Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 9 DE Octubre, Isaías 41,42,     

Seguridad de Dios para Israel

41

1Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio. 2¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata? 3Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. 4¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros. 5Las costas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron. 6Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate. 7El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.

8Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. 9Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. 10No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. 11He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. 12Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. 13Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.

14No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor. 15He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo. 16Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.

17Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. 19Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, 20para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.


 Dios reta a los falsos dioses


21Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob. 22Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir. 23Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. 24He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras vanidad; abominación es el que os escogió.

25Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero. 26¿Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras. 27Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas. 28Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra. 29He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.


 El Siervo de Jehová


42

1He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. 2No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. 3No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. 4No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

5Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: 6Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, 7para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. 9He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.


 Alabanza por la liberación poderosa de Jehová


10Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas. 11Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. 13Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.

14Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.


 Israel no aprende de la disciplina


18Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso. Amen.


LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 9 DE Octubre, Colosenses 1

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS

COLOSENSES

Salutación

1

1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

 Pablo pide que Dios les conceda sabiduría espiritual

3Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 6que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, 7como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 8quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.

9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

 Reconciliación por medio de la muerte de Cristo

15El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

21Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.

 Ministerio de Pablo a los gentiles

24Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; 25de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, 26el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, 27a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, 28a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. Amen. Rv




COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 9 DE Octubre, Isaías 41,42

Capítulo 41

41.1ss Este «del oriente» es Ciro II de Persia, quien sería rey un siglo y medio después (también se menciona por el nombre en 44.28). Conquistó Babilonia en 539 a.C. y fue responsable del decreto de liberación de los judíos cautivos para que regresaran a Jerusalén. Dios puede incluso usar a un gobernante pagano para proteger y cuidar a Israel, porque Él tiene el control de todos los imperios y la política mundial.

41.4 Cada generación queda atrapada en sus problemas, pero el plan de Dios abarca a todas las generaciones. Cuando sus bisabuelos vivían, Dios obró personalmente en la vida de su pueblo. Cuando sus bisnietos vivan, Dios seguirá obrando de la misma manera. Es el único que ve claramente lo que sucederá dentro de cien años como lo vio hace un siglo. Cuando el futuro le preocupe, hable con Dios, quien conoce las generaciones futuras al igual que las pasadas.

41.8–10 Dios eligió a Israel mediante Abraham porque así lo quiso, no porque el pueblo lo mereciera (Deuteronomio 7.6–8; 9.4–6). A pesar de que Él eligió a los israelitas para representarlo ante el mundo, estos fracasaron en lograrlo. Por lo tanto, Dios los castigó y los envió al cautiverio. Ahora todos los creyentes son pueblo escogido de Dios y todos tienen la misma responsabilidad de representarlo ante el mundo. Algún día Él reunirá a todo su pueblo fiel. No debemos temer porque: (1) la presencia de Dios está con nosotros («Yo estoy contigo»), (2) Dios ha establecido una relación con nosotros («Yo soy tu Dios»), y (3) Dios nos da la seguridad de fortalecernos, ayudarnos y vencer al pecado y a la muerte. ¿Se ha dado cuenta de todas las maneras en que Dios le ha ayudado?

41.21-24 A Israel la rodeaban muchas naciones que suponían que sus dioses tenían poderes especiales tales como fructificar las cosechas y dar victorias en las guerras. Estos dioses, sin embargo, a menudo no los ayudaron. Un dios con poder limitado o con ninguna clase de poder en realidad no es un dios. Cuando nos veamos tentados a depositar nuestra confianza en otra cosa que no sea el Dios viviente (dinero, profesión o poder militar), debemos detenernos y hacernos algunas preguntas importantes. ¿Me salvará? ¿Me proporcionará de manera infalible lo que busco? Dios libera. Cuando hace una promesa, la cumple. Es el único Dios en el que se puede confiar completamente.


