LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE Octubre, Isaías 39,40
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2 R. 20.12–19; 2 Cr. 32.27–31)
39
1En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido. 2Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase. 3Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
5Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. 8Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.
Jehová consuela a Sion
40
1Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
3Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
6Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! 10He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. 11Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.
El incomparable Dios de Israel
12¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? 13¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? 14¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? 15He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. 17Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.
18¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? 19El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. 20El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.
21¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? 22El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. 23El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. 26Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.
27¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? 28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Amen.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE Octubre, Filipenses 4
Regocijaos en el Señor siempre
4
1Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
2Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. 3Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
4Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
En esto pensad
8Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 9Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
Dádivas de los filipenses
10En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
14Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 17No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 18Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 20Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Salutaciones finales
21Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. 22Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César.
23La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. Rv.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE Octubre, Isaías 39,40
Capítulo 39
39.1ss Merodac-baladán, un príncipe babilonio, planeaba una revuelta contra Asiria y estaba formando una alianza. Quizás esperaba convencer a Ezequías para que se uniera a esta alianza contra Asiria. Ezequías, al sentirse honrado por su atención y tal vez porque le agradaba un poco la propuesta, mostró a los mensajeros babilonios sus bienes. Sin embargo, Isaías le advirtió que no confiara en Babilonia. Algún día se volvería en contra de Judá y devorarían la riqueza de Jerusalén.
39.4–7 ¿Qué tenía de malo mostrarle todo a los babilonios? Ezequías no pudo ver que los babilonios se convertirían en su siguiente amenaza y ellos, no los asirios, conquistarían su ciudad. Cuando Isaías le dijo que Babilonia algún día se llevaría todo, fue una profecía sorprendente debido a que Babilonia luchaba por liberarse de Asiria. La exhibición ególatra de Ezequías de su riqueza terrenal trajo sus propias consecuencias (2 Reyes 25; Daniel 1.1, 2). Su respuesta (39.8) pudo parecer un poco descarada, pero solo expresaba gratitud por la bendición de Dios de que la paz reinaría durante el curso de su vida y que su juicio no fuera más severo.
39.8 Ezequías, uno de los reyes más fieles de Judá, trabajó duro a lo largo de su reinado para erradicar la idolatría y purificar la adoración del Dios verdadero en el templo de Jerusalén. No obstante, sabía que su reino no era puro. Corrientes ocultas poderosas del mal invitaban a la destrucción y solo las intervenciones milagrosas de Dios preservaron a Judá de sus enemigos. Aquí Ezequías expresó su gratitud porque Dios preservaría la paz durante su reinado. En cuanto Ezequías murió, se desató el mal bajo el liderazgo de Manasés, su hijo, quien reconstruyó los centros de idolatría que su padre destruyó.
Capítulo 40
40.1ss El libro de Isaías hace un cambio dramático en este punto. Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria. En vez de advertir a la gente del juicio inminente, Isaías ahora los consuela. El capítulo 40 se refiere a la restauración después del exilio. Ciro es el instrumento de su liberación de Babilonia. En segundo lugar, mira hacia los tiempos finales cuando «Babilonia», futuro sistema mundial del mal, será destruida y terminará la persecución del pueblo de Dios.
40.1,2 Judá aún tendría cien años de problemas antes de la caída de Jerusalén, más setenta años de cautiverio. Por lo tanto, Dios le dice a Isaías que hable con ternura y que consuele a Jerusalén.
Las semillas del consuelo pueden arraigarse en el suelo de la adversidad. Cuando su vida parezca que se desmorona, pida a Dios que lo consuele. Quizás no escape de la adversidad, pero encontrará el consuelo de Dios en medio de ella. Algunas veces, sin embargo, el único consuelo que tenemos radica en el conocimiento de que algún día estaremos con Dios. Agradezca el consuelo y el aliento que se encuentran en su Palabra, presencia y pueblo.
