LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 19 DE Septiembre Eclesiastés 7,8,9
Contraste entre la sabiduría y la insensatez
7
1Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. 2Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. 3Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. 4El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría. 5Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios. 6Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad. 7Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. 8Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. 9No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios. 10Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. 11Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?
14En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.
15Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? 18Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.
19La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.
20Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
21Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti; 22porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces.
23Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí. 24Lejos está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará? 25Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error. 26Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso. 27He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; 28lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé. 29He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.
8
1¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
2Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. 3No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. 4Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces? 5El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. 6Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; 7pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? 8No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee. 9Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
Desigualdades de la vida
10Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. 11Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. 12Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.
14Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. 15Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
16Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 17y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.
9
1Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. 2Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. 3Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. 4Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. 5Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. 6También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
7Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.
8En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. 10Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
11Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. 12Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: 14una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; 15y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. 16Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
17Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios. 18Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien. Amen.
LECTURA DE LA PALABRA PARA HOY 19 DE Septiembre, 2°Corintios 11: 1 - 15
11
1¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 5y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles. 6Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado. 7¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde? 8He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. 9Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso. 10Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya. 11¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
12Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros. 13Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. Amen. Rv
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 19 DE Septiembre Eclesiastés 7,8,9
Capítulo 7
7.1-4 Esto parece contradecir el consejo previo de Salomón de comer, beber y encontrar satisfacción en el trabajo de uno: disfrutar lo que Dios nos ha dado. Tenemos que disfrutar lo que tenemos mientras podamos, pero siempre recordando que puede llegar la adversidad. La adversidad nos recuerda que la vida es breve, nos enseña a vivir sabiamente y refina nuestro carácter. El cristianismo y el judaísmo le dan cierto valor al sufrimiento y al dolor. Los griegos y los romanos menospreciaban el dolor, las religiones orientales buscan vivir por encima del mismo, pero los cristianos y los judíos lo ven como fuego que refina. La mayoría estará de acuerdo en que aprendemos más acerca de Dios en los tiempos difíciles que en los momentos de felicidad. ¿Trata usted de evadir el dolor y el sufrimiento a toda costa? Vea el dolor y las luchas como grandes oportunidades para aprender de Dios.
7.2,4 Mucha gente evita pensar en la muerte, no quiere enfrentarla y está renuente a asistir a los funerales. Salomón no nos está alentando a que pensemos mórbidamente, sino que sabe que a veces es útil pensar en la muerte. Nos recuerda que todavía tenemos tiempo para cambiar, tiempo para examinar la dirección de nuestra vida y tiempo para confesar nuestros pecados y encontrar el perdón de Dios. Debido a que todos a la larga moriremos, tiene sentido planear con antelación el poder experimentar la misericordia de Dios en vez de enfrentar su justicia.
7.7 El dinero habla, y puede confundir a quienes de otra manera juzgarían con justicia. Escuchamos acerca de los sobornos que se dan a los jueces, a los policías y a los testigos. Los sobornos se dan para perjudicar a los que dicen la verdad y para ayudar a los que se oponen a ella. La persona que acepta un soborno es necia, por sabia que se crea. Algunos dicen que todos tenemos un precio, sin embargo los que en verdad son sabios no pueden ser comprados a ningún precio.
7.8 Para terminar lo que se empieza se requiere mucho trabajo, sabio asesoramiento, autodisciplina y paciencia. Cualquiera que tenga visión puede comenzar un gran proyecto. Pero la visión sin sabiduría a menudo tiene como resultado proyectos y metas inconclusos.
7.14 Dios permite que a todos nos lleguen buenos tiempos y malos tiempos. Nos ofrece una combinación de ambos tan buena que no podemos predecir el futuro, ni depender de la sabiduría y el poder humanos. En los tiempos de prosperidad, nos encanta quedarnos con la gloria. Luego en la adversidad, tendemos a culpar a Dios sin agradecerle las cosas buenas que surgen de ella. Cuando la vida parezca segura y normal, no permita que la autosatisfacción ni la complacencia lo haga sentirse demasiado seguro, porque Dios puede permitir que la adversidad lo haga regresar a Él. Cuando la vida parezca incierta e incontrolable, no se desespere: Dios está al timón y sacará cosas buenas de los tiempos difíciles.