Capítulo 42

42.1–4 Estos versículos se citaron en Mateo 12.18–21 en referencia a Cristo. El siervo escogido revela un carácter de mansedumbre, aliento, justicia y verdad. Cuando se sienta herido y quebrantado, o consumido en su vida espiritual, Dios no lo aplastará ni lo echará a un lado como algo inútil, sino que con amor lo levantará. La humanidad actual necesita con desesperación los atributos amorosos de Dios. Podemos mostrar dicha sensibilidad mediante su Espíritu a la gente que nos rodea, reflejando la bondad y la sinceridad de Dios hacia ellos.

42.1–9 Estos versículos, algunas veces llamados el cántico del Siervo, hablan acerca del Siervo-Mesías, no del siervo Ciro (como en el capítulo 41). Tanto a Israel como al Mesías se les llama a menudo Siervo. Israel, como siervo de Dios, tenía que ayudar al mundo a conocer a Dios. El Mesías, Jesús, cumpliría esta tarea y mostraría al mundo a Dios mismo.

42.6, 7 Parte de la misión de Cristo en la tierra era demostrar la justicia de Dios y ser luz para los gentiles (todas las naciones). A través de Cristo, toda la gente tiene la oportunidad de abrazar su misión. Dios nos llama a ser siervos de su Hijo, demostrando la justicia de Dios y llevando su luz. ¡Qué privilegio tan extraordinario ayudar al Mesías a cumplir su misión! Sin embargo, debemos buscar su justicia (Mateo 6.33) antes de demostrarla a los demás y permitir que su luz brille en nosotros antes de que podamos ser luz (Mateo 5.16; 2 Corintios 4.6).

42.10 Mire todo lo que el Señor hará para nosotros y a través de nosotros (42.6–9). Obras majestuosas provocan respuestas majestuosas. ¿Agradece en verdad el bien que Dios hace en medio de usted y por medio de usted? Si es así, deje que su alabanza a Él refleje lo que realmente siente.

42.19, 20 ¿Cómo Israel y Judá pudieron ser siervos de Dios y aún así seguir tan ciegos? ¿Cómo pudieron estar tan cerca de Dios y ver tan poco? Jesús condenó a los líderes religiosos de sus días por la misma negligencia (Juan 9.39–41). ¿Acaso no fallamos nosotros de la misma manera? Algunas veces la ceguera limitada (ver pero no comprender, o saber lo que es bueno pero no hacerlo), quizás sea peor que no ver nada.

42.23 Podemos condenar a nuestros predecesores por sus fracasos, pero nosotros somos doblemente culpables si repetimos los mismas errores después que los reconocimos como tal. A menudo estamos tan listos para dirigir el mensaje de Dios a otros, que no vemos cómo ese mensaje toca nuestras vidas. Asegúrese de estar dispuesto a seguir su propio consejo cuando enseñe o guíe a alguien.


COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 9 DE Octubre, Colosenses 1

COLOSENSES

Capítulo 1

1.1 Colosenses, así como Filipenses, Efesios y Filemón, es llamada la epístola de las prisiones porque Pablo la escribió desde la cárcel en Roma. Esta prisión fue en realidad una casa donde Pablo permaneció bajo custodia todo el tiempo (probablemente encadenado a un soldado), pero gozando de ciertas libertades que no se ofrecían a todos los presos. Se le permitió escribir cartas y recibir a cualquier visitante que él quisiera ver.

1.1 Pablo fue apóstol «por la voluntad de Dios». Casi siempre presentaba sus credenciales como elegido y enviado de Dios ya que no había formado parte de los doce apóstoles escogidos por Dios. Apóstol significa elegido y enviado por Dios como misionero o embajador. Por la voluntad de Dios significa que fue designado, no fue un asunto de aspiraciones personales.

1.1 Pablo menciona a Timoteo en otras cartas del Nuevo Testamento como: 2 Corintios, Filipenses, 1 y 2 Tesalonicenses y Filemón. Pablo también le escribió dos cartas a Timoteo (1 y 2 Timoteo). Para mayores detalles sobre ellos, dos de los más grandes misioneros de la iglesia primitiva, véanse el perfil de Pablo en Hechos 9 y el de Timoteo en 1 Timoteo.