40.3–5 Preparar un camino y enderezar calzada significa quitar los obstáculos o extender la alfombra roja para la llegada del Señor. El desierto es una ilustración de las pruebas y los sufrimientos de la vida, a los que no somos inmunes. Pero estas cosas no deben obstaculizar nuestra fe. Isaías dijo al pueblo que se preparara para ver la obra de Dios. Juan el Bautista utilizó estas palabras cuando exhortó a la gente a prepararse para la llegada del Mesías (Mateo 3.3).
40.6-8 Aquí se compara a la gente con la hierba y las flores que se marchitan. Nosotros somos mortales, pero la Palabra de Dios es eterna y nunca falla. La opinión pública cambia y no es confiable, pero la Palabra de Dios es firme. Únicamente en la Palabra eterna de Dios hallaremos soluciones duraderas para los problemas y necesidades.
40.11 A menudo se describe a Dios como un pastor, que con amor cuida y guía a su rebaño. Él es fuerte y poderoso (40.10), y sin embargo, cuidadoso y amable. Se le llama pastor (Salmo 23); el buen pastor (Juan 10.11, 14); el gran pastor (Hebreos 13.20); el Príncipe de los pastores (1 Pedro 5.4). Tome nota de que este pastor protege a los miembros más indefensos de nuestra sociedad: los niños y los que cuidan de ellos. Esto refuerza el tema profético de que la nación verdaderamente poderosa no es la que tiene un gran ejército, sino más bien la que depende de la fuerza protectora de Dios.
40.12–31 Isaías describe el poder de Dios para crear, su provisión y su presencia para ayudar. Dios es omnipotente y todopoderoso; pero aun así, cuida de cada uno de nosotros en forma personal. Ninguna persona ni cosa puede compararse a Dios (40.25). Definimos a Dios lo mejor que podemos con nuestro conocimiento y lenguaje escasos, pero solo limitamos nuestro entendimiento de Él y su poder cuando lo comparamos con lo que experimentamos en la tierra. ¿Cuál es su concepto de Dios, sobre todo como se reveló en su Hijo, Jesucristo? No limite la obra de Dios en su vida al subestimarlo.
40.29-31 Aun la gente más fuerte se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios nunca disminuyen. Nunca está demasiado cansado ni ocupado para ayudarnos o escucharnos. Su fuerza es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sienta que todo en la vida lo aplasta y no pueda dar un paso más, recuerde que puede clamar a Dios para que renueve su fuerza.
40.31 Esperar en Jehová es saber que su fuerza prometida nos ayuda a levantarnos por encima de las confusiones y dificultades de la vida. Significa también confiar en Dios. Esto nos ayuda a estar preparados para cuando Él nos hable. Entonces seremos pacientes cuando nos pida que esperemos el cumplimiento de las promesas que se encuentran en su Palabra.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 8 DE Octubre, Filipenses 4
Capítulo 4
4.1 ¿Cómo podemos estar «firmes en el Señor»? Esto se refiere a lo que Pablo enseñó en 3.20, 21. La forma de permanecer firmes es poner nuestros ojos en Cristo, recordar que este mundo no es nuestro hogar, y que Cristo tiene todas las cosas bajo control.
4.2,3 Pablo no advierte a los filipenses de errores doctrinales, pero enfatiza algunos problemas de relación. Estas dos mujeres habían trabajado por Cristo en la iglesia. Su relación rota no era un asunto sin importancia, porque muchas personas habían llegado a ser creyentes a través de sus esfuerzos. Es posible creer en Cristo, trabajar con fervor para su reino, y mantener relaciones rotas con otros que están abocados a la misma causa. Pero no es excusa para permanecer irreconciliados. ¿Necesita usted reconciliarse con alguien hoy?
4.3 La identidad de este «compañero fiel» es un misterio. Puede ser Epafrodito, el portador de esta carta, o un camarada de prisión de Pablo. También se puede referir a alguien denominado Sísigo, otra manera de entender la palabra compañero.
4.3 Aquellos «cuyos nombres están en el libro de la vida», son todos los que han sido sellados para salvación por medio de su fe en Cristo (véanse también Lucas 10.17–20; Apocalipsis 20.11–15).
4.4,5 El gozo supremo viene cuando Cristo habita en nosotros. Cristo está cerca y en su Segunda Venida lo disfrutaremos en toda su plenitud. Él que habita en nosotros cumplirá su máximo propósito.
