en su ropa carmesí dirija un ataque. Pero resulta ser que el Señor, con la ropa ensangrentada, es el que holló y destruyó a Edom. Bosra es una ciudad de Edom (Si desea más información sobre profecías en contra de Edom, véanse Amós 1.11, 12; Abdías 10, 11; Malaquías 1.2–4.)
63.10 Hacer enojar (contristar) al Espíritu Santo es frustrar voluntariamente su dirección al desobedecer o rebelarse. Isaías menciona la obra del Espíritu Santo más que ningún otro escritor del Antiguo Testamento. Si desea más información sobre contristar al Espíritu Santo, véase la nota a Efesios 4.28–32.
63.15–64.7 En nombre del remanente fiel, Isaías pide a Dios dos favores: que les muestre ternura y compasión, y que castigue a sus enemigos. Antes de hacer estas peticiones, Isaías contó los favores pasados del Señor, recordándole su compasión en los días anteriores (63.7–14).
Capítulo 64
64.1–6 La apariencia de Dios es tan intensa como un fuego abrasador que consume todo a su paso. Si somos tan impuros, ¿cómo podemos ser salvos? Solo por la misericordia de Dios. Los israelitas experimentaron la gloria de Dios en el monte Sinaí (Éxodo 19.16–19). Cuando Dios se presentó ante Moisés, hubo truenos, humo y un terremoto. Si Dios se presentara ante nosotros, su gloria nos aplastaría especialmente cuando miráramos nuestros «trapos de inmundicia» (64.6).
64.6 El pecado nos hace impuros para que no podamos acercarnos más a Dios (6.5; Romanos 3.23), más que un mendigo en harapos podría comer a la mesa del rey. Nuestros mejores esfuerzos siguen infectados de pecado. La única esperanza, por lo tanto, es la fe en Jesucristo, quien nos puede limpiar y llevar ante la presencia de Dios (léase Romanos 3).
Este pasaje puede malinterpretarse con mucha facilidad. No significa que Dios nos rechace si vamos a Él con fe, ni que Él desprecia nuestros esfuerzos para agradarle. Significa que si vamos a Dios demandando su aceptación sobre la base de nuestra «buena» conducta, Él señalará que nuestra bondad no es nada comparada con su justicia infinita. Este pasaje va dirigido sobre todo a los impenitentes, no para el verdadero seguidor de Dios.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 17 DE OCTUBRE. 1Tesalonicenses 5
Capítulo 5
5.1-3 Los esfuerzos por determinar la fecha del regreso de Cristo son necios. No se deje engañar por alguno que dice saberlo. Aquí se menciona que nadie sabe el día ni la hora y que aun los creyentes serán sorprendidos. El Señor volverá sorpresivamente, advierte Pablo, ¡así es que esté preparado! Ya que nadie sabe cuándo Jesús volverá a la tierra, deberíamos estar siempre listos. Suponga que Él volviera hoy. ¿Cómo lo encontraría viviendo? ¿Está listo para encontrarse con Él? Viva cada día preparado para dar la bienvenida a Cristo?
5.8 Para mayores detalles relacionados con la armadura del cristiano, véase Efesios 6.13–17.
5.9-11 A medida que usted se acerca al final de una larga carrera le duelen los pies, su garganta le arde y todo su cuerpo clama para que se detenga. Este es el momento cuando el aliento de amigos y admiradores es más apreciado. Su estímulo le ayuda a sobreponerse al dolor para cruzar la meta. De igual manera, los cristianos deben animarse mutuamente. Una palabra de aliento dada en el momento oportuno puede establecer la diferencia entre terminar bien y quedarse en el camino. Mire a su alrededor. Sea sensible a las necesidades de otros y pronuncie palabras de apoyo y acciones apropiadas.
5.12, 13 ¿Cómo puede honrar y tener en «mucha estima» a su pastor y a los demás líderes de su congregación? Expréseles su aprecio, dígales cuánta ayuda está recibiendo por su liderazgo y enseñanza, y agradézcales por su ministerio en su vida. Si usted no dice nada, ¿cómo pueden saber lo que usted opina? Recuerde, ellos necesitan y merecen su apoyo y amor. Biblia del Diario Vivir.
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