1.2 La ciudad de Colosas quedaba a unas 160 km al este de Éfeso, sobre el río Lico. No era tan popular como su vecina Laodicea, pero como centro comercial era una encrucijada para ideas y religiones. Colosas tenía una población judía populosa, muchos judíos huyeron allí cuando se vieron forzados a salir de Jerusalén bajo la persecución de Antíoco III y IV, casi 200 años antes de Cristo. La iglesia en Colosas fue fundada por Epafras (1.7), uno de los convertidos de Pablo. Este aún no había visitado esta iglesia. Su propósito al escribir fue refutar las enseñanzas heréticas acerca de Cristo que estaba causando confusión entre los cristianos allí.

1.2,3 Las cartas en el tiempo de Pablo, casi siempre empezaban identificando al escritor y a los lectores, seguido de un saludo de paz. Pablo, usualmente, agregaba elementos cristianos a sus saludos, recordaba a sus lectores su llamamiento por Dios para difundir el evangelio; enfatizaba que la autoridad de sus palabras venía de Dios y le daba gracias por sus bendiciones.

1.4, 5 Con esta carta Pablo combate una herejía similar al gnosticismo. El agnóstico creía que se requería cierto conocimiento especial para ser aceptado por Dios; aunque se declararan cristianos, Cristo solo no era suficiente como camino de salvación (1.20). En sus comentarios introductorios, sin embargo, Pablo encomia a los colosenses por su fe, esperanza y amor, tres énfasis sobresalientes del cristianismo (1 Corintios 13.13). A propósito omite alguna referencia al conocimiento por causa de una herejía que había al respecto. No es lo que uno sabe lo que otorga salvación, sino a quién conoce. Conocer a Cristo es conocer a Dios.

1.5 Cuando Pablo afirma que nuestra esperanza está guardada en los cielos, está recalcando la seguridad del creyente. Como sabemos que nuestro destino final y nuestra salvación están asegurados, somos libres a fin de vivir para Cristo y amar a otros (1 Pedro 1.3, 4). Cuando dude o vacile en su fe o amor, recuerde su destino: los cielos.

1.6 Dondequiera que Pablo iba, predicaba el evangelio: a audiencias gentiles, a líderes judíos hostiles y aun a sus guardias romanos. Siempre que la gente creyó en el mensaje que presentó, fue cambiada. La Palabra de Dios no es solo para nuestra información, ¡es también para nuestra transformación! Ser cristiano significa iniciar una nueva y total relación con Dios, no solo dar vuelta a una hoja o determinar hacer lo bueno. Los nuevos creyentes tienen un propósito cambiado, dirección, actitud y conducta diferentes. Ya no buscan más servirse a sí mismos, sino servir a Dios. ¿Cómo alcanza el evangelio a otros a través de su vida?

1.7 Epafras fundó la iglesia de Colosas mientras Pablo vivía en Éfeso (Hechos 19.10). Pudo haberse convertido en Éfeso, luego vino a Colosas, su ciudad natal. Por alguna razón, Epafras visitó Roma y, mientras estuvo allí, le contó a Pablo el problema con la herejía en Colosas. Esto apuró al apóstol para que escribiera esta carta. Epafras también se menciona en Filemón 23 (la iglesia de Colosas se reunía en la casa de Filemón).

1.8 A través del amor mutuo, los cristianos pueden impactar más allá del vecindario y de las comunidades. El amor cristiano por otros viene del Espíritu Santo (véase Gálatas 5.22). La Biblia habla de esto como una acción y una actitud, no solo como una emoción. Amor es el resultado de nuestra nueva vida en Cristo (véanse Romanos 5.5; 1 Corintios 13). Los cristianos no tienen excusa para no amar, porque el amor cristiano es una decisión de actuar en pro de los intereses de los demás.

1.9–14 Pablo desenmascaraba una herejía en la iglesia de Colosas similar al gnosticismo (véase la nota a 2.4ss para más información). El gnosticismo valoraba la acumulación de conocimiento, pero Pablo destacaba que el conocimiento en sí mismo es vacío. Para que algo tenga valor, debe conducir a un cambio de vida y a una correcta manera de vivir. Su oración por los colosenses (1.9–14) tiene dos dimensiones: (1) que debían ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios a través de la sabiduría espiritual y el entendimiento, y (2) que debían llevar fruto en toda buena obra al crecer en el conocimiento de Dios. El conocimiento no existe solo para ser acumulado, debe darnos dirección para vivir. Pablo quiso que los colosenses fueran sabios, pero también que usaran su conocimiento. El conocimiento de Dios no es un secreto que solo algunos pueden descubrir, está disponible para todos. Dios no quiere que solo sepamos más acerca de Él sino que también pongamos nuestras creencias en práctica ayudando a otros.

