Jaime Anacona Cuellar

 LECTURA DE LA PALABRA EN EL A.T.  PARA HOY 18 DE Julio. Salmo 25, 26, 27.

SALMO 25

David implora dirección, perdón y protección

Salmo de David.

1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.

2 Dios mío, en ti confío;

No sea yo avergonzado,

No se alegren de mí mis enemigos.

3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;

Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;

Enséñame tus sendas.

5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,

Porque tú eres el Dios de mi salvación;

En ti he esperado todo el día.

6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,

Que son perpetuas.

7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;

Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,

Por tu bondad, oh Jehová.

8 Bueno y recto es Jehová;

Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

9 Encaminará a los humildes por el juicio,

Y enseñará a los mansos su carrera.

10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,

Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,

Perdonarás también mi pecado, que es grande.

12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?

El le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Gozará él de bienestar,

Y su descendencia heredará la tierra.

14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,

Y a ellos hará conocer su pacto.

15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,

Porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame, y ten misericordia de mí,

Porque estoy solo y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;

Sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mi trabajo,

Y perdona todos mis pecados.

19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,

Y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma, y líbrame;

No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

21 Integridad y rectitud me guarden,

Porque en ti he esperado.

22 Redime, oh Dios, a Israel

De todas sus angustias.

SALMO 26

Declaración de integridad

Salmo de David.

1 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;

He confiado asimismo en Jehová sin titubear.

2 Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;

Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.

3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos,

Y ando en tu verdad.

4 No me he sentado con hombres hipócritas,

Ni entré con los que andan simuladamente.

5 Aborrecí la reunión de los malignos,

Y con los impíos nunca me senté.

6 Lavaré en inocencia mis manos,

Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,

7 Para exclamar con voz de acción de gracias,

Y para contar todas tus maravillas.

8 Jehová, la habitación de tu casa he amado,

Y el lugar de la morada de tu gloria.

9 No arrebates con los pecadores mi alma,

Ni mi vida con hombres sanguinarios,

10 En cuyas manos está el mal,

Y su diestra está llena de sobornos.

11 Mas yo andaré en mi integridad;

Redímeme, y ten misericordia de mí.

12 Mi pie ha estado en rectitud;

En las congregaciones bendeciré a Jehová.

SALMO 27

Jehová es mi luz y mi salvación

Salmo de David.

1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?

Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,

Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.

3 Aunque un ejército acampe contra mí,

No temerá mi corazón;

Aunque contra mí se levante guerra,

Yo estaré confiado.

4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;

Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,

Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;

Me ocultará en lo reservado de su morada;

Sobre una roca me pondrá en alto.

6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,

Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;

Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;

Ten misericordia de mí, y respóndeme.

8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.

Tu rostro buscaré, oh Jehová;

9 No escondas tu rostro de mí.

No apartes con ira a tu siervo;

Mi ayuda has sido.

No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.

10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,

Con todo, Jehová me recogerá.

11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,

Y guíame por senda de rectitud

A causa de mis enemigos.

12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos;

Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.

13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová

En la tierra de los vivientes.

14 Aguarda a Jehová;

Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;

Sí, espera a Jehová.


LECTURA DE LA PALABRA EN EL N.T.  PARA HOY 18 DE Julio. Hechos 20: 17 – 38.

Discurso de despedida de Pablo en Mileto

17Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 18Cuando vinieron a él, les dijo: 

Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, 19sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 20y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, 21testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. 22Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; 23salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. 24Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. 25Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 27porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. 28Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. 29Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. 32Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. 33Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. 34Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. 35En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

36Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. 37Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco. Amen. RVR


No hay comentarios:

Publicar un comentario