LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 27 DE Septiembre, Isaías 10,11,12,
Capitulo 10
1¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, 2para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! 3¿Y qué haréis en el día del castigo? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis vuestra gloria? 4Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.
Asiria, instrumento de Dios
5Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. 6Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles. 7Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas. 8Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes? 9¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria como Damasco? 10Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria; 11como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?
12Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos. 13Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé como valientes a los que estaban sentados; 14y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese boca y graznase.
15¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo levanta; como si levantase la vara al que no es leño! 16Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos, enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego. 17Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos. 18La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado en derrota. 19Y los árboles que queden en su bosque serán en número que un niño los pueda contar.
20Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. 21El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. 22Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. 23Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
24Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto; 25mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi furor y mi enojo, para destrucción de ellos. 26Y levantará Jehová de los ejércitos azote contra él como la matanza de Madián en la peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como hizo por la vía de Egipto. 27Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.
28Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército. 29Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó. 30Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot. 31Madmena se alborotó; los moradores de Gebim huyen. 32Aún vendrá día cuando reposará en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al collado de Jerusalén. 33He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos, desgajará el ramaje con violencia, y los árboles de gran altura serán cortados, y los altos serán humillados. 34Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo.
Reinado justo del Mesías
Capitulo 11
1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
10Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.
11Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. 12Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. 13Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; 14sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. 15Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. 16Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Cántico de acción de gracias
Capitulo 12
1En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. 2He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. 3Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. 4Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. 6Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 27 DE Septiembre, Gálatas 5
Estad firmes en la libertad
Capitulo 5
1Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. 5Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; 6porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. 7Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? 8Esta persuasión no procede de aquel que os llama. 9Un poco de levadura leuda toda la masa. 10Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. 11Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. 12¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!
13Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 15Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. Amen. Rv.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 27 DE Septiembre, Isaías 10,11,12,
Capítulo 10
10.1 Dios juzgará a los jueces corruptos y a los que dictan leyes injustas. Los que oprimen a otros serán oprimidos. No basta con vivir en una tierra fundada en la justicia, cada individuo debe tratar con justicia al pobre y al indefenso. No delegue su responsabilidad a su nación ni a su iglesia. Usted es responsable de sus actos ante Dios.
10.7 A pesar de que Asiria no sabía que era parte del plan de Dios, Él la usó para juzgar a su pueblo. Dios lleva a cabo sus planes en la historia a pesar de la gente o de las naciones que lo rechazan. ¡No solo estableció el mundo y lo dejó que se las arreglara por su cuenta! Debido a que nuestro Dios todopoderoso y soberano sigue hoy con el dominio de todo, nos sentimos seguros incluso en un mundo tan cambiante.
10.9 Calno, Carquemis, Hamat, Arfad, Samaria y Damasco fueron ciudades que Asiria conquistó. Con la seguridad de grandes victorias que ensancharían su imperio, el rey de Asiria dio su arrogante discurso. Ya Asiria había conquistado varias ciudades y pensó que derrotarían a Judá al igual que las demás. Muy poco sabía el rey que estaba bajo la mano poderosa de Dios.
10.10 Samaria y Jerusalén tenían tantos ídolos que eran impotentes ante la máquina militar asiria. Solo el Dios del universo podía derrotar a Asiria, pero no sin antes usar a los asirios para sus propósitos.
10.12 Pronto se cumplió la profecía sobre el juicio de los asirios. En el año 710 a.C., el ángel de Jehová mató a ciento ochenta y cinco mil soldados asirios (37.36, 37). Más tarde, el Imperio Asirio cayó ante Babilonia para nunca volverse a levantar como potencia mundial.
10.12 Los asirios fueron soberbios. Pensaron que todo lo lograron gracias a su poder. Los logros pueden distorsionar nuestra perspectiva si no reconocemos que Dios es el que cumple sus propósitos a través de nosotros. Cuando pensamos que somos lo bastante fuertes para hacer cualquier cosa, estamos condenados al fracaso ya que la soberbia nos ha cegado a la realidad de que Dios tiene el control supremo.
10.15 Ningún instrumento ni herramienta lleva a cabo su propósito sin una gran fuerza. Los asirios fueron instrumentos en las manos de Dios, pero fracasaron en reconocerlo. Cuando una herramienta se envanece por tener más poder que el que la usa, está en peligro de ser desechada. Solo somos útiles en el grado que permitamos que Dios nos utilice.