1.9–14 Algunas veces nos preguntamos cómo podemos orar por misioneros y líderes que no conocemos. Pablo nunca había visto a los colosenses pero oró fielmente por ellos. Su oración nos enseñan cómo orar por otros, sea que los conozcamos o no. Podemos pedir que ellos (1) comprendan la voluntad de Dios, (2) obtengan sabiduría espiritual, (3) agraden y honren a Dios, (4) lleven buenos frutos, (5) crezcan en el conocimiento de Dios, (6) estén llenos de la fortaleza de Dios, (7) tengan gran perseverancia y paciencia, (8) estén llenos del gozo de Cristo y (9) sean siempre agradecidos. Todos los creyentes tienen estas mismas necesidades básicas. Cuando usted no sepa cómo orar por alguien, recuerde la forma en que Pablo oró por los colosenses.

1.12–14 Pablo enumera cinco beneficios que Dios les da a todos los creyentes a través de Cristo: (1) nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos (véase también 2 Corintios 5.21); (2) nos rescató del dominio de Satanás y nos hizo sus hijos (véase también 2.15); (3) nos trajo a su reino eterno (véase también Efesios 1.5, 6); (4) nos redimió, compró nuestra libertad del pecado y del juicio (véase también Hebreos 9.12); y (5) perdonó todos nuestros pecados (véase también Efesios 1.7). Agradezca a Dios por lo que ha recibido en Cristo.

1.13 Los colosenses temían a las fuerzas invisibles de las tinieblas, pero Pablo dice que los creyentes verdaderos son trasladados de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la libertad, de la culpa al perdón y del poder de Satanás al poder de Dios. Fuimos rescatados de un reino rebelde para servir a un Rey justo. Nuestra conducta debe reflejar nuestra lealtad.

1.15, 16 Esta es una de las declaraciones más firmes acerca de la naturaleza divina de Cristo dada a conocer en la Biblia. Cristo no es solo igual a Dios (Filipenses 2.6), Él es Dios (Juan 10.30, 38; 12.45, 14.1–11); como imagen del Dios invisible, Él es la exacta representación de Dios. No solo refleja a Dios, sino que también nos revela a Dios (Juan 1.18; 14.9); como primogénito de toda creación tiene la prioridad y autoridad como príncipe en la casa del Rey. Vino del cielo, no del polvo de la tierra (1 Corintios 15.47), y es el Señor de todo (Romanos 9.5; 10.11–13; Apocalipsis 1.5; 17.14). Él es completamente santo (Hebreos 7.26–28; 1 Pedro 1.19; 2.22; 1 Juan 3.5), y tiene autoridad para juzgar al mundo (Romanos 2.16; 2 Corintios 5.10; 2 Timoteo 4.1). Por lo tanto, es supremo sobre toda la creación, incluyendo el mundo espiritual. Nosotros, al igual que los creyentes de Colosas, debemos creer en la deidad de Jesucristo (que Jesús es Dios), sino nuestra fe cristiana es hueca, mal dirigida y sin sentido. Esta es una verdad central del cristianismo. Debemos oponernos a aquellos que dicen que Dios es solo un profeta o un gran maestro.