7.16-18 ¿Cómo puede ser alguien demasiado justo o demasiado sabio? Esta es una advertencia en contra de la presunción religiosa: legalismo o falsa justicia. Salomón estaba diciendo que algunas personas son excesivamente sabias o justas ante sus propios ojos, porque están engañadas por sus propios actos religiosos. Son tan rígidas y tienen una visión tan corta que pierden la sensibilidad hacia la verdadera razón de ser buenas: honrar a Dios. El balance es importante. Dios nos creó para ser personas totales que buscan su justicia y bondad. Por lo tanto debemos evitar ambos extremos: legalismo e inmoralidad.
7.23-25 Salomón, el hombre más sabio del mundo, confesó cuán difícil había sido actuar y pensar sabiamente. Recalcó el hecho de que no importa cuánto conocimiento tenga uno, siempre existen misterios que nunca comprenderemos. Así que creer que uno tiene suficiente sabiduría es señal de que no la tiene.
7.27,28 ¿Acaso pensaba Salomón que las mujeres no podían tener sabiduría? No, porque en el libro de Proverbios personificó a la sabiduría como una mujer responsable. Lo que Salomón quiso decir no es que las mujeres no sean sabias, sino que es difícil que cualquier persona, hombre o mujer, sea sabia ante Dios. En su búsqueda, descubrió que la sabiduría era casi tan escasa entre los hombres como entre las mujeres, aun cuando a los hombres se les daba un programa de educación religiosa en su cultura y a las mujeres no. En efecto, el versículo está diciendo: «He encontrado sólo una persona entre mil que es sabia a los ojos de Dios. No. ¡He encontrado mucho menos que eso!»
7.29 Dios creó a los seres humanos para vivir rectamente. Pero ellos han dejado el camino de Dios para seguir sus propios caminos descendentes.
Capítulo 8
8.1 La sabiduría es la capacidad de ver la vida desde la perspectiva de Dios y saber cuál es el mejor curso de acción que se debe tomar. Muchos estarán de acuerdo en que la sabiduría es un bien muy valioso, pero ¿cómo adquirirla? En Proverbios 9.10, aprendemos que podemos comenzar a encontrar la sabiduría por medio del temor a Dios (respeto y honor). Por lo tanto, la sabiduría es el resultado de conocer y confiar en Dios, no un simple medio de encontrarlo. Conocer a Dios nos llevará a comprender y a difundir este conocimiento entre los demás.
8.10 Este versículo probablemente se refiere a cómo nos olvidamos rápidamente de la maldad realizada por algunas personas después de que estas mueren. Al regresar del cementerio les alabamos en la misma ciudad donde cometieron sus maldades.
8.11 Si Dios no nos castiga en forma inmediata cuando pecamos, no debemos suponer que no le importa o que el pecado no tiene consecuencias. Sin embargo, resulta mucho más fácil pecar cuando no sentimos las consecuencias de inmediato. Cuando un niño hace algo malo y no lo descubren, le es mucho más fácil repetir la acción. Pero Dios sabe todo lo malo que hacemos, y algún día tendremos que responder por todo lo que hemos hecho (12.14).
8.15 Salomón recuerda el remedio para las preguntas sin respuesta de la vida. Recomienda gozo y contentamiento en el peregrinaje de la vida. Debemos aceptar cada día con su medida diaria de trabajo, comida y placer. Aprendamos a disfrutar lo que Dios nos ha dado para refrescarnos y fortalecernos a fin de que continuemos su obra.
8.16,17 Aun si tuviera acceso a toda la sabiduría del mundo, el hombre más sabio sabría muy poco. No hay nadie que pueda comprender completamente a Dios y todo lo que Él ha hecho. En la vida siempre habrá muchas más preguntas que respuestas. Pero lo desconocido no debería ensombrecer nuestro gozo, nuestra fe ni nuestro trabajo porque sabemos que alguien mucho mayor que nosotros lleva las riendas y podemos confiar en Él. No permita que lo que no conoce del futuro destruya el gozo que Dios quiere darle hoy.