4.4 Parece extraño que un hombre preso pudiera decir a una iglesia que se regocije. Pero la actitud de Pablo nos enseña una lección importante: la actitud interior no necesita reflejar nuestras circunstancias externas. Pablo estaba lleno de gozo porque sabía que pese a lo que le sucediera, Cristo estaba con él. Pablo insta a los filipenses a regocijarse varias veces en esta carta, probablemente porque necesitaban oírlo. Es muy fácil desalentarse frente a circunstancias que no son placenteras o tomar hechos sin importancia como si lo fueran. Si usted no ha disfrutado el gozo últimamente, quizá sea porque no está mirando la vida desde la perspectiva correcta.
4.5 Tenemos que ser amables (razonables, amplios y caritativos) con los que no pertenecen a la iglesia y no solo con los creyentes. Esto significa que no buscamos revancha contra aquellos que nos tratan injustamente, tampoco debemos expresar demasiado nuestros derechos personales.
4.6,7 ¡Imagínese no tener que estar «afanoso» jamás por nada! Esto parece imposible, todos tenemos preocupaciones en nuestro trabajo, en nuestros hogares, en el colegio. Pero Pablo nos aconseja cambiar nuestras preocupaciones en oraciones. ¿Quiere usted preocuparse menos? ¡Entonces ore más! En el momento en que empiece a preocuparse, deténgase y ore.
4.7 La paz de Dios es diferente a la paz del mundo (véase Juan 14.27). La paz verdadera no se encuentra en el pensamiento positivo, en la ausencia de conflictos o en buenos sentimientos. Ella es producto de saber que Dios controla. Nuestra ciudadanía en el reino de Cristo está asegurada, nuestro destino está determinado y podemos tener victoria sobre el pecado. Permita que la paz de Dios guarde su corazón de toda ansiedad.
4.8 Lo que dejamos entrar en nuestras mentes determina lo que expresamos con las palabras y acciones. Pablo nos dice que llenemos nuestras mentes con pensamientos verdaderos, honesto, justos, puros, amables, de buen nombre, virtud, dignidad y alabanza. ¿Tiene problema con pensamientos impuros y sueños ilusorios? Examine lo que esté dejando entrar en su mente a través de la televisión, los libros, la conversación, las películas y las revistas. Reemplace los materiales dañinos con materiales útiles. Sobre todo, lea la Palabra de Dios y ore. Pídale a Él que le ayude a concentrarse en lo que es bueno y puro. Requiere práctica, pero puede lograrse.
4.9 No es suficiente escuchar o leer la Palabra de Dios, ni incluso conocerla bien. Debemos también ponerla en práctica. Qué fácil es escuchar un sermón y olvidarnos de lo que dijo el predicador. Qué fácil es leer la Biblia y no pensar en cómo vivir de una manera diferente. Qué fácil es discutir lo que significa un pasaje y no vivir su significado. Exponernos a la Palabra de Dios no es suficiente. Ella nos debe conducir a la obediencia.
4.10 En 1 Corintios 9.11–18, Pablo dice que no aceptó las ofrendas de la iglesia en Corinto porque no quiso ser acusado de predicar solo por el dinero. Pero mantuvo que la iglesia tiene la responsabilidad de sostener a los ministros de Dios (1 Corintios 9.14). Aceptó la ofrenda de los filipenses porque se la dieron voluntariamente y porque la necesitaba.
4.10–14 ¿Está contento con la circunstancias que enfrenta? Pablo sabía estar contento, así estuviera en abundancia o padeciera necesidad. El secreto radicaba en el poder de Cristo para fortalecerlo. ¿Tiene usted muchas necesidades o está descontento porque no tiene lo que desea tener? Aprenda a apoyarse en las promesas de Dios y en el poder de Cristo que lo ayudará a contentarse a pesar de su situación. Si su deseo es tener siempre más, pida a Dios que trate ese deseo y que le enseñe a estar contento en cualquier situación. Él suplirá todas sus necesidades, pero de la manera que Él considere mejor para usted. (Si desea más información sobre la provisión de Dios, véase la nota a 4.19.)