10.17 La caída de Asiria aconteció en 612 a.C. con la destrucción de Nínive, la ciudad capital. Asiria fue el instrumento que Dios usó para castigar a Israel, pero también la juzgaría por su maldad. Nadie escapa al castigo de Dios por el pecado, ni siquiera la nación más poderosa (Salmo 2).
10.20, 21 Luego que el ejército de Asiria fue destruido, un grupo pequeño del pueblo de Dios dejaría de depender de Asiria y comenzaría a confiar en Dios. Este remanente sería solo una fracción de la población anterior de Israel: véase Esdras 2.64, 65 para el pequeño número que regresó a Judá (véase también 11.10–16).
10.20,21 A los que permanecieron fieles a Dios a pesar de los horrores de la invasión se les llama el remanente. La clave para ser parte del remanente era la fe. No basta con ser un descendiente de Abraham, vivir en la tierra prometida y confiar en Dios en su tiempo. ¿Confía usted en su herencia cristiana, en los rituales de adoración o en experiencias pasadas para estar a bien con Dios? La clave de estar separado para Dios es la fe en Él.
10.28–34 El orden en que se nombraron estas ciudades nos da una idea aproximada de la ruta que tomarían los asirios en su invasión contra Judá en 701 a.C. Partirían de Ajat (tal vez Hai) en la frontera norte con Nob (a solo 3 km de Jerusalén).
Capítulo 11
11.1–9 Asiria sería como un árbol cortado a la altura de su poder (10.33, 34), para no levantarse jamás. Judá (del linaje real de David) la cortarían como un árbol reducido al tronco. Sin embargo, a partir de ese tronco surgiría un vástago: el Mesías. Sería más grande que el árbol original y llevaría mucho más fruto. El Mesías es el cumplimiento de la promesa de Dios, de que un descendiente de David gobernaría para siempre (2 Samuel 7.16).
11.3-5 Dios juzgará con justicia y con equidad. Cuánto anhelamos que los demás nos traten con justicia, pero, ¿la damos nosotros? Odiamos a quienes basan sus juicios en la apariencia, en la falsa evidencia o en los rumores. Pero, ¿somos rápidos para juzgar a otros utilizando esas normas? Solo Cristo puede ser el perfecto Juez justo, y solo cuando Él gobierne nuestros corazones aprenderemos a tratar a los demás con justicia, así como deseamos que no traten a nosotros.
11.4,5 Judá se corrompió y ahora la rodeaban potencias extranjeras hostiles. La nación necesitaba con desesperación un avivamiento de justicia, equidad y fidelidad. Necesitaban volverse del egoísmo y mostrar justicia al pobre y al oprimido. La justicia que Dios valora es más que refrenarse de pecar. Es darse activamente a otros y ofrecerles la ayuda que necesitan.
11.6–10 Aún no había venido una época de oro, un tiempo de paz donde los niños podrían jugar con animales que antes eran peligrosos. Todo esto no se cumplió con la primera venida de Cristo. Por ejemplo, la naturaleza no ha vuelto a su balance y armonía originales (véase Romanos 8.9–22). Esta paz perfecta solo será posible cuando Cristo reine sobre la tierra.
11.11 ¿Cuándo volverá a su tierra este remanente del pueblo de Dios? La profecía del Antiguo Testamento a menudo se aplica tanto al futuro cercano como al distante. Judá iría pronto al cautiverio de Babilonia y un remanente regresaría a Jerusalén en 537 a.C. por el decreto de Ciro. En las eras venideras, sin embargo, el pueblo de Dios se dispersaría por todo el mundo. Estas ciudades representan las cuatro puntos del mundo conocido: Hamat en el norte, Egipto en el sur, Asiria en el este y las costas del mar en el oeste. Al final, el pueblo de Dios se reunirá cuando Cristo venga a reinar sobre la tierra.
11.13 Efraín es la tribu dominante del norte. Se usa como otro nombre para Israel, el reino del norte.
11.14 Edom, Moab y Amón eran tres países que colindaban con Judá (junto con Filistea). Fueron las naciones que se regocijaron con la derrota de Judá y le quitaron sus tierras.
11.15, 16 Isaías habla de un nuevo o un segundo Éxodo cuando Dios lleve de regreso a su pueblo esparcido a Israel y el Mesías venga a gobernar el mundo. Dios secó el Mar Rojo para que los israelitas pudieran cruzarlo camino a la tierra prometida (Éxodo 14). Secó el río Jordán para que la nación entrara a la tierra (Josué 3). Dios volverá a facilitar el camino de regreso para su pueblo.
