Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA A.T. PARA HOY 26 DE DICIEMBRE. Zacarías 1, 2,3

ZACARÍAS

 Llamamiento a volver a Jehová

1

1En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: 2Se enojó Jehová en gran manera contra vuestros padres. 3Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. 4No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová. 5Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre? 6Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso volvieron ellos y dijeron: Como Jehová de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros.

 La visión de los caballos

7A los veinticuatro días del mes undécimo, que es el mes de Sebat, en el año segundo de Darío, vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: 8Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos. 9Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío? Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son éstos. 10Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que Jehová ha enviado a recorrer la tierra. 11Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová que estaba entre los mirtos, y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí toda la tierra está reposada y quieta. 12Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? 13Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. 14Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion. 15Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. 16Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. 17Clama aún, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén.

 Visión de los cuernos y los carpinteros

18Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. 19Y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén. 20Me mostró luego Jehová cuatro carpinteros. 21Y yo dije: ¿Qué vienen éstos a hacer? Y me respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, tanto que ninguno alzó su cabeza; mas éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno sobre la tierra de Judá para dispersarla.

 Llamamiento a los cautivos

2

1Alcé después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir. 2Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud. 3Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, 4y le dijo: Corre, habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganado en medio de ella. 5Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.

6Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. 7Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. 8Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. 9Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió. 10Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. 11Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. 12Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén.

13Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.

 Visión del sumo sacerdote Josué

3

1Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. 2Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? 3Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. 4Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. 5Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie.

6Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: 7Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. 8Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. 9Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día. 10En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera. Amen.


LECTURA DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 26 DE DICIEMBRE Apocalipsis 17

Condenación de la gran ramera

17

1Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; 2con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. 3Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; 5y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. 6Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.

7Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. 9Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, 10y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. 11La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. 12Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. 13Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. 14Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.

15Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. 16Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; 17porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. 18Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra. Amen. Rv.


COMENTARIO DE LA PALABRA A.T. PARA HOY 26 DE DICIEMBRE. Zacarías 1, 2,3

ZACARÍAS

Capítulo 1

1.1 Zacarías nació en Babilonia durante el cautiverio y era muy joven cuando regresó a Jerusalén en 538 a.C. El rey Ciro de Persia derrotó a Babilonia en 539 y decretó que los cautivos podían regresar a su tierra natal. Zacarías y Hageo estaban entre los primeros en regresar. Zacarías, profeta y sacerdote, comenzó su ministerio en la misma época que el profeta Hageo (520–518 a.C.). Su primera profecía la dio dos meses después de la primera profecía de Hageo.

1.2-6 De la conocida frase: «De tal palo, tal astilla», se desprende que los hijos salen iguales a los padres. Sin embargo, Dios advirtió a Israel que no fuera como sus antepasados, que lo desobedecieron y cosecharon las consecuencias: juicio. Somos responsables ante Dios por nuestros actos. Ni la herencia ni el ambiente nos pueden atrapar y no podemos utilizar esas excusas para disculpar nuestros pecados. Podemos decidir e ir personalmente a Dios y seguir su camino.

1.5,6 Las palabras que Dios habló, un siglo antes del cautiverio, a través de sus profetas, también eran relevantes para la generación de Zacarías y aun hoy lo son para nosotros. Debemos leer, estudiar y practicar la Palabra de Dios, porque esta prevalece. Aprendamos la lección de la Palabra de Dios y evitemos los errores que otros cometieron.

1.7–17 El hombre entre los mirtos era el ángel de Jehová (1.11). Los caballos y sus colores simbolizaban la participación de Dios en los gobiernos del mundo. El significado completo de los colores se desconoce, a pesar de que el alazán (rojizo) a menudo se asocia con la guerra y el blanco con una victoria final.

1.11 El ángel de Jehová vio que todas las naciones estaban seguras y en paz mientras que Israel seguía oprimida y despreciada. Pero Dios planeaba un cambio. Liberó a su pueblo y ahora le permitiría volver y reconstruir el templo.

1.12 Dios decretó que su pueblo permaneciera cautivo setenta años (Jeremías 25.11; 29.10). El tiempo se cumplió y el ángel le pidió a Dios que actuara pronto para cumplir lo prometido y que el pueblo regresara a Jerusalén.

1.13 El pueblo de Dios vivió setenta años bajo este juicio, durante el cautiverio en Babilonia. Pero ahora Dios habla palabras de consuelo y aliento. Promete sanidad cuando nos volvemos a Él (6.1). Si se siente herido y molesto por los acontecimientos de su vida, vuélvase a Dios, Él puede sanarlo y consolarlo.

1.15 Aunque las naciones paganas afligieron al pueblo de Dios más allá de sus intenciones, Dios era capaz de detenerlos. Usó estas naciones para castigar a su pueblo pecador. Cuando las naciones transgredieron su plan y trataron de destruir a Israel como nación, Él intervino.

