Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA EN EL A.T.  PARA HOY 13 DE Julio. Salmo 10, 11, 12

SALMO 10

Plegaria pidiendo la destrucción de los malvados

1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,

Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;

Será atrapado en los artificios que ha ideado.

3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma,

Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;

No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;

Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;

A todos sus adversarios desprecia.

6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;

Nunca me alcanzará el infortunio.

7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;

Debajo de su lengua hay vejación y maldad.

8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;

En escondrijos mata al inocente.

Sus ojos están acechando al desvalido;

9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva;

Acecha para arrebatar al pobre;

Arrebata al pobre trayéndolo a su red.

10 Se encoge, se agacha,

Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.

11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;

Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.

12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;

No te olvides de los pobres.

13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios?

En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano;

A ti se acoge el desvalido;

Tú eres el amparo del huérfano.

15 Quebranta tú el brazo del inicuo,

Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna.

16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;

De su tierra han perecido las naciones.

17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;

Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,

18 Para juzgar al huérfano y al oprimido,

A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

SALMO 11

El refugio del justo

Al músico principal. Salmo de David.

1 En Jehová he confiado;

¿Cómo decís a mi alma,

Que escape al monte cual ave?

2 Porque he aquí, los malos tienden el arco,

Disponen sus saetas sobre la cuerda,

Para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

3 Si fueren destruidos los fundamentos,

¿Qué ha de hacer el justo?

4 Jehová está en su santo templo;

Jehová tiene en el cielo su trono;

Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

5 Jehová prueba al justo;

Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.

6 Sobre los malos hará llover calamidades;

Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.

7 Porque Jehová es justo, y ama la justicia;

El hombre recto mirará su rostro.

SALMO 12

Oración pidiendo ayuda contra los malos

Al músico principal; sobre Seminit. Salmo de David.

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;

Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

2 Habla mentira cada uno con su prójimo;

Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

3 Jehová destruirá todos los labios lisonjeros,

Y la lengua que habla jactanciosamente;

4 A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos;

Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?

5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos,

Ahora me levantaré, dice Jehová;

Pondré en salvo al que por ello suspira.

6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,

Como plata refinada en horno de tierra,

Purificada siete veces.

7 Tú, Jehová, los guardarás;

De esta generación los preservarás para siempre.

8 Cercando andan los malos,

Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.


LECTURA DE LA PALABRA EN EL N.T.  PARA HOY 13 DE Julio. Hechos 17: 16 –  34.

Pablo en Atenas

16Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 18Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21(Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

22Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. 24El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. 26Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; 27para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. 28Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. 29Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

32Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. 33Y así Pablo salió de en medio de ellos. 34Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. Amen. Rv 1960.


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