Capítulo 12
12.1ss Este capítulo es un himno de alabanza, otra descripción gráfica del gozo de las personas cuando Jesucristo venga a reinar sobre la tierra. Aun ahora necesitamos expresar nuestra gratitud a Dios: agradecerle, alabarle y hablar a otros de Él. Debemos alabarlo desde lo profundo de nuestro corazón agradecido. Y debemos anunciar las buenas nuevas a los demás.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 27 DE Septiembre, Gálatas 5
Capítulo 5
5.1 Cristo murió para libertarnos del pecado y de una lista interminable de leyes y regulaciones. Cristo vino para liberarnos, no para hacer lo que queramos, lo que nos llevaría nuevamente a la esclavitud de nuestros deseos egoístas. Si no que, gracias a Cristo, somos libres y ahora estamos en condiciones de hacer lo que antes era imposible: vivir libre del egoísmo. Aquellos que apelan a su libertad para hacer lo que gusten o ser indulgentes con sus deseos, están cayendo en las garras del pecado. ¿Usa su libertad para sí mismo o en favor de otros?
5.2-4 Procurar ser salvos por guardar la ley y ser salvos por gracia son dos formas diferentes de acceso. «De nada os aprovechará Cristo» significa que la provisión de Cristo para nuestra salvación no servirá de nada si procuramos salvarnos a nosotros mismos. Obedecer la ley no le hace las cosas más fáciles a Dios para salvarnos. Todo lo que podemos hacer es aceptar su regalo de gracia por medio de la fe. Nuestras obras de servicio nunca pueden ser utilizadas para tratar de ganar el amor de Dios o su favor.
5.3,4 La circuncisión era un símbolo que indicaba el origen adecuado y que se hacía todo lo que la religión requiere. Ninguna cantidad de trabajo, disciplina o conducta moral puede salvarnos. Si una persona contaba con encontrar el favor de Dios por medio de la circuncisión, debería también obedecer el resto de todas las leyes de Dios. Si tratamos de salvarnos a nosotros mismos guardando todas las leyes de Dios sólo nos separaremos más de Él.
5.6 Somos salvos por la fe, no por las obras. Por lo tanto, el amor por otros y por Dios son la respuesta de aquellos que han sido perdonados. El perdón de Dios es completo y Jesús dice que aquellos que han sido perdonados mucho amarán mucho más (Lucas 7.47). Ya que la fe se expresa a través del amor, usted puede examinar su amor por otros que actúa como reflejo de su fe.
5.9 Una pequeña porción de levadura hace que toda la masa se leude. Sólo hace falta una persona mala para infectar a los demás.
5.11 La persecución probó que Pablo estaba predicando el evangelio. Si él hubiera predicado lo que los falsos maestros predicaban, nadie se hubiera sentido ofendido; pero como él enseñó la verdad, fue perseguido tanto por judíos como por los judaizantes. ¿Tiene amigos o seres queridos que lo rechazan porque está a favor de Cristo? Jesús dijo que no debiéramos sorprendernos si el mundo nos aborrecía, porque también lo aborrecieron a Él (Juan 15.18, 19). Así como Pablo fielmente siguió proclamando el mensaje de Jesucristo, siga cumpliendo con lo que Dios le ha encargado hacer, aun a pesar de los obstáculos que otros pudieran poner en su camino.
5.13 Pablo hizo una distinción entre la libertad para pecar y libertad para servir. La libertad para pecar no es libertad, porque nos esclaviza a Satanás, a otros o a nuestra propia naturaleza pecaminosa. Los cristianos, por el contrario, no debieran ser esclavos del pecado porque tienen la libertad para hacer lo correcto y glorificar a Dios por medio del servicio amoroso a otros.
5.14, 15 Cuando no estamos motivados por el amor, nos convertimos en críticos de otros. Dejamos de buscar lo bueno en los otros y vemos sólo faltas. Muy pronto la unidad de los creyentes se rompe. ¿Ha hablado usted a espaldas de alguien? ¿Ha enfatizado en otros las debilidades antes que sus lados fuertes? Tenga presente el mandato de Jesús de amar a otros de la manera que se ama usted (Mateo 22.39). Cuando note que se ha convertido en crítico de alguien, haga una lista de las cualidades positivas de esa persona. Y no diga nada a sus espaldas, si no estuviera dispuesto a decírselo en amor frente a frente.