1.18–21 Los cuernos eran cuatro potencias mundiales que oprimieron a Israel: Egipto, Asiria, Babilonia y Medo-Persia. Los carpinteros (1.20) eran las naciones utilizadas para derrotar a los enemigos de Israel. Dios las levantó para juzgar a los opresores de su pueblo.

Capítulo 2

2.1 El varón con el cordel de medir simboliza la esperanza de reconstruir a Jerusalén y restaurar su pueblo. El varón mediría y marcaría los límites para los cimientos (véanse 1.16; Jeremías 31.38–40).

2.6,7 Muchos de los israelitas cautivos no volvieron a Jerusalén pues prefirieron permanecer en la seguridad y la riqueza adquiridas en Babilonia. Sin embargo, Zacarías les instruyó a salir pronto de Babilonia. Esta era una advertencia urgente porque Babilonia sería destruida y debido a su cultura decadente el pueblo se olvidaría de sus prioridades espirituales. Una gran mayoría de los israelitas rechazó estas advertencias y permaneció en Babilonia.

2.8 Los creyentes son preciosos para Dios (Salmo 116.15), son sus hijos (Salmo 103.13). Tratar sin misericordia a un creyente es como tratar a Dios de la misma forma. Jesús dijo a sus discípulos que cuando ayudamos a otros lo ayudamos a Él; cuando nos olvidamos de ellos, nos olvidamos de Él (Mateo 25.34–46). Por lo tanto, cuídese de cómo trata a sus hermanos en la fe, porque de esa forma trata a Dios.

2.9–12 Me (2.9) quizás se refiera al Mesías que, al final, juzgará a todos los que han oprimido a su pueblo. Dios promete vivir en medio de su pueblo y dice que muchas naciones le conocerán (Juan 1.4; Apocalipsis 21.3).

2.11, 12 Dios no olvidó lo que prometió a Abraham: «Serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12.3). A Abraham, padre de la nación israelita, se le prometió que sus descendientes bendecirían al mundo entero. Debido a la venida de Jesús, el Mesías, se cumple esta promesa: personas de todas las naciones van a Dios por medio de Él.

Capítulo 3

3.1 Josué fue el sumo sacerdote cuando el remanente volvió a Jerusalén y comenzó a reconstruir el muro (Hageo 1.1, 12; 2.4).

3.1–3 Satanás acusó a Josué, quien representaba la nación de Israel. Las acusaciones fueron precisas: Josué llevaba vestiduras viles (pecados). Aun así, Dios reveló su misericordia declarando que Él decidió salvar a su pueblo a pesar del pecado. Satanás siempre acusa ante Dios a las personas por sus pecados (Job 1.6), pero él no comprende la magnitud de la gracia y el perdón de Dios para los que creen en Él. Satanás, el acusador, será destruido (Apocalipsis 12.10), mientras que los creyentes serán salvos (Juan 3.16). Para estar preparados debemos pedirle a Dios que nos quite nuestras vestiduras de pecado y nos vista con el bien.

3.2–4 La visión de Zacarías ilustra la forma en que obtenemos la misericordia de Dios. No tenemos que hacer nada. Dios toma la iniciativa para quitarnos las vestiduras viles (pecados) y nos ofrece ropas nuevas y limpias (la justicia y la santidad de Dios: 2 Corintios 5.21; Efesios 4.24; Apocalipsis 19.9). Debemos arrepentirnos y pedir perdón a Dios. Cuando Satanás trate de que usted se sienta sucio y vil, recuerde que las ropas limpias de la justicia de Cristo lo hacen digno de acercarse a Dios.

3.5-7 El nombre griego de Josué es Jesús: «Jehová salva». Este Josué no debe confundirse con el guerrero del libro de Josué. Sin embargo, tanto el Josué guerrero como el sumo sacerdote, se han visto como símbolos de Jesús, el Mesías.

3.7–10 No hubo sacerdocio durante el cautiverio y, por lo tanto, tuvo que restaurarse cuando regresaron a la tierra natal. En esta visión, se ordena a Josué como sumo sacerdote. Uno de los deberes de un sumo sacerdote era el de ofrecer sacrificio en el Día de Expiación para limpiar todos los pecados del pueblo. El sacerdote era el mediador entre Dios y la nación. Por lo tanto, representaba al Mesías que habría de venir (Isaías 11.1), quien cambiaría por completo el orden del trato de Dios con el pecado de su pueblo (Hebreos 10.8–14 lo explica en detalle). Jesús, el Mesías, era el Sumo Sacerdote que ofreció, de una vez y por todas, su vida como sacrificio para borrar los pecados. En este nuevo orden, cada cristiano es un sacerdote que ofrece una vida limpia y pura a Dios (1 Pedro 2.9; Apocalipsis 5.10).