Capítulo 9
9.2 «Todo acontece de la misma manera a todos» significa que todos moriremos.
9.5,10 Cuando Salomón dice que los muertos no saben nada y que no hay trabajo, ni planificación, ni conocimiento, ni entendimiento en la muerte, no está contrastando la vida con la vida después de la muerte, sino la vida con la muerte. Una vez que usted muere, no puede cambiar lo que ha hecho. La resurrección a una nueva vida después de la muerte era un concepto vago para los creyentes en la época del Antiguo Testamento. Sólo quedó claro después de que Jesús se levantó de los muertos.
9.7-10 Considerando las incertidumbres del futuro y la certeza de la muerte, Salomón recomienda disfrutar la vida como un regalo de Dios. Quizá pudo haber estado criticando a quienes posponen todos los placeres por acumular riquezas. Salomón pregunta: «¿De qué valen las riquezas?» Es importante disfrutar de los regalos de Dios mientras podamos, porque el futuro es muy incierto.
9.8 Se usaban ropas blancas y ungüento en la cabeza en señal de felicidad y celebración.
9.9 Salomón también escribió un proverbio acerca del matrimonio. «El que halla esposa, halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová» (Proverbios 18.22). Qué triste es estar casado y no apreciar ni disfrutar el gozo y el compañerismo que Dios nos ha dado.
9.10, 11 No es difícil pensar en casos donde el más rápido o el más fuerte no gana, el sabio pasa hambre y los inteligentes no son recompensados con riqueza ni honor. Cuando se ven casos así, la gente dice que la vida es injusta, y tienen razón. El mundo es finito y el pecado ha torcido la vida, haciendo de ella todo lo contrario a lo que es el propósito de Dios. Salomón está tratando de reducir nuestras expectativas. El libro de Proverbios enfatiza cómo sería la vida si todos actuáramos con justicia. Eclesiastés explica lo que sucede a menudo en nuestro mundo imperfecto y pecaminoso. Debemos mantener nuestra perspectiva. No deje que las injusticias de la vida le impidan realizar un trabajo serio y dedicado. Nosotros servimos a Dios, no a la gente (véase Colosenses 3.23).
9.13-18 Nuestra sociedad sitúa la riqueza, la belleza física y el éxito por encima de la sabiduría. Sin embargo, la sabiduría es un bien mayor que la fortaleza, a pesar de que con frecuencia las masas no lo reconocen. Aun cuando es más efectiva, no siempre se escucha a la sabiduría, y los sabios con frecuencia pasan desapercibidos. De esta parábola podemos aprender a ser receptivos a la sabiduría, no importa de quien venga.
COMENTARIO DE LA PALABRA PARA HOY 19 DE Septiembre, 2°Corintios 11: 1 - 15
Capítulo 11
11.1 Pablo les pidió a los corintios que le soportaran «un poco de locura». En otras palabras, se sentía tonto enumerando sus credenciales como predicador del evangelio (11.16–21). Pero pensó que debía hacerlo a fin de silenciar a los falsos maestros (11.3).
11.2 Pablo ansiaba que el amor de la iglesia fuera sólo para Cristo, así como una virgen pura afirma su amor a un solo hombre. Por «virgen» él entiende a una persona que no ha sido afectada por las falsas doctrinas.
11.3 La devoción simple y pura de los corintios a Cristo era amenazada por la enseñanza falsa. Pablo no quería que los creyentes perdieran su amor por Cristo. Mantener a Cristo en el primer lugar de nuestras vidas puede ser muy dificultoso cuando tenemos muchas distracciones que amenazan desviar nuestra fe. Así como Eva perdió su rumbo por escuchar a la serpiente, nosotros también podemos perder el nuestro al permitir que nuestras vidas estén saturadas y confundidas. ¿Hay algo que está debilitando su compromiso de mantener a Cristo en el primer lugar en su vida? ¿Cómo puede librarse de las distracciones que amenazan su devoción a Él?