1.15–23 La iglesia en Colosas tenía varias ideas erróneas acerca de Cristo, que Pablo directamente refuta: (1) Creían que la materia es mala, por lo tanto decían que Dios no pudo haber venido a la tierra como un ser humano verdadero. Pablo manifiesta que Cristo es la imagen exacta de Dios, es Dios mismo, y aun así murió en la cruz como un ser humano. (2) Creían que Dios no había creado el mundo, porque Él no pudo haber creado lo malo. Pablo contesta que Jesucristo, que también era Dios en la carne, es el Creador tanto del cielo como de la tierna. (3) Decían que Cristo no fue el único Hijo de Dios, sino uno de los muchos intermediarios entre Dios y el pueblo. Pablo explica que Cristo existió antes de cualquier cosa y es el primogénito de los que resucitaron. (4) Rechazaban ver en Cristo la fuente de salvación, insistiendo en que la gente podía hallar a Dios por medio del conocimiento secreto y especial. En contraste, Pablo afirma con sinceridad que una persona puede ser salva solo por medio de Cristo. Pablo continúa dándoles los argumentos para que vuelvan a Cristo. Cuando anunciamos el evangelio, también debemos mantener nuestra centralidad en Cristo.

1.16 Como los falsos maestros creían que el mundo físico era malo, deducían que Dios no pudo haberlo creado. Razonaban que si Cristo fuera Dios, entonces solo debería estar a cargo del mundo espiritual. Pero Pablo explica que tanto el mundo espiritual como el físico fueron creados por Él y están bajo su autoridad. Esto incluye no solo los gobiernos, sino también el mundo espiritual en el cual estaban tan concentrados los herejes. No tiene a nadie como igual o rival. Él es Señor de todos.

1.17 Dios no solo es el creador del mundo, sino su sustentador. Todas las cosas en Él subsisten, son protegidas y prevenidas de la desintegración y el caos. Debido a que Cristo es el sustentador de la vida, ninguno de nosotros se puede independizar de Él. Somos todos sus siervos, los que debemos confiar en Él para protección, cuidado y sustento.

1.18 Cristo es «el primogénito entre los muertos». Jesús resucitó de la muerte y su resurrección prueba el señorío de Cristo sobre todo el mundo material. Todo aquel que confía en Cristo también vencerá a la muerte y resucitará para vivir eternamente con Él (1Corintios 15.20; 1 Tesalonicenses 4.14). Por la muerte de Cristo en la cruz, Él ha sido exaltado y elevado a la condición que le correspondía (véase Filipenses 2.5–11). Ya que Cristo es Señor del universo, seguramente le daremos el primer lugar en todos nuestros pensamientos y actividades. Véase la nota a Lucas 24.6, 7 para mayor información relacionada con el significado de la resurrección de Cristo.


1.19 Con esta declaración, Pablo refutó a los griegos la idea de que Jesús no podía ser humano y divino al mismo tiempo. Cristo es todo humano y todo divino. Cristo siempre fue Dios y siempre será Dios. Cuando tenemos a Cristo tenemos a Dios en forma humana. No reduzca ningún aspecto de Cristo, ni su humanidad ni su divinidad.


1.20 La muerte de Cristo abre un camino para que todos puedan venir a Dios. Puso a un lado al pecado que nos impedía disfrutar de una relación correcta con nuestro Creador. Esto no significa que todos han sido salvos, sino que el camino ha sido abierto para todo aquel que confíe en Cristo para ser salvo. Podemos tener paz con Dios y reconciliarnos al aceptar a Cristo, que murió en nuestro lugar. ¿Hay entre su Creador y usted alguna distancia? Reconcíliese con Dios. Venga a Él a través de Jesucristo.


1.21 Debido a que éramos extraños de Dios, desconocíamos su manera de pensar y éramos «enemigos en nuestra mente». El pecado arruinó nuestra manera de pensar respecto a Dios. Una forma equivocada de pensar nos conduce a pecar, lo que pervierte y destruye nuestros pensamientos acerca de Él. Cuando no estábamos en armonía con Dios nuestra condición natural era de hostilidad a sus normas. Véase Romanos 1.21–32 para profundizar en el pensamiento pervertido de los incrédulos.


1.21,22 Nadie es lo suficientemente bueno para salvarse a sí mismo. Si queremos vivir por la eternidad con Cristo, debemos depender totalmente de la gracia de Dios. Esto es cierto, seamos homicidas o sinceros ciudadanos laboriosos. Todos hemos pecado una y otra vez, y cualquier pecado es suficiente para que nos motive a venir a Jesucristo para nuestra salvación y vida eterna. Aparte de Cristo, no hay forma de que nuestros pecados sean perdonados o quitados.