4.12,13 Pablo estaba contento porque pudo ver la vida desde la perspectiva de Dios. Se concentró en lo que se suponía que debía hacer, no en lo que sintió que debía tener. Tenía sus prioridades definidas y estaba agradecido por cada cosa que Dios le había dado. Pablo se había despegado de las cosas no esenciales a fin de poder concentrarse en lo eterno. Casi siempre el deseo de más o mejores posesiones es en realidad un anhelo vehemente de llenar un espacio vacío en nuestras vidas. ¿A qué se siente atraído cuando siente un vacío interior? ¿Cómo puede hallar verdadera satisfacción? La respuesta radica en su perspectiva, en sus prioridades y en su fuente de poder.
4.13 ¿Podemos en realidad hacer todo? El poder que recibimos en nuestra unión con Cristo es suficiente para hacer su voluntad y enfrentar los desafíos que surgen al comprometernos en realizarla. Él no nos concede habilidades superhumanas para lograr cualquier cosa que podamos imaginar sin prestar atención a sus intereses. En la medida que contendamos por la fe, enfrentaremos problemas, presiones y pruebas. Cuando esto acontezca, pídale a Cristo que lo fortalezca.
4.14 Los filipenses participaron en el sostén económico de Pablo mientras estuvo en prisión.
4.17 Cuando damos a aquellos que están en necesidad, no se beneficia solo el que recibe, sino que también nosotros nos beneficiamos. No era la ofrenda de los filipenses, sino su espíritu de amor y devoción lo que más apreció Pablo.
4.18 Pablo no se refería a una ofrenda por el pecado sino a una ofrenda de agradecimiento, «olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios» (Levítico 7.12–15 contiene las instrucciones para una ofrenda de acción de gracias). Aunque los cristianos griegos y romanos no eran judíos y no habían ofrecido sacrificios conforme a las leyes del Antiguo Testamento, conocían bien los rituales paganos en los cuales se ofrecían sacrificios.
4.19 Podemos confiar en que Dios suplirá siempre nuestras necesidades. Él nos proveerá todo lo que necesitemos en esta tierra, aun el valor para enfrentar la muerte como lo hizo Pablo. Él proveerá todo cuanto necesitemos en el cielo. Sin embargo, debemos recordar la diferencia entre nuestros deseos y nuestras necesidades. La mayoría de la gente quiere sentirse bien evitando el dolor y la incomodidad. Puede que no recibamos todo lo que deseamos. Al confiar en Cristo, nuestras actitudes y apetitos pueden cambiar de desear todo a aceptar su provisión y poder para vivir por Él.
4.22 Había muchos cristianos en Roma, algunos incluso estaban en el palacio del César. Tal vez Pablo, mientras esperaba el juicio, convirtió a algunos romanos del servicio civil. Pablo envió saludos de estos cristianos a los creyentes en Filipos. El evangelio se había difundido en todos los estratos de la sociedad, uniendo gente que no tenía otro vínculo más que Cristo. Los cristianos romanos y filipenses eran hermanos gracias a la unidad en Cristo. Hoy también los creyentes están unidos pese a las barreras culturales, económicas y sociales. Ya que todos los creyentes son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, vivamos como la verdadera familia de Dios.
4.23 En muchas formas la iglesia en Filipos fue un modelo de congregación. Estaba compuesta por diferentes clases de personas que iban aprendiendo a trabajar juntas. Pero Pablo reconoció que los problemas podrían presentarse, de manera que en su carta de agradecimiento, los preparó para las dificultades que pudieran surgir dentro del cuerpo de creyentes. Aun en su condición de prisionero en Roma, Pablo aprendió el verdadero secreto del gozo y la paz: imitar a Cristo y servir a otros. Al concentrar nuestras mentes en Cristo aprenderemos unidad, humildad, gozo y paz. También seremos motivados a vivir por Él. Podemos vivir confiadamente para Él porque tenemos «la gracia de nuestro Señor Jesucristo» (4.23) con nosotros. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.
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