11.3, 4 Los creyentes en Corinto aceptaron más la adulación, los mensajes que aparentaban ser buenos y que parecían tener sentido. Hoy hay muchas enseñanzas falsas que parecen sensatas. No las acepte simplemente porque parezcan tener autoridad o digan cosas que a usted le agrada oír. Investigue en la Biblia y compare las palabras de la gente a la luz de la Palabra de Dios. La Biblia debe ser su guía de autoridad. No escuche a ningún predicador autoritario que contradiga la Palabra de Dios.
11.4 Los falsos maestros distorsionaban la verdad acerca de Cristo y terminaban predicando a un Cristo, a un Espíritu y un camino de salvación diferentes. Como la Biblia es la Palabra infalible de Dios, aquellos que enseñan algo distinto a lo que ella dice están errados y extraviados.
11.5 Pablo decía que esos maravillosos maestros («grandes apóstoles») no eran mejores que él. Podrían ser más elocuentes, pero hablaban mentiras y eran siervos de Satanás.
11.6 Pablo, un pensador brillante, pudo no haber sido un predicador encantador. Aunque su ministerio fue efectivo (véase Hechos 17), no recibió entrenamiento en las escuelas griegas de oratoria ni en el arte de hablar, como muchos de los falsos maestros posiblemente lo hicieron. Pablo creyó en una presentación simple del evangelio (véase 1 Corintios 1.17), y algunas personas creían que era muy sencillo. Por eso, sus exposiciones fueron usadas, frecuentemente, en contra suya por los falsos maestros. En toda nuestra predicación y enseñanza, debemos asegurarnos de que el contenido sea más importante que la presentación. Una presentación simple y clara que ayude a los oyentes a comprender, sin lugar a duda, es de gran valor.
11.7 Los corintios pudieron pensar que podían juzgar a los predicadores por la cantidad de dinero que demandaban. Un buen predicador podría solicitar una suma considerable, uno honesto podría ser más económico y uno malo podría ofrecer sus servicios gratuitamente. Los falsos maestros pudieron haber argumentado que como Pablo no pedía pago por su predicación, debía ser un aprendiz, con poca autoridad o competencia. Los creyentes deben cuidarse de no pensar que cada predicador famoso, que demanda grandes honorarios es superior en explicar y aplicar la Palabra de Dios.
11.7–12 Pablo pudo haber pedido apoyo financiero a la iglesia de Corinto. Jesús mismo enseñó que aquellos que ministran a Dios deben ser sostenidos por la gente a la cual ministran (Mateo 10.10). Pero Pablo pensó que pedir en la iglesia de Corinto podía ser mal interpretado. Habían muchos falsos maestros que esperaban ganar buenos ingresos por predicar (2.17) y Pablo podía parecer uno de ellos. Por eso se apartó completamente de esos falsos maestros a fin de silenciar a aquellos que se atribuían hacer la obra de Dios.
11.14, 15 Un escrito judío (el Apocalipsis de Moisés) dice que en la historia de la tentación de Eva, Satanás se disfrazó de ángel. Pablo pudo estar pensando en esta historia o referirse a una de las típicas estratagemas de Satanás. En cualquier caso, nada pudo ser más falso que Satanás, el príncipe de las tinieblas (Efesios 6.12; Colosenses 1.13) pretendiera representar la luz. De igual manera, cuando los falsos maestros afirmaban representar a Cristo, mentían desvergonzadamente.
11.14, 15 Satanás y sus siervos pueden engañarnos presentando una apariencia atractiva y moral. Mucha gente ingenua sigue enseñanzas sutiles que citan la Biblia y luego inducen a cultos que alienan, que apartan de la familia y que practican la inmoralidad y el engaño. No se deje estafar por la apariencia. Nuestras impresiones no son el único indicador confiable para deducir quién es o no es un seguidor verdadero de Cristo; lo siguiente nos ayuda hacernos algunas preguntas: (1) ¿Confirman sus enseñanzas las Escrituras (Hechos 17.11)? (2) ¿Afirman y proclaman sus maestros que Jesucristo es Dios y que vino al mundo como hombre para salvar a la gente de sus pecados (1 Juan 4.1–3)? (3) ¿Es su forma de vida coherente con la moralidad bíblica (Mateo 12.33–37)? Comentarios de la Biblia del Diario Vivir. Rv 1960
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