3.8, 9 El «Renuevo» se refiere al Mesías. El significado de la piedra con siete ojos no está claro. Podría significar: (1) el Renuevo mismo como la piedra angular en los cimientos del templo, (2) la roca que Moisés golpeó y que produjo agua para los israelitas (Números 20.7–11), (3) el sacerdocio renovado espiritualmente en la Iglesia (1 Pedro 2.5). Estos versículos Jesucristo los cumplió cientos de años después, a quien también se le llamó el fundamento (1 Corintios 3.11). Dios dijo: «Quitaré los pecados de la tierra en un solo día» y esto se cumplió en Cristo cuando «padeció una vez por los pecados[...] para llevarnos a Dios» (1 Pedro 3.18). Usted no puede borrar sus pecados por sus propios esfuerzos. Debe permitir que Dios los limpie a través de Cristo.

3.10 Dios promete que cada persona tendrá su propio lugar seguro durante el reinado de Cristo (véase además Miqueas 4.4). Este es un símbolo de paz y prosperidad.


COMENTARIO DE LA PALABRA N.T. PARA HOY 26 DE DICIEMBRE Apocalipsis 17

Capítulo 17

17.1ss La destrucción de Babilonia mencionada en 16.17–21 se describe ahora con más detalles. La «gran ramera», llamada Babilonia, representa al Imperio Romano en sus inicios con sus diversos dioses y sus manos manchadas con la sangre de los mártires cristianos. El agua representa el comercio marítimo o una ciudad con un buen suministro de agua. La gran ramera representa la seducción del sistema de gobierno al emplear medios inmorales a fin de obtener placer, prosperidad y ventaja. En contraste con la ramera, la esposa de Cristo, la Iglesia, es pura y obediente (19.6–9). Se presenta a la ciudad pecadora de Babilonia en contraste con la ciudad celestial de Jerusalén (21.10–22.5). Los lectores originales identificaban con facilidad a Babilonia con Roma, pero ella también simboliza cualquier sistema enemigo de Dios (véase 17.5).

17.3 La bestia escarlata puede ser el dragón de 12.3 o la bestia que sale del mar descrita en 13.1.

17.6 A lo largo de la historia muchos han muerto por causa de su fe. En el último siglo, millones han sido asesinados por gobiernos opresores y muchos de ellos eran creyentes. La ebriedad de la mujer muestra su placer en sus logros malignos y su falso sentimiento de triunfo sobre la Iglesia. Pero cada mártir que cae bajo su espada solo fortalece la Iglesia.

17.8 En el capítulo 12 encontramos al dragón (Satanás). En el 13 vimos a la bestia que salió del mar y el poder que recibió de Satanás. En los capítulos 14 al 16 vemos el gran juicio de Dios. En este capítulo, la bestia escarlata similar a la bestia y al dragón aparece como un aliado de la gran ramera. La frase «era, y no es; y está para subir» significa que la bestia estuvo viva, murió y luego resucitó. La resurrección de la bestia simboliza la persistencia del mal. Este resurgir del poder maligno convencerá a muchos para que unan sus fuerzas con la bestia; pero los que escogen el lado del mal se condenan a sí mismos al destino del maligno, el tormento eterno.
17.8 Para mayores detalles sobre el libro de la vida, véase la nota sobre 3.5.

17.9-11 Aquí Juan se refiere a Roma, la ciudad famosa por sus siete montes. Muchos dicen que esta ciudad también simboliza todo lo malo del mundo, cualquier persona, religión, grupo, gobierno o estructura que esté en contra de Cristo. Sea cual fuere la perspectiva que se tenga de los siete montes y los siete reyes, esta sección indica el clímax de la batalla de Satanás contra Dios. El poder del mal es limitado y su destrucción está en el horizonte.

17.12 Los diez cuernos representan reyes de naciones que están por surgir. Después de Roma seguirán otros poderes. Roma es un buen ejemplo de cómo obrará el sistema del anticristo: exigirá absoluta lealtad, y gobernará mediante un poder descarnado, opresivo y esclavizante. Sean quienes fueren los diez reyes, le darán poder al anticristo y financiarán la guerra en contra del Cordero.

17.16 En un cambio espectacular de acontecimientos, los aliados de la gran ramera se vuelven contra ella y la destruyen. Así funciona el mal. Destructivo por su propia naturaleza, descarta a sus propios seguidores cuando dejan de serle útiles para sus propósitos. Una alianza impía no es una alianza fácil porque cada integrante pone en primer lugar sus propios intereses.

17.17 Sin que importe lo que suceda, debemos confiar en que Dios sigue al timón y gobierna, y llevará a cabo sus planes tal como lo dijo. Sigue usando a las personas que se le oponen para llevar a cabo su voluntad. Aunque Él permite que el mal penetre el mundo actual, la tierra nueva nunca conocerá el pecado. Comentarios de la Biblia del diario vivir. Rv 1960.


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