5.16–18 Si sus deseos lo guían a las cualidades mencionadas en 5.22, 23 entonces usted puede deducir que el Espíritu Santo lo está guiando. Al mismo tiempo, debe tener cuidado en no confundir sus sentimientos con la dirección del Espíritu Santo. El ser guiados por el Espíritu Santo involucra el deseo de oír, predisposición para obedecer y la sensibilidad para discernir entre sus sentimientos y su diligencia para actuar. Que el Espíritu Santo guíe y controle su vida cada día. Luego las palabras de Cristo estarán en su mente, el amor de Cristo estará en sus acciones y el poder de Cristo lo ayudará a controlar sus deseos egoístas.
5.17 Pablo describe las dos fuerzas conflictivas en nosotros: el Espíritu Santo y la naturaleza pecaminosa (nuestros malos deseos o inclinaciones al mal, véase también 5.16, 19, 24). Pablo no dice que estas fuerzas sean iguales. El Espíritu Santo es mucho más fuerte, pero si nosotros dependemos de nuestra propia sabiduría tomaremos decisiones equivocadas. Si tratamos de seguir al Espíritu Santo en nuestro propio esfuerzo humano, fallaremos. Nuestra única vía a la libertad de nuestros deseos naturales hacia el mal es por medio del poder del Espíritu Santo (véanse Romanos 8.39, Efesios 4.23, 24; Colosenses 3.3–8).
5.19–21 Todos tenemos deseos naturales hacia el mal y no los podemos ignorar. A fin de seguir la guía del Espíritu Santo debemos enfrentarlos con decisión (crucificarlos, 5.24). Estos deseos incluyen pecados obvios tales como inmoralidad sexual y hechicería. También incluyen pecados menos obvios como la ambición, el odio y los celos. El ignorar nuestros pecados o rehusar enfrentarlos revela que no hemos recibido el don del Espíritu que guía y transforma nuestra vida.
5.22, 23 El fruto del Espíritu es la obra espontánea del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu produce estos rasgos del carácter que se encuentran en la naturaleza de Cristo. Ellos son el producto del control de Cristo, no podemos obtenerlo por tratar de llevarlos sin su ayuda. Si queremos que el fruto del Espíritu se desarrolle en nuestras vidas, debemos unir nuestra vida a la de Él (véase Juan 15.4, 5); debemos conocerlo, amarlo, recordarlo, imitarlo. El resultado será que cumpliremos con el propósito proyectado de la ley: amar a Dios y al prójimo. ¿Cuál de estas cualidades deseas que el Espíritu produzca en tu vida?
5.23 Debido a que el mismo Dios que envió la ley también envió al Espíritu, el resultado de una vida llena del Espíritu estará en armonía perfecta con la intención de la ley de Dios. Una persona que abunda con el fruto del Espíritu cumple la ley mucho mejor que una persona que observa los rituales y que tiene muy poco amor en su corazón.
5.24 Si queremos aceptar a Cristo como Salvador, debemos apartarnos de nuestro pecado y clavar voluntariamente nuestros malos deseos naturales a la cruz. Esto no significa, sin embargo, que nunca más volveremos a ver rasgos de estos deseos nuevamente. Como cristianos todavía tenemos la capacidad para pecar pero hemos sido liberados del poder del pecado y no debemos dejarnos dominar por él. Cada día debemos entregarle nuestras tendencias pecaminosas a Dios y a su control, clavándolas en la cruz de Cristo, y momento a momento aspirar el poder del Espíritu para sobreponernos a ellas (véanse 2.20; 6.14).
5.25 Dios está interesado en cada parte de nuestras vidas, no sólo espiritual. Al vivir por el poder del Espíritu Santo, debemos rendir cada aspecto de nuestra vida a Dios: emocional, física, social, intelectual, vocacional. Pablo dice: ¡Eres salvo, por lo tanto, vive de acuerdo a esta realidad! El Espíritu Santo es la fuente de su nueva vida, de modo que camine con Él. No permita que nada o nadie más determine sus valores y normas en cualquier área de su vida.
5.26 Todos necesitamos cierta medida de aprobación de otros, pero aquellos que se apartan de la senda de Dios, en busca de honores o para ganar popularidad, muestran que no son guiados por el Espíritu Santo. Aquellos que esperan la aprobación de Dios no necesitarán envidiar a otros. Por ser hijos e hijas de Dios, tenemos su Espíritu Santo como la garantía amorosa de su aprobación. Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960.
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