1.22 Para responder a la acusación de que Jesús fue solo un espíritu y no un verdadero ser humano, Pablo explicó que el cuerpo físico de Jesús en realidad había muerto. Que Jesús sufrió la muerte como humano para que nosotros pudiéramos estar seguros de que había muerto en nuestro lugar. Jesús enfrentó la muerte como Dios para que nosotros estuviéramos seguros de que su sacrificio era completo y de que Él verdaderamente había quitado nuestro pecado.


1.22,23 La forma de ser libres del pecado es confiar que Cristo lo quite de en medio. Debemos permanecer «fundados y firmes» en la verdad del evangelio, poniendo nuestra confianza solo en Jesús para que perdone nuestros pecados, nos presente justos delante de Dios y nos dé el poder suficiente para vivir como Él quiere que lo hagamos. Cuando el juez de una corte declara al defendido «inocente», es porque ha sido absuelto de todos los cargos. Legalmente, es como si la persona nunca hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, nuestros antecedentes son limpiados. Desde su perspectiva, es como si nunca hubiéramos pecado. Esta es la solución de Dios, y está a disposición suya. No importa qué es lo que haya hecho o cómo haya sido, el perdón de Dios es para usted.


1.24 Cuando Pablo dice: «Cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo», no dice que la muerte de Cristo fue insuficiente para salvarnos, tampoco dice que haya una cantidad predeterminada de sufrimiento que deba ser pagada por todos los creyentes. Pablo afirma simplemente que el sufrimiento es inevitable cuando las buenas nuevas de Cristo se llevan al mundo. A esto se le llama «los sufrimientos de Cristo», porque todos los cristianos están unidos a Él. Cuando sufrimos, Cristo lo siente con nosotros. Pero este sufrimiento puede ser soportado con gozo porque cambia vidas y conduce personas al reino de Dios (véase 1 Pedro 4.1, 2, 12–19). Para mayores datos acerca de cómo Pablo pudo alegrarse en medio del sufrimiento, véase la nota a Filipenses 1.29.


1.26,27 Los falsos maestros en la iglesia de Colosas creían que la perfección espiritual era un plan secreto y oculto que solo un pequeño grupo de privilegiados podrían descubrir. Su plan secreto tenía características de ser exclusivo. Pablo dice que proclamó la Palabra de Dios en su totalidad, no una parte del plan. Él también llamó al plan de Dios «misterio que había estado oculto desde los siglos y edades», no en el sentido de que solo algunos podrían entenderlo sino porque quedó oculto hasta la venida de Cristo. A través de Cristo fue dado a conocer a todos. El plan secreto de Dios es: «Cristo en vosotros la esperanza de gloria».

Dios planeó tener a su Hijo, Jesucristo, viviendo en los corazones de todos los que creyeran en Él, tanto a los gentiles como a los colosenses. ¿Conoce usted a Cristo? Él no se esconde si usted lo busca.

1.28,29 La palabra perfecto significa maduro o completo, no intachable. Pablo quiso ver a cada creyente espiritualmente maduro. Como el apóstol, debemos trabajar con todo empeño, como lo hacen los atletas, pero no debemos confiar en nuestras propias fuerzas. Tenemos el poder del Espíritu Santo trabajando en nosotros. Podemos aprender y crecer a diario, motivados por el amor y no por temor u orgullo, sabiendo que Dios nos da las fuerzas para llegar a la madurez.

1.28,29 El mensaje de Cristo es para todos, por lo tanto, por doquiera que Pablo y Timoteo fueron, llevaron las buenas nuevas a todo aquel que escuchara. Una presentación efectiva del evangelio incluye amonestación (advertencia) y enseñanza. La advertencia es que sin Cristo, la gente está sentenciada a una separación eterna de Dios. La enseñanza es que la salvación está disponible a través de la fe en Cristo. En la medida que Cristo obre en usted, hable a otros acerca de Él, adviértales y enséñeles en amor. ¿Conoce a alguien que quiera oír este mensaje